Diario de Sevilla

Pues sí, Mendilibar es Julio César

● El Sevilla confirma el milagro de transforma­r una temporada que amenazaba ruina gorda en otra que ya es histórica, pase lo que pase en Budapest, gracias a la verdad del viejo zorro vizcaíno

- Eduardo Florido

Massimilia­no Allegri es uno de los técnicos más reputados de Italia. Con el Milan ganó un Scudetto y una Supercopa de Italia. Con la Juventus alcanzó los cinco Scudettos, tres Copas y dos Supercopas de Italia en la etapa hegemónica de la Vecchia Signora hasta 2019. Su cara es conocida para cualquier aficionado del mundo al fútbol. Enfrente estaba José Luis Mendilibar, un hombre de fútbol hecho a base de esfuerzo y sin haber entrenado nunca a un grande de verdad, salvo aquella lejana aventura frustrada en el Athletic. Un hombre que es muy querido en el gremio y que ha encontrado la gloria a los 62 años. Hace apenas dos meses lo llamó Monchi agarrado a él como a un flotador. Hoy es finalista de la Europa League tras haberse cargado al Manchester United y la Juventus, dos transatlán­ticos del fútbol mundial.

Es el milagro de Mendilibar, el Julio César del Sevilla, que vino, vio y venció. Con la misma naturalida­d con que responde a los periodista­s preguntas espinosas sobre su edad, su palmarés o su falsa imagen de técnico de manual gastado, de fútbol directo y poco más... Que les pregunten a Erik ten Hag y a Massimilia­no Allegri por el manual desgastado de Mendilibar...

Cualquiera que no sea del Sevilla debería alegrarse por este triunfo inesperado de Mendilibar. Un hombre cuyas dos últimas aventuras fueron el duro descenso con el Eibar, al que encumbró hasta la Primera División y lo asentó en la élite, y el despido del Alavés poco antes del descenso del equipo babazorro. Dos duras experienci­as para un vizcaíno que ya comió la hiel de verse destituido al poco de empezar como entrenador en el Athletic, allá por la temporada 2005-06, cuando Juande Ramos aún era muy cuestionad­o por el mal inicio del Sevilla que iniciaría, en Eindhoven, la historia a la que ahora le da continuida­d el técnico de Zaldívar.

Veni, vidi, vici... Es lo que dijo ante el Senado romano Julio César, que tuvo que interrumpi­r la guerra civil con Pompeyo para irse hasta el Pongo, allá en la entrada del Mar Negro, para calmar las aguas tormentosa­s y ganar la batalla de Zela. Mendilibar también llegó al Sevilla en plena guerra civil, aunque ya nadie se acuerde de la belicosida­d institucio­nal y de los litigios judiciales entre los máximos accionista­s. Todo eso es polvo gris como el cabello de Mendilibar, nada en la inmensidad de la proeza gigantesca de un Sevilla que, tras la derrota en Getafe y antes de visitar a otro rival directo como el Cádiz, estaba a dos puntos del descenso y tenía con las carnes abiertas a todo el sevillismo, desde José Castro, hasta Monchi pasando por el último socio en apuntarse a la nómina de locos privilegia­dos.

Al sevillismo no le cabía el cuello en la camisa de tanto tragar saliva y sacudirse la nuez. Porque, tras las destitucio­nes de Lopetegui y de Sampaoli, la apuesta por Mendilibar era arriesgada. Pero Monchi acertó de pleno sobre la imagen que podía destilar este entrenador aparenteme­nte de segunda fila que llama a las cosas por su nombre y, también, que hace jugar a sus equipos de forma excelente, auténtica, con verdad en cada lance, con la portería contraria entre ceja y ceja. ¿O acaso no se trata de marcar más goles que el contrario?

Que le pregunten a Allegri y a su fútbol excesivame­nte especulati­vo, como demostró tanto en la ida como en la vuelta. La Juventus apostó por esperar al Sevilla. Incluso en Turín... ¿O acaso es que e ste Sevilla vibrante, vertical, versátil tácticamen­te, combinativ­o en apoyos, firme en ayudas defensivas y coberturas, se ha comido literalmen­te a la Juventus igual que se comió al Manchester United? Los números no engañan y las estadístic­as son impresiona­ntes...

Porque el Sevilla se cargó a la Juve con 63 centros al área, 18 córneres a favor, 30 remates, 11 de ellos a portería, 11 fuera y 8 rechazados por la numantina defensa italiana. Con el 60% de la posesión de balón ante una Juventus cuyo banquillo metía miedo... Ayer, 18 de mayo de 2023, día de la Ascensión por más señas y efeméride del título que el Sevilla ganó a otro gigante europeo como el Liverpool, el club de Nervión, con sus lemas de no rendirse, con su casta y su coraje, con su gente entregada en la apuesta al rojo de vida y pasión, de sangre y fuego hasta la extenuació­n, se clasificó para la séptima final de la UEFA Europa League. ¡Tras remontarle un gol a la Juve! Siete años después de Basilea, esperan Budapest y la Roma de Mourinho para buscar la séptima. Porque ayer, ante el equipo más italiano del Calcio, el general romano fue Mendilibar, el Julio César del Sevilla. Un viejo zorro sin dobleces. Como su fútbol.

 ?? ANTONIO PIZARRO ?? Bryan Gil, el asistente, y Lamela, el ejecutor, corren enfervoriz­ados a celebrar el 2-1, en el minuto 95: todavía quedaban 25 minutos de prórroga incluyendo su angustioso alargue.
ANTONIO PIZARRO Bryan Gil, el asistente, y Lamela, el ejecutor, corren enfervoriz­ados a celebrar el 2-1, en el minuto 95: todavía quedaban 25 minutos de prórroga incluyendo su angustioso alargue.

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