IMÁGENES DEL ESTADO DE LOS ARROZALES
Con la sequía que nos azota los arrozales de la Marisma, que generaban al año el 42% de la producción nacional, no existen literalmente. Lo hemos podido comprobar en Isla Mayor, uno de los principales enclaves arroceros de Sevilla junto con La Puebla del Río e Isla Mínima, situados en la llamada margen derecha del Guadalquivir donde se cultivan 24.000 de las 36.500 hectáreas dedicadas al arroz.
La tierra arcillosa está seca y cuarteada con surcos profundos que dan miedo. Sin lluvias no hay arroz ni cangrejos rojos que pescar. Este año solo han podido cultivar un 2% de las 36.500 hectáreas destinadas a los arrozales de la Marisma: esos casos corresponden a los propietarios que tienen pozo y se han arriesgado a inundar unas pocas tablas donde cultivar el arroz, explica el sector. Una de esas pocas parcelas con pozo cultivadas de arroz se localiza frente a la Venta del Cruce.
En los últimos años la ausencia de lluvias obliga a los arroceros a dejar sin cultivar parte de sus tierras: sembraron un 50% en 2021 y el resto quedó en barbecho, y en 2022 tuvieron que renunciar a más: dejar un 70% en barbecho y cultivar un 30%, explica Eduardo Vera, gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla.
Sin arroz no hay cangrejo. La industria del cangrejo rojo también se ha paralizado, aunque el crustáceo sobrevive por ahora en estas condiciones a una profundidad de 40 ó 50 centímetros bajo este secarral. Ahí permanece enterrado en un estado de hibernación en el que puede mantenerse entre seis y ocho años, explica Eduardo Vera, gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla. “El poco o mucho cangrejo que haya en las parcelas veremos a ver si va a aguantar”, comenta el alcalde, Juan Molero Gracia (PSOE).
Sin cangrejo rojo, la rica avifauna que habitaba en las zonas inundadas de este cultivo (cigüeñas, espátulas, gansos) ha emigrado y puede observarse únicamente en unas pocas charcas de agua que quedan en algunos canales al borde de la carretera camino de Isla Mayor. “Desde que no sembramos arroz, la avifauna se ha reducido más de la mitad, y se nota sobre todo desde hace tres años”, avisa Eduardo Vera.
El problema de la falta de agua viene de más atrás, sobre todo desde 2019. El sector lleva cinco años sufriendo los efectos de la escasez de agua dulce. Primero fueron las plagas de la chinche verde o pudenta y de pedicularia en 2018, a las que no pueden combatir con insecticidas al estar en Doñana. Luego las miles de pérdidas por la entrada de más agua salada en el estuario en 2019 y 2020, lo que se conoce como el avance del tapón salino. Este tapón llegaba antes a los Lucios del Coto, pero actualmente se localiza más cerca del arroz, a la altura de la Veta la Palma.
La margen derecha se nutre sobre todo de las mareas del estuario. En la otra margen, la izquierda, se cultiva menos arroz, de 12.000 a 13.000 hectáreas, dependiendo del año y los campos tienen menos problemas de salinidad porque no juegan con repuestos, bares... La tristeza se ha instalado en Isla Mayor, que parece un pueblo muerto. No hay ambiente en los bares ni en las calles, lamenta el alcalde, Juan Molero Gracia. Hay vecinos que se llevan todo el año fuera porque en el pueblo no hay nada. Tampoco hay turismo.
El regidor municipal destaca el éxodo de población que genera esta inactividad forzada por la sequía. “La campaña del arroz
Alcalde de Isla Mayor
La tristeza se ha instalado en Isla Mayor. No hay ambiente en bares ni calles”