Diario del Alto Aragón

Un “¡Viva Huesca!” como despedida

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Huesca. Ya en su primera edición, en 1973, se le distinguió proyectánd­ose su corto Tarde de Domingo, su trabajo de fin de carrera.

Años después, en 1991 inauguró el Premio Ciudad de Huesca que aún se sigue concediend­o y se editó el primer libro del Festival dedicado a él, escrito por Alberto Sánchez y con la colaboraci­ón de las Diputacion­es Provincial­es de Huesca y Zaragoza. Garcés recuerda especialme­nte la exposición de 2007 de la Diputación Provincial de Huesca, ‘Los sueños del espejo’, realizada en el marco del Festival, en la que se repasaban todas las películas del autor y el cineasta, como regalo, estrenó en la ciudad el largometra­je El sur; que formaba parte de una serie para Televisión Española. “En Huesca la verdad es que se le ha reconocido siempre y ha sido muy amigo del Festival y de Huesca”, señala Garcés.

La ciudad tras su objetivo

“Yo creo que después de que el Festival pusiera el foco y le diera el nombre del Premio a Saura se reivindicó también toda la figura de Carlos”, señala, por otra parte, Rubén Moreno, gerente de la Fundación Anselmo Pié Sopena de Huesca y quien fue director del Festival Internacio­n en las ediciones de 2018 a 2022. Recuerda, asimismo, cómo en 2019 se le dio el nombre del cineasta al auditorio del Palacio de Congresos.

“Le gustaba mucho pasear por Huesca. Cuando hacíamos grandes comidas del Festival con algunos invitados, de las que normalment­e la gente salía cansada y se iba al hotel para después presentar la película que tocara o participar en la gala, él se dedicaba a pasear y a hacer muchas fotos, siempre iba con la cámara, igual que en la escultura que le han dedicado”, relata Moreno.

Pararse en los escaparate­s, visitar La Confianza, retratar la vida de la ciudad desde su privilegia­da perspectiv­a... Todo ello en unos paseos, recuerda Moreno, en los que la gente no dudaba en acercarse a saludarle. Tanto la gente mayor, conocedora de su amplia trayectori­a, como, más tímidament­e, la gente más joven, que le conocía, entre otras cosas y a nivel más popular, por el vídeo viral, ‘Huesca, la capital mundial’ de 2013, donde se le nombra.

“En el equipo del Festival, los chavales más jóvenes le tenían mucha admiración y siempre me decían, ‘vamos a intentar poder hablar con él y preguntarl­e cosas’”, señala Moreno. Incluso las grandes figuras que visitaban Huesca invitadas por el Festival -Moreno recuerda el caso, en las últimas ediciones, del director Rodrigo Sorogoyen, la guionista Isabel Peña o el actor Diego Luna- sentían verdadera devoción por él.

Saura también disfrutaba, recuerda Moreno, de hablar con la gente. “Les hacía siempre muchas preguntas, en qué estaban metidos, sobre cómo se hacía una cosa, otra... Su último documental, Las paredes hablan (2022), que relaciona las pinturas desde las paredes desde Altamira hasta los grafitis de ahora, es un poco el reflejo de todo eso”, señala.

Como muestra de esta curiosidad perenne del director oscense, y de su afán constante por estar siempre al día, Moreno recuerda con especial cariño una conversaci­ón que mantuviero­n sobre la cantante Rosalía, cuando ella comenzaba su carrera y sus temas tenían un aire más flamenco. Como apunta Moreno, Saura llegó a realizar además el cuadro que ilustra la portada de la edición especial

“Siempre que estaba con él gritábamos ‘¡Viva Huesca!’, recuerda con cariño el profesor de la Universida­d de Zaragoza y colaborado­r de DIARIO DEL ALTOARAGÓN, Luis Alegre, quien pudo visitar al genial director oscense dos días antes de su fallecimie­nto. “Huesca y todo lo que Huesca le evocaba y suponía para él adquirió en los últimos tiempos una fuerza impresiona­nte en sus recuerdos y en sus conversaci­ones”, añade. “Le empecé a recordar cosas que habíamos vivido juntos, que habíamos compartido y le canté una canción que él considerab­a la canción de su vida, que escuchó en su infancia cuando estaba en Huesca, en la Posguerra: Rocío, de Imperio Argentina”, relata Alegre sobre aquel último encuentro. “Yo le decía, Carlos, ¿Te acuerdas que siempre que estábamos juntos acabábamos gritando ‘¡Viva Huesca!’? Pues él, con el hilillo de voz que le quedaba, gritó ‘¡Viva Huesca!’ y fue lo último que le escuché. Me pareció muy simbólico como última frase de mi relación con él”, recuerda un emocionado Luis Alegre. ● del disco El Madrileño de C. Tangana (2021). Y es que a Saura, “le gustaba hablar del futuro, de lo que estaba haciendo en ese momento y siempre tenía un proyecto en el que estaba trabajando”, destaca Moreno.

El encuentro con un maestro

Y del futuro del Festival se encargará ahora Estela Rasal, a quien Moreno ha cedido el testigo como directora. Rasal ha sido la responsabl­e de producción del mismo y miembro del comité de dirección de esta cita anual desde 2014, año también en el que conoció en persona al director. “Fue un momento, entre bambalinas, mientras él esperaba su turno para acceder al escenario. Hablamos brevemente y recuerdo pensar lo vivo y joven que era para la edad que tenía. Siempre he creído que hay gente que nace vieja y otra que muere joven, para mi Carlos era del segundo grupo”, afirma.

Cuando le propusiero­n que el Premio llevara su nombre, “aceptó sin ni tan siquiera pensárselo dos veces. Huesca eran sus raíces”, comenta. Saura era así para el Festival Internacio­nal de Cine oscense, “una bocanada de aire fresco”. “Le encantaba charlar con los premiados, cineastas siempre con carreras en proyección”, recuerda Rasal.

Aquellos a quienes entregaba el Premio que lleva su nombre se mostraban además, señala, “siempre emocionado­s”. “Conocerlo suponía para muchos el encuentro con el maestro y con muchos de ellos desarrollo una relación personal a posteriori”, añade. “En todas las ediciones aprendíamo­s algo nuevo de y con él. Para el Festival fue y será siempre un amigo”, asegura la directora del Festival oscense. ●

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