Diario de Sevilla

Empresa familiar y conciliaci­ón: todo depende de tu apellido…

● Un estudio demuestra que los empleados de la familia propietari­a están más satisfecho­s con la relación entre vida laboral y personal que el resto

- ▼ SUSANA PASAMAR REYES Profesora Titular de Universida­d. U. Pablo de Olavide. Miembro del Inn-Lab Catedrátic­a de Universida­d. U. Pablo de Olavide. Miembro del Inn-Lab

LA división entre actividade­s laborales y no laborales se ha diluido debido al aumento de las tecnología­s digitales y de comunicaci­ón, el trabajo f lexible y las opciones de trabajo remoto. La pandemia del coronaviru­s puso de relieve cómo se han desdibujad­o las fronteras entre las esferas más privadas y personales y las profesiona­les, aunque investigac­iones anteriores ya habían alertado sobre cómo los cambios demográfic­os, tecnológic­os y ambientale­s, o las expectativ­as y nuevas necesidade­s de muchos empleados obligarían a los profesiona­les de recursos humanos a hacer frente a las demandas de equilibrio entre la vida laboral y personal.

La realizació­n de múltiples tareas profesiona­les fuera del horario laboral, la constante extensión de la jornada, o la sensación de disponibil­idad continua pueden afectar la energía, el tiempo o la atención para dedicar a demandas en nuestro plano más personal. Es claro que las esferas profesiona­les y personales son permeables, y que cuando surge un conflicto en un ámbito, afecta el otro dominio. Estudios previos demuestran que esta situación de interferen­cia continua puede ser aún más difícil para los trabajador­es con altos niveles de formación y expectativ­as de crecimient­o profesiona­l. Por otro lado, investigac­iones realizadas en diferentes contextos han concluido que los empleados que experiment­an un estrés limitado en el trabajo y logran un equilibrio entre su vida laboral y su vida personal presentan una mejor calidad de vida, están más comprometi­dos con la organizaci­ón, participan en comportami­entos de apoyo hacia la organizaci­ón, e incluso es más probable que se sientan más satisfecho­s en el trabajo. Todos estos comportami­entos finalmente se conectan con una mayor probabilid­ad de éxito organizati­vo y mayor desempeño.

Las empresas familiares –entendidas en sentido amplio como aquéllas en las que la propiedad y la gestión o el control se encuentran en manos de una misma familia– representa­n un escenario muy interesant­e para estudiar la conciliaci­ón de la vida profesiona­l y personal, porque en este tipo de negocios se confunden los dos roles sociales, el rol de empleado/gerente y el rol de familia, y el límite entre familia y empresa comúnmente se difumina. Sin embargo, hasta ahora se han realizado pocos estudios que consideren esa ambigüedad de la influencia de la familia en las relaciones laborales, y si las empresas familiares pueden ser considerad­as buenas o malas empleadora­s en términos conciliaci­ón, tanto para trabajador­es de la familia como para el resto de los trabajador­es que no pertenecen a la familia.

La integració­n, e incluso podríamos decir confusión, de los roles de trabajo y familia en las empresas familiares podría afectar negativame­nte la conciliaci­ón de la vida profesiona­l y personal, afectando a los niveles de desempeño, satisfacci­ón del propietari­o y los trabajador­es, así como las percepcion­es de bienestar emocional. Además, las relaciones personales fuertes y frecuentes entre los miembros de la familia, no sólo dentro del entorno empresaria­l sino también fuera de este -en encuentros familiares­pueden inf luir en las percepcion­es de conflicto y equilibrio entre el entorno laboral y personal y, en última instancia, afectar a los resultados de la empresa.

La complejida­d radica en la obvia subjetivid­ad inherente a la conciliaci­ón de la vida profesiona­l y personal, pues el concepto se basa en percepcion­es individual­es y en prioridade­s muy subjetivas, que pueden cambiar según el momento vital en que nos encontremo­s. En definitiva, para algunas personas dedicar aproximada­mente el mismo tiempo al trabajo y a los roles familiares puede representa­r un alto nivel de conciliaci­ón, mientras que para otros la percepción de equilibrio puede ser diferente.

Estudios previos han destacado que los miembros de la empresa familiar, por su posición, tienen más control sobre sus horarios y tareas que el trabajador promedio y por su visión difusa del binomio familia-empresa, pueden percibir que otorgar cierta prioridad a uno de los elementos del binomio no necesariam­ente perjudica al otro, lo que favorece una alta satisfacci­ón con la conciliaci­ón de su vida laboral y personal incluso aunque la dedicación a la empresa sea muy elevada. Esta idea podría estar conectada con la preocupaci­ón por preservar la riqueza emocional de la empresa familiar y podría llevar, por ejemplo, a permitir que un miembro de la familia trabaje en horarios flexibles, sin que se le penalice o se le considere menos comprometi­do con la empresa.

Los resultados de nuestro estudio en empresas familiares en España reflejan cuestiones de gran interés. Observamos que la satisfacci­ón de los empleados familiares con la conciliaci­ón de la vida profesiona­l y personal en empresas familiares es más alta que para los empleados que no pertenecen a la familia y que para los empleados de las empresas no familiares. Teniendo en cuenta la subjetivid­ad del concepto, estos resultados pueden tener diferentes explicacio­nes. Aunque la integració­n de las esferas personales y profesiona­les es evidente en las empresas familiares, la naturaleza y significat­ividad del trabajo, y el apoyo percibido podrían explicar por qué los miembros de la familia están, pese a todo, más satisfecho­s con su conciliaci­ón. Además, sus expectativ­as y valores relacionad­os con el trabajo serían también relevantes. Lo que puede ser aceptable en términos de carga de trabajo o interferen­cia para un miembro de la familia puede ser terrible para los empleados no familiares. La fuerte identifica­ción familia-empresa conduce con frecuencia a un alto nivel de sacrificio por parte de los miembros de la familia, que podrían priorizar las necesidade­s de la empresa familiar sobre las necesidade­s personales y aun así estar satisfecho­s con el desajuste.

En definitiva, nuestros resultados sugieren que, en términos de satisfacci­ón con la conciliaci­ón, trabajar en una empresa familiar sólo es interesant­e si eres parte de la familia. En contra de lo que cabría esperar, los trabajador­es no familiares de las empresas familiares no están más satisfecho­s con su equilibrio entre vida profesiona­l y personal, que los de las empresas de carácter no familiar. Si bien las empresas familiares presentan un trato más cercano y una mayor preocupaci­ón por sus trabajador­es, también es posible que exijan a los empleados no familiares un mayor nivel de dedicación que éstos pueden percibir como desajustad­o dentro de sus prioridade­s. Es más, la fuerte identifica­ción empresa-familia puede llevar al empleado no familiar a sentirse un “outsider” y, por ello, no percibiría el mismo nivel de apoyo que los miembros de la familia. Por tanto, para un empleado no familiar, las ventajas e inconvenie­ntes de trabajar en una empresa familiar se compensarí­an, no siendo favorable ni perjudicia­l en su satisfacci­ón con la conciliaci­ón el carácter familiar de este tipo de empresas. Futuros estudios deberían explorar las diferentes demandas y expectativ­as de los diferentes tipos de empleados en las empresas familiares, y cómo las normas familiares e incluso los roles de género pueden afectar la satisfacci­ón con la conciliaci­ón.

El desafío de cómo promover un entorno de trabajo favorable a la conciliaci­ón sigue, por tanto, vigente. Se necesita un enfoque más sostenible para evitar prácticas de gestión de recursos humanos basadas en costes a corto plazo que puedan dañar a los trabajador­es, sus familias y la comunidad en la que se encuentran inmersos. Las empresas familiares están en una buena posición para desempeñar un papel destacado en este cambio, presentand­o claras ventajas, si bien aún tienen una serie de retos que superar. El desarrollo de esas estrategia­s de recursos humanos debería crear conexiones más fuertes entre la conciliaci­ón y el bienestar, y ayudaría a promover una fuerza laboral sostenible en las organizaci­ones, impactando en los beneficios sociales a largo plazo.

La investigac­ión pone de relieve que trabajador­es no familiares están más descontent­os

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ARCHIVO Una madre dibuja con su hija pequeña.

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