El síndrome de Cyrano
Rayden inició su gira de despedida en la sala El Veintiuno de la capital altoaragonesa
EL PROPIO Rayden lo definió perfectamente: “Éste es mi primer último concierto”. Era, efectivamente, el primer concierto de su última gira. Su gira de despedida del mundo de la música, a la que, significativamente, haciendo un guiño a la letra de su canción Haz de luz, ha llamado Quiero que nos volvamos a ver (por última vez). Cada vez que Rayden ha actuado en El Veintiuno, se ha presentado con un formato distinto. En 2017 vino con una formación más claramente fiel al hip hop, respaldado por su disc-jockey de siempre, DJ Mesh, y por el cantante y rapero Mediyama, y además contó con un invitado de excepción, el MC zaragozano Momo. Dos años después, Rayden llegó en formato unplugged, acompañado únicamente por su guitarrista y productor Héctor García Roel. Pero en esta gira de despedida, David Martínez Álvarez (su verdadero nombre) ha querido hacer un regalo a sus fans y ha actuado con toda su banda al completo, la que le va a acompañar en este su último tour, que se extenderá hasta 2024. Una banda formada por bajo, batería, guitarra y teclado y en la que los dos elementos centrales son, precisamente, dos de los músicos que le acompañaron en sus anteriores visitas: el guitarrista Héctor García Roel y el cantante y rapero Mediyama, que ofreció el contrapunto perfecto a Rayden, ya que este poeta y MC de Alcalá de Henares más que cantar o incluso rapear, lo que hace realmente es recitar sin perder el ritmo.
Y es que quedan ya muy lejos sus tiempos de b-boy: los de su primer grupo A3Bandas, su colectivo Crew Cuervos o sus triunfos en los campeonatos de la Red Bull Batalla de Gallos. Con el tiempo Rayden ha ido abriéndose a otros estilos aparte del hip hop, como el rock, el indie o el pop. Y de hecho, en los últimos años su música se ha ubicado en tierra de nadie, y él mismo ha ocupado un lugar a medio camino entre el poeta, el MC, el indie y el rockero. Como consecuencia, y además espoleado por su participación en el Benidorm Fest 2022, su público hoy en día tampoco es el del hip hop, un hecho constatado el viernes en El Veintiuno, abarrotado por un público variopinto que agotó las localidades. Un público en el que abundaban los millenials, mientras que la semana anterior, en un concierto en la misma sala protagonizado por otros raperos, Ocer y Rade, el público estaba casi exclusivamente formado por adolescentes de la Generación Z. La rueda sigue girando.
La noche comenzó con Patria de los ausentes, el tema que abre su séptimo y reciente disco, La victoria imposible, del que ofreció otros siete temas a lo largo de la velada, alternándolos con las canciones del resto de su discografía, como correspondía a una gira de despedida. Las letras de Rayden oscilan entre la cotidianidad, el compromiso social y el amor, siempre el amor, a veces con un cierto deje cursi. Y así, fueron sucediéndose temas como No hago rap (que, con la banda que lleva, sonó casi a Red Hot Chili Peppers o Rage Against the Machine), un A mi yo de ayer más puramente poético, el veloz Habla bajito, Alma 22 o el pop-rap de Ayer a estas horas. Llegó después el momento de los lloros, cuando el de Alcalá de Henares encadenó Llanto (que ya no es rap, sino puro pop-rock) y su hit masivo Calle de la llorería, la imaginativa canción que defendió en el Benidorm Fest el año pasado.
En Finisterre echó mano de sus dotes de teatrero y se acercó a la tradición del romancero español. Y siguió más tarde con el inspirado Don Creíque, el metal rap de Una fiesta en tu nombre y ese El lenguaje de los coleteros que en su último disco interpreta junto a Dani Fernández, de Auryn. Introdujo después El mejor de tus errores (otro guiño al romancero) señalando no sin cierta inmodestia que él escribe las palabras que a veces la gente no sabe expresar en los lances amorosos, asegurando que hay chicos que utilizan las letras de sus canciones para “pillar cacho” (sic). Un poco a la manera de Cyrano de Bergerac. Y de ahí el titular de esta crónica. Y siempre rodeado de un público entusiasmado y participativo, que acompañó con sus cantos al protagonista de la noche durante toda la velada, Rayden continuó con “buntu (tema en el que pasó del spoken word al metal), En el cielo de la boca (pop de regusto indie, interpretado en el disco junto a Álvaro de Luna, del grupo Sinsinati), Animales de sombra (en el que habla de la ansiedad y con el que reivindicó una salud mental pública de calidad), Imperdible, Haciéndonos los muertos (su himno contra el odio y la guerra), el popero Haz de luz y La mujer cactus y el hombre globo, canción muy en la estética del indie que le sirvió de base para escribir su primera novela, El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo, editada este mismo año.
Su despedida definitiva llegó con el indie de Multiverso y con uno de sus temas más hip hop, Matemática de la carne, que puso el punto final a la primera actuación de su última gira. Ha asegurado que cuando la finalice se dedicará exclusivamente a escribir. Así que… ¡adiós Rayden, hola David Martínez Álvarez! Significativamente, en la portada de su reciente novela aparece tachado Rayden para dar realce al nombre que aparece en su DNI. ●
Rayden
Diversidad de géneros musicales El Veintiuno