Diario de Sevilla

CUANDO JULIO CÉSAR ENTRÓ EN CAMPAÑA

- ▼ CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@diariodese­villa.es

SE reían algunos cuando Rojas-Marcos sorprendió en la campaña de 1999 con un vídeo en el que aparecía hablando nada menos que con Julio César subido en lo alto de la columna de la Alameda de Hércules, el rey Al-Mutamid, Alfonso X el Sabio, Rodrigo de Triana, Bécquer, Murillo, etcétera. Aquello sí que era inteligenc­ia artificial... Otro día nos prometió una playa artificial. Años después, en la campaña de 2007, Monteseirí­n impactó con el proyecto de derribo de las casas de la calle San Fernando para conseguir la unión paisajísti­ca de los jardines del Alcázar con la Fábrica de Tabacos. Se lió parda, obviamente, pero Alfredo logró centrar el debate en su propuesta y no en las mil polémicas de turno (entre las facturas falsas y los rescoldos del urbanismo bajo sospecha). Hoy no nos sorprende nadie. Quizás la última vez que sonreímos en una campaña fue cuando Zoido prometió un Pompidou en el antiguo mercado de la Puerta de la Carne. Nos provocaba más una sonrisa tierna oír al bueno de Juan Ignacio pronuncian­do el vocablo francés que el proyecto en sí. Todo lo cual, por supuesto, sin olvidar cuando Alfonso Guerra se refirió en la campaña de 2003 a Jaime Raynaud como el señor “Renault” y dijo que el político de PP era “maestrante”. Hace tiempo que nadie nos hace reír, nos sorprende o nos hace pensar. No hay ideas para la ciudad o sencillame­nte no nos creemos nada. La apuesta por el efectismo ha hurtado los debates sobre la infantería municipal (Policía Local, Tussam y Lipasam) y sobre las infraestru­cturas que necesita la capital. Los mítines no nos dicen nada. Los vídeos promociona­les, salvo excepcione­s, son pueriles por simples. Antes se decía que la propaganda eclipsaba la informació­n. Hoy el monstruo banal de las redes sociales se ha zampado cualquier perspectiv­a intelectua­l. Moreno habla a las claras de la necesidad de no avalar las políticas de Sánchez. Oiga, ¿y usted qué opina, señor presidente, de que los sevillanos no tengamos un tren directo entre el aeropuerto y Santa Justa? Tal vez sería interesant­e conocer su opinión al respecto si la tiene. ¿Alguien se atreve a proponer soluciones ante la evidente falta de taxis en determinad­as horas del día, fundamenta­lmente a mediodía y a partir de las 20:30? Da la impresión de que tenemos los mismos barrendero­s y taxistas que antes de la explosión del turismo. ¿Algún plan para mitigar el calor en las aulas? De la ampliación del Bellas Artes hablamos mejor otro día. Nunca imaginamos que echaríamos de menos a Alejandro y sus charlas virtuales con Julio César. ¡Qué nivel! Y seguimos sin Pompidou y sin playa artificial. Y ahora nos obligan a tomar la cerveza en la mesa, ya sea alta o baja, que lo importante es que tenga dos dedos de espuma. Llena ahí.

Hoy añoramos aquel estilo grandilocu­ente de candidatos como Alejandro, la osadía de Alfredo o la acidez de Guerra

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