El crimen machista de Torremolinos reabre el caso de una desaparecida
● El presunto autor del asesinado tuvo relaciones con una joven a la que se busca desde el 2017
El asesinato de Paula ocurrido este miércoles a manos de la que fue su pareja, un italiano de 45 años, podría dar un giro en la investigación de otro inquietante: la desaparición de Sibora Gagani, una joven albanesa a la que se le perdió en 2017 la pista tras romper con la misma persona que ahora está en el calabozo por acabar a cuchilladas con la vida de su ex novia. Las dos, veinteañeras, mantuvieron una relación con Marco G.; ambas, aunque en distintos años, residieron junto a él en Torremolinos. Una de ellas ha muerto apuñalada; la otra no dejó rastro. Las vidas de Paula y Sibora ahora se han cruzado con un mismo denominador común, pero también incógnitas que el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional trata de resolver. “Ojalá siga viva, pero si está muerta queremos enterarnos porque llevamos nueve años sin saber nada de ella”, reconoce Kseva, hermana de Sibora, que tenía 22 años cuando fue vista por última vez en Torremolinos, donde se había mudado para estar junto a su novio, ahora arrestado.
La familia de la chica hizo un llamamiento para que, si continúa con vida, se ponga en contacto con ellos, y a la vez suplica a la que fue su pareja “que hable sobre ella” y confiese si tiene o no relación con su desaparición. “Si hay malas noticias y está muerta al menos sabremos qué ha pasado y nos quedaremos tranquilos”.
Sibora Gagani empezó una relación sentimental con Marco en 2009 en Italia. Allí estuvieron conviviendo. Pero, un año más tarde, siempre según el relato de su familia, él decidió viajar a España, país donde ya había residido, para buscar trabajo. Quiso volver con ella “para empezar una nueva vida”. La mujer lo acompañó, aunque por temporadas.
Según el testimonio de su hermana, la joven le contó a su madre que quería casarse con Marco, que tiene antecedentes por violencia de género. La pareja se había dado varias oportunidades, hasta que, “en los últimos tres o cuatro meses” previo a la desaparición, decidieron vivir en casas separadas. “Ellos dejaron de ser novios; tenían peleas pero Sibora nunca nos dijo que él la maltratara. Se fue de casa de Marco porque ya no quería estar con él”, relata a este periódico Kseva.
En julio de 2014, Sibora dejó de comunicarse con su progenitora, con la que tenía “contacto a diario”. Tampoco ella consiguió localizarla. Su perfil de Facebook fue eliminado y, su teléfono, bloqueado. La familia vivió entonces con la angustia de pensar que su fuga “era parte de su plan para desaparecer y alejarse de Marco”. La hermana lo llamó para interesarse por lo ocurrido y si sabía dónde podía encontrarla. Él solo argumentó que “se pelearon y que ella se fue de casa sin coger nada”. En septiembre, la madre presentó una denuncia en Italia, por lo que la Policía Nacional comenzó a trabajar con las autoridades del país transalpino, llegando a pedir la colaboración ciudadana ante la dificultad para encontrar a la joven. Según Kseva, los investigadores acudieron al domicilio de Marco en busca de pistas.
Hace unos tres meses, la hermana tuvo la ocasión de hablar con el padre de Marco, que tiene un taller mecánico en Nettuno, en Roma. “Le pregunté por casualidad qué pasaba con él y nos dijo que ellos no tenían relación”, subraya.
La imagen del asesino, además de permitir que una vecina lo localizara a media tarde a pocos metros de la casa donde ocurrió el apuñalamiento mortal, llegó también a la familia de Sibora Gagani. Fue una compañera de trabajo de la joven, que se dedicaba a la hostelería, la que reenvió inmediatamente la publicación a su madre. Al verlo, la progenitora de la desaparecida tuvo claro que se trataba de la misma persona con la que su hija había mantenido una relación, según relata a este periódico. “Yo no le conozco personalmente, pero si fue capaz de matar a una persona, mi hermana...”, arguye con la voz entrecortada.