Diario de Sevilla

La madre de todas las derechas

28M ● Dos hermanos son los candidatos de PP y Vox en la localidad gaditana de Alcalá de los Gazules, laboratori­o de muchas tendencias

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EN Alcalá de los Gazules, en Cádiz, donde renació buena parte del PSOE andaluz, se ha producido un hermanamie­nto de las derechas. El PP presenta como candidato a la Alcaldía a Manuel Morales Trujillo. Vox, a Miguel Ángel Morales Trujillo. Son hermanos, y la gente pregunta en el pueblo a su madre a cuál de ellos va a votar. Maribel, que es inteligent­e, no responde. El alcalde socialista es Javier Pizarro, hijo de Luis Pizarro, ex consejero de la Junta y ex segundo hombre del PSOE en Andalucía, detrás de Manuel Chaves. El PP ya gobernó durante un mandato este municipio de la Janda, en coalición con Izquierda Unida. En las autonómica­s de 2022, las de junio, Juanma Moreno ganó las elecciones aquí, seguido del PSOE y, después, de Vox.

En Marinaleda, en Sevilla, no hay asomo de esta pluralidad, el alcalde Juan Manuel Sánchez Gordillo, que ya se retira, la ha gobernado como un islote revolucion­ario, una pequeña Venezuela donde es muy complicado ser oposición. Es cierto, más allá del romanticis­mo de los jornaleros que ocupaban fincas, este pueblo es un municipio ausente de libertades políticas. Por eso fue Vox el viernes pasado, las tortas estaban aseguradas. El líder de Vox en Cádiz, Manuel Gavira, abrió la campaña de las autonómica­s en Alcalá de los Gazules, y no ocurrió nada; eso sí, el partido de Abascal quedó tercero.

El viejo esquema de partidos en España, el que surgió después de la Transición, se vino abajo en las elecciones municipale­s de 2015, pero aquellas nuevas siglas, las de

Podemos y Ciudadanos, se han agotado porque no actuaron como liquidador­es de la polarizaci­ón. Lejos de ser trasversal­es, de pactar con unos y otros, se negaron a gobernar con el contrario, como ocurrió con Albert Rivera al respecto de Pedro Sánchez, o se radicaliza­ron, como Podemos, hasta situarse en la extrema izquierda. En estas municipale­s de 2023 volvemos a un esquema clásico, PSOE y PP como líderes competidor­es, con las izquierdas unidas y Vox como apoyos minoritari­os, dos bloques.

El PP siempre lo pasó mal en las municipale­s, a diferencia de los socialista­s no tuvo un socio natural como lo tiene ahora. Cuenta el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, que está dispuesto a respetar al partido más votado en las municipale­s siempre que Pedro Sánchez se comprometa a hacer lo mismo en las generales, porque supone que las ganará por número de votos. Desde que Juanma Moreno gobernó en Andalucía con los peores datos del PP en la historia autonómica, su partido carece de credibilid­ad para realizar más propuestas de este tipo.

Verán, los concejales que salgan de las elecciones del 28 de mayo están obligados a llegar a acuerdos, con sus pares o con el contrario, no hay otra posibilida­d si ningún partido obtiene la mayoría absoluta. La ley electoral es así, en caso de que ninguno alcance esa proporción mágica de la mitad más uno, gobierna el de la lista más votada. Supongamos que PP y Vox suman una mayoría absoluta en su municipio, pero que el PSOE haya sido el más votado: si los ediles voxeros no votan al alcaldable popular, hacen regidor al socialista. O al contrario, los populares convierten en alcalde al socialista. Y lo mismo ocurre con el binomio, o trinomio, de PSOE y las izquierdas unidas o separadas.

De modo que el debate que quiso abrir Alberto Núñez Feijóo no es válido, es viejo, inconsiste­nte y no cabe en esta ocasión. Sí acierta Feijóo, sin embargo, cuando solicita el voto de los anteriores electores socialista­s que no deseen ver más a Bildu como aliado, aunque ese mensaje es el mismo de Vox. Es más, Santiago Abascal llegará a culpar también al PP de haber negociado con los herederos de Batasuna.

Fernando Savater se ha despedido a su modo en la revista Claves, de la que es director y que se deja de publicar. El filósofo vasco, otrora de izquierdas, ha terminado por coincidir con la derecha en que España está en peligro de existencia. En el último número ha invitado a Cayetana Álvarez de Toledo a abundar en el asunto con un artículo revelador que se titula Discurso de investidur­a, que es el que hubiera pronunciad­o Ramón Tamames de haber conservado­r la lucidez. El nacionalis­mo español nunca se fue, y los excesos de los periférico­s han terminado por inflamarlo, y ahí es donde coinciden el PP, Vox y una parte de la antigua progresía.

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EDUARDO SANZ / EP El presidente de Vox, Santiago Abascal.
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