LECTURA SEVILLANA DE ORDINE
EN la introducción a La utilidad de lo inútil. Manifiesto (Acantilado) escribe Nuccio Ordine, cuyo reciente Premio Princesa de Asturias ayer aplaudía aquí, unas palabras que pueden aplicarse al centro histórico de nuestra ciudad, Catedral y Salvador incluidos, sometido al desarrollismo turístico de masas: “La lógica del beneficio mina por la base las instituciones (escuela, universidades, centros de investigación, laboratorios, museos, bibliotecas, archivos) y las disciplinas (humanísticas y científicas) cuyo valor debería coincidir con el saber en sí, independientemente de la capacidad de producir ganancias inmediatas o beneficios prácticos. Es cierto que con mucha frecuencia los museos o los yacimientos arqueológicos pueden ser también fuentes de extraordinarios ingresos. Pero su existencia, contrariamente a lo que algunos querrían hacernos creer, no puede subordinarse al éxito económico”.
Una lectura sevillana sumaría nuestra ciudad, dañada por la torpe y cortoplacista lógica del beneficio de las administraciones incapaces de poner límites a la explotación turística hasta saturar determi
Si esto no es subordinación de la existencia de la Catedral y el Salvador al éxito económico, que venga Dios y lo vea
nadas zonas haciéndolas invivibles para los vecinos, muchos obligados a exiliarse por hartazgo o gentrificación: en los últimos diez años el centro ha perdido un 5,66% de su población, cifra que en el caso de Santa Cruz alcanza el 15%.
En cuanto a lo que Ordine dice de los museos o los yacimientos arqueológicos, aplíquese a la Catedral y al Salvador. Les cuadra como un traje cortado a su medida el aviso de que “su existencia, contrariamente a lo que algunos [pongan nombres] querrían hacernos creer, no puede subordinarse al éxito económico”. Si lo que él advierte se traslada a los templos sevillanos cuyo culto se reduce al mínimo para explotarlos como museos cobra toda su fuerza lo de subordinar su existencia al éxito económico, por mucho que se justifique con restauraciones o ayudas a otras parroquias. La Catedral siquiera conserva siete misas diarias: una en la Virgen de la Antigua, una en la Capilla Mayor y cuatro en la Capilla Real, salvaguardada de la visita cultural mientras en el resto, como se avisa en su web, el “horario de apertura solo para culto” se restringe de 8:00 a 10:30. El Salvador dedica ocho horas a la visita cultural y solo una, con una única misa, al culto. Si esto no es subordinación de su existencia al éxito económico, que venga Dios y lo vea.