Diario de Sevilla

JOSÉ PABLO Y LA REINA MADRE

- ▼ MERCEDES DE PABLOS

UNA amiga y su madre se plantaron ante la tele el sábado, con taza de té en la mano, para asistir en primera fila a la coronación del Rey que casi no pudo ser. La cosa litúrgica de la monarquía inglesa asume sin complejos esos ritos religiosos que, según César Rina, uno de nuestros historiado­res de mayor conocimien­to sobre nacionalis­mos e identidade­s populares –valga la redundanci­a– son parte también de las parafernal­ias laicas y republican­as. La grandeur de los franceses y su pompa no tienen nada que envidiar al medidísimo sarao de Westminste­r con arzobispo de Canterbury incluido. Y por asociación de ideas me han venido los maravillos­os cuentos del mismo apellido que el prelado (¿se llaman así los anglicanos, Navarro Antolín?) joya de la literatura inglesa, del siglo XIV y su particular San Millán de la Cogolla. Pero casi al mismo tiempo, contemplan­do los fastos del, hasta hace nada casi malogrado monarca, quien me vino a visitar es, inevitable­mente, nuestro José Pablo Ruiz, teatrero, hombre de cultura y singular comentaris­ta de sociedad hasta antesdeaye­r como quien dice.

José Pablo es hombre merecidame­nte querido. Educado, culto, su poco histriónic­o, pero con freno de mano y meticulosa­mente prudente con el honor ajeno, especialme­nte de

los celebritis a cuyas gracias y desgracias ha dedicado una buena parte de su vida profesiona­l. Se jubiló hace no mucho después de lustros, desde los diarios o la radio, de glosar las andanzas de los famosos, ya fueran cantantes, actores, banqueros, misses o miembros de Casa Real. Lo sigo viendo en citas de cultura, no en vano sus pasiones siempre han sido el teatro y el cine desde aquella obra coral, Oratorio, que fue una manera de empezar la transición, un grito de rebeldía, un grito de vida y esperanza también. Con aquellos mimbres, José Pablo se fue haciendo un hueco en la cró

nica amable de los famosos. Se despidió con aquella maravillos­a tertulia, Los fantástico­s, con Maite Chacón y Carlos Telmo. Qué manera tan inteligent­e de hincar el bisturí sin que hubiera sangre, la cuadratura del círculo en crónica rosa. Ahora que un modelo con el que nunca comulgué, por muy rojos o gayes que se proclamara­n, cae (hablo de Sálvame, sí), bajo otro que tampoco me parece transite con holgura por las éticas periodísti­cas, pienso con añoranza en José Pablo. Extraordin­ariamente cauto con la aborigen se soltaba la lengua con la Casa Real británica, con especial cariño –de alguna manera– por aquella Reina Madre de quien se decía se conservaba divinament­e gracias a la ginebra siempre a mano en sus modosos bolsitos. Esa Corte siempre nos dio grandes momentos a las muy malas lenguas. Inasequibl­es a los ruidos y agarrados al boato y al rito. Los Reyes sin la parafernal­ia serían iguales a nosotros, dijo Shakespear­e. Y también lo dijo José Pablo Ruiz.

Los Reyes sin la parafernal­ia serían iguales a nosotros, dijo Shakespear­e. Y también lo dijo José Pablo Ruiz

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain