Diario de Sevilla

Vinícius y Rodrygo fueron la espoleta y el verdugo

Los atacantes brasileños estuvieron muy por encima ● del resto de sus compañeros y la afición lo reconoció

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Lo corrió todo, dribló, provocó tarjetas, estuvo en todas y, de ellas, en las dos jugadas con las que su compatriot­a Rodr ygo Goes logró los dos goles con los que el Real Madrid ganó su vigésimo título de la Copa del Rey ante Osasuna en el estadio de La Cartuja de Sevilla.

Tardó muy poco el punta de San Gonzalo en presentar sus credencial­es, apenas dos minutos para decir aquí estoy yo y erigirse en el nombre propio de la primera parte, una auténtica pesadilla para la zaga osasunista desde que se marcó el lujo que sirvió para el primer gol madridista que parecía iba a ponerle en franquía su vigésimo título copero y el primero desde el que logró en 2014.

“Vini, Vini, Vini” coreaba el Fondo Norte donde estaba ubicada la afición madridista frente al ánimo que nunca decayó de la osasunista, alimentado además por ocasiones como la del marroquí Adbe sacada sobre la raya por el lateral Carvajal y que anunciaba que los de Joseba Arrasate iban a dar guerra.

Y ya en el descanso, hubo una declaració­n de principios con el “Osasuna no se rinde” que, afición y jugadores, se tomaron al pie de la letra y que se tradujo en el gol de Torró en el minuto 57 que iba a darle la vuelta a todos los planteamie­ntos y pronóstico­s, una espoleta como la salida del ídolo Chimy Ávila.

Pero no había empezado a sudar el argentino cuando el que cogió galones otra vez fue el omnipresen­te Vinícius y su socio Rodrygo, quien puso sordina a los ímpetus de los de Arrasate pese el “a por ellos” con el que eran empujados por su afición, inasequibl­e al desaliento pese a las arremetida­s de los de Carlo Ancelotti.

Luka Modric recibió el premio de su técnico cuando lo sacó en el minuto 82 recién recuperado de una lesión muscular para recibir, además, el homenaje del madridismo, que ya a esas altu

Modric entró en el minuto 82 y también recibió el homenaje del madridismo

ras alternaba el “Vini, Vini” con el “Rodry, Rodry” como perfecto socio de su espoleta en la final en la que volvió ser campeón de Copa desde 2014.

La otra cara fue la de la afición osasunista en su segunda decepción copera después de la sufrida en 2005 en el Vicente Calderón ante el Betis, que nunca se rindió y que acalló los olés con los que la afición del Real Madrid terminó un partido con el nombre propio de Vinicius, como espoleta, y Rodrygo, como verdugo. El martes les aguarda el City. Será otra historia.

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Vinícius acude a celebrar con Rodrygo el segundo y definitivo de sus goles en la final de La Cartuja.

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