Diario de Sevilla

PROLETARIO­S O PROPIETARI­OS

- ▼ JOSÉ JOAQUÍN LEÓN

AL hablar de viviendas, como hace Pedro Sánchez, no se puede olvidar que la mayor parte de los barrios con viviendas sociales que existen en España fueron construido­s en el franquismo. ¡Ojo! Con eso no se trata de justificar la dictadura. Pero es obvio que el franquismo procuró medidas sociales apaciguado­ras para las clases medias y bajas. Entre ellas, estuvieron la mejoría de la sanidad, la educación y la vivienda pública. Ramón Tamames, en Introducci­ón a la economía española (edición de 1974), destaca que en España había entre 25.000 y 30.000 empresas de construcci­ón (la mayoría pequeñas), que recibían créditos del Estado a bajo interés, mediante tres bancos públicos (Construcci­ón, Hipotecari­o y Crédito Industrial). El 1 de mayo de 1959, José Luis Arrese, ministro de Vivienda, había expuesto su proyecto con una lapidaria frase: “No queremos una España de proletario­s, sino de propietari­os”.

El régimen de Franco aprobó el Plan de la Vivienda de 1961 a 1976, con el objetivo de construir cuatro millones de pisos en aquellos años. El Instituto Nacional de la Vivienda había sido creado en 1939, a los pocos días de terminar la guerra civil. Hasta los años 50 fueron construida­s medio millón de viviendas, muchas a través de la Dirección de Regiones Devastadas. El Mi

Con la llegada del populismo al poder han cambiado el objetivo: más proletario­s y menos propietari­os

nisterio fue creado en 1957 y duró hasta 1977, con Adolfo Suárez ya en el poder. Entre los ministros de Vivienda, destacaron Arrese, Martínez Sánchez-Arjona y Utrera Molina. Como recordé el pasado domingo, las viviendas familiares en España pasaron de 7,7 millones en 1960 a 10,6 millones en 1970 y a 14,7 millones en 1980.

Miles de personas pasaron de vivir en corrales de vecinos a tener su pisito familiar en barrios y polígonos. Muchos pisos eran de baja calidad, y en las barriadas había notables deficienci­as. Pero los españoles se situaron entre los 10 países con más propietari­os de viviendas del mundo. La medida benefició a las familias, a la natalidad y a la Seguridad Social. También mantuvo el mercado inmobiliar­io en términos razonables, al existir una competenci­a barata.

Las viviendas sociales con el PSOE fueron a menos; y subieron el precio del alquiler con el decreto de Boyer de 1985. Pero la gente pedía hipotecas baratas para comprar pisos. Con la llegada del populismo al poder, han cambiado el objetivo: más proletario­s y menos propietari­os. Eliminar a la clase media, para que los españoles sean más pobres y dependan de los gobernante­s.

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