Diario de Sevilla

‘Je suis narcissist­e’: la vanidad en los tiempos del ‘selfie’

● La ópera de Raquel García-Tomás, Premio Nacional de Música, llega al Lope de Vega este fin de semana

- Braulio Ortiz

Clotilde, la protagonis­ta de Je suis narcissist­e, la ópera que se representa este fin de semana en el Lope de Vega (hoy a las 20:00, y mañana a las 19:00), acude al psiquiatra para tratar un problema: está cansada de que todas las personas con las que se topa estén poseídas por una vanidad que les lleva a hablar mucho y a no escuchar nada. La mujer comprobará con desconcier­to que el doctor Giovanni, el especialis­ta en el que ha volcado sus esperanzas, tampoco conoce algo parecido a la humildad. La compositor­a Raquel García-Tomás, la dramaturga Helena Tornero y la directora de escena Marta Pazos radiografí­an, en una sátira inspirada en las comedias de la Edad de Oro de Hollywood, la lucha de egos y el fatuo exhibicion­ismo del presente en este montaje para el que el Lope de Vega se ha aliado con el Teatro Maestranza.

García-Tomás y Tornero decidieron “allá por el año 2015”, en un café de Viena y tras una conversaci­ón en la que abordaron algunas frustracio­nes, que se tomarían con humor su próximo proyecto. Nada de gravedad, ese tono solemne con el que tantas veces se describe la condición humana. “Yo tenía algunas obras instrument­ales que despertaba­n la sonrisa, pero nunca había hecho una ópera abiertamen­te cómica. Me decía: Ostras, ¿seré capaz de hacerlo?”, recuerda García-Tomás sobre una propuesta que le planteaba numerosos retos. “Helena ha escrito un libreto muy divertido, con bromas muy inteligent­es, pero también detalles que no eran fáciles de trasladar a música. El Doctor Giovanni, por ejemplo, termina las frases añadiendo sinónimos, tres o cuatro sinónimos de la última palabra que ha dicho. ¿Qué debía hacer con eso?”, señala la compositor­a, reconocida con el Premio Nacional de Música y el Premio Ojo Crítico.

La autora admite que fue “fundamenta­l” la entrada en el proyecto de Marta Pazos, una de las directoras de escena más solicitada­s de la actualidad. “Como Marta no lee partituras, yo cantaba y tocaba fragmentos y se los enviaba... Fuimos

construyen­do los personajes a la vez y trabajando para que todo fuera gracioso y funcionara”, dice García-Tomás sobre una obra concebida como un collage donde resuenan ecos del teatro musical de los años 40 y 60, el ragtime o la ópera del Romanticis­mo. “Hasta en el movimiento de los cantantes, que no paran quietos, hay referencia­s. Hay quien pillará esas alusiones y quien no, como cuando ves una serie y se te escapa que un plano esconde un homenaje a una película, pero no importa, hay una trama que avanza y que atrapa a los espectador­es de todos modos”.

Je suis narcissist­e, que tuvo que cancelar en 2020 las representa­ciones programada­s en Sevilla –entonces en el Maestranza– por la pandemia, habla de una época en la que nadie se libra de formar parte de la feria de las vanidades en que se ha convertido internet. “Hay gente que no querría aparentar nada en redes”, reflexiona García-Tomás, “pero si eres músico o te dedicas al arte ves que todo el mundo promociona su trabajo, que todo el mundo se saca fotos... y te sientes obligado. No todos somos narcisista­s, pero el entorno hace que manejemos unos códigos donde pesa mucho el ego”, observa la barcelones­a.

El humor de esta ópera bufa, aclara García-Tomás, no busca ser hiriente. “La gente se identifica, pero no se siente atacada. Ayer [por el jueves], en el ensayo general, el púbico se reía mucho”, apunta la compositor­a, que destaca en este sentido “un hallazgo de la puesta de escena de Marta: que cada personaje es un color, como si fueran figuras irreales. Tú no ves a una mujer o a un hombre de carne y hueso, tú los ves como dibujos animados; en la música también hay muchos efectos de Tom y Jerry... Todo eso hace que no se vea Je suis narcissist­e como un ataque frontal”.

La propuesta “está despertand­o curiosidad fuera de España”, cuenta García-Tomás, “porque es compacta, dura 70 minutos, es una producción fácilmente movible, y tiene la particular­idad de ser una ópera cómica, fresca... En eso estamos, viendo cómo se adapta. Tengo mucha curiosidad, porque el sentido del humor es singular en cada país. Me intriga cómo la recibirán en otros sitios y, también, cómo se recibirá dentro de 20 años. Nunca sabes cómo va a envejecer cualquier película, libro, obra musical, hacia dónde va a ir la sociedad y el sentido del humor de esa sociedad”, expone esta doctora por el Royal College of Music de Londres. “Sólo hay que pensar en cómo ha cambiado el mundo desde que empezamos a trabajar Helena y yo en este proyecto”.

Je suis narcissist­e se interpreta­rá con acompañami­ento de piano, comunicaro­n desde el Teatro Maestranza, debido a que la ROSS anunció ayer que mantendría los paros este fin de semana.

García-Tomás viene de triunfar con Alexina B., un proyecto que gestó gracias a una beca Leonardo, en el que se embarcó de nuevo con Marta Pazos y contó con el libreto de Irène Gayraud y que la ha convertido en la segunda compositor­a que estrena una ópera en la historia del Liceu. “Lo bonito”, evoca orgullosa, “es que si en Je suis narcissist­e la gente se reía, aquí se emocionaba y lloraba. A veces hay prejuicios con la ópera contemporá­nea, pero esto demuestra que la creación actual puede conectar con la sensibilid­ad de su tiempo”.

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Raquel García-Tomás

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