Diario de Sevilla

Los padres de la niña de Maribáñez lamentan el trato del Ayuntamien­to

El juez critica que no exista ningún papel en el que el Consistori­o autorizase la apertura de los ‘cacharrito­s’

- Luis Lastra

La segunda sesión del juicio por la muerte de Alba, la niña de 12 años que falleció al electrocut­arse cuando bajaba de una atracción tipo olla en la Feria de la pedanía palaciega de Maribáñez en 2014, vio ayer desfilar a decenas de testigos por el Juzgado de lo Penal número 1 de Sevilla. Entre ellos, los padres de la víctima, ahora distanciad­os pero con un lamento en común además del irreparabl­e dolor por la pérdida. Juana Gómez y Juan Carretero criticaron que el Ayuntamien­to

de Los Palacios no se dignase dirigirse a ellos para darles alguna explicació­n de lo que ocurrió aquel 19 de septiembre de hace nueve años. El Consistori­o es parte del juicio como responsabl­e civil subsidiari­o y se expone a pagar parte de la indemnizac­ión que reclaman la Fiscalía y la propia familia de la niña, que había sido elegida Dama de la Feria ese año. “¿Apoyo? Nada, sólo hubo un poco de politiqueo, algunos partidos se acercaron un poco, pero a mí no ha venido nadie”, explicó el padre. “Nada, no recuerdo nada, nadie nos explicó nada”, corroboró la madre.

Hubo un par de testimonio­s especialme­nte estremeced­ores. Uno, el del padre del joven que iba delante de Alba al bajar de la atracción. “Llevaba el cambio de los diez euros dentro del zapato. Mientras lo sacaba, ella pasó. Se le metió en la cabeza que si no se hubiera parado, le habría tocado a él, y así ha estado años”, explicó el testigo. Y otro, el del bombero fuera de servicio que auxilió a Alba cuando se desplomó: “Me salvó la vida porque era la que estaba haciendo de toma de tierra. A mí y a los niños que había allí”, relató.

En cuanto al fondo del juicio, en el que se juzga por homicidio imprudente al dueño de la atracción, el entonces concejal de Seguridad Ciudadana y dos electricis­tas, hubo varias declaracio­nes significat­ivas, como la del guardia civil que inspeccion­ó

Un policía oyó cómo el feriante clavaba la toma de tierra de la atracción tras el accidente mortal

la olla y comprobó que la pica de tierra “no estaba suficiente­mente clavada”, sino “medio metro fuera”. “La medición daba un valor que no era el correcto, no aseguraba su función”, añadió. Es decir, no contenía cualquier derivación de corriente y pudo facilitar la electrocuc­ión de Alba.

Este mismo agente también indicó que un policía local “escuchó ruidos metálicos y vio al dueño de la atracción clavando la pica en el suelo” minutos después del fatal accidente. El policía lo ratificó después. Las acusacione­s defienden que ese acusado intentó así aparentar que la instalació­n estaba en las condicione­s exigibles.

La maratonian­a jornada dejó claro que el Ayuntamien­to no emitió autorizaci­ón física alguna para la puesta en marcha de las atraccione­s. “Es lo habitual”, defendió el empresario que medió entre los feriantes y el Consistori­o. “Me parece absolutame­nte sorprenden­te que el expediente para autorizar la instalació­n de las atraccione­s no exista”, criticó el juez.

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