Aquella cosa demoledora
Albert Cirera actúo con su actual proyecto, el sexto Kamarilla, en el Juan Sebastián Bar de Huesca
EL SAXOFONISTA Albert Cirera es uno de los principales representantes de la libre improvisación barcelonesa. Miembro de destacadas formaciones estables como Liquid Trío o Duot mantiene proyectos y colaboraciones puntuales con otros improvisadores tanto barceloneses como argentinos, portugueses o centroeuropeos (mucho de ello convenientemente documentado en discos). Quizás la hiperactividad que despliega en estos terrenos, hace pasar desapercibidos sus proyectos “más jazz”, o como él dice, en los que usa papeles/partituras. Y sin embargo, estos siempre han estado aquí. Del Nelson Project (dos discos con música de Oliver Nelson y Joe Henderson) al recién disuelto Tres Tambors (con un segundo disco, Suite Salada, de culto) y que ha dado paso a su actual proyecto, el sexteto Kamarilla, con el que vino el jueves a presentar su primer disco, Aquella cosa, en el Juan Sebastián Bar. En buena parte, este disco es todo un guiño a la ‘New thing’, ‘Nueva cosa’, nombre con el que se conoció al free jazz en sus primeros años de existencia, y encontramos ecos al free saltarín de Ornette Coleman o al aylarido ayleriano (¡la RAE debería aceptar el termino, ya!), pero también al más actual Tim Berne, un programa doble de Berne con alguno de sus infinitos proyectos y Cirera i Kamarilla tendría que ser de caída de culos obligada. Pero además también nos encontramos con un tema basado en J.S. Bach, el Coral BWV 510 e incluso una nana. Pero en cualquiera de estos temas el mismo espíritu. Temas con contenido, densos, que ellos diseccionan como un melón. Momentos de conjunto y amplios espacios para los solistas, bien a solo o en combinaciones instrumentales cambiantes. Los ensembles, exposición y solos de temas se ven enriquecidos con la libertad de la ‘impro’ en tiempo real.
En Suite salada, Cirera ya hacia uso de la conducción/dirección por signos para potenciar figuras de apoyo, rifs, tiempos… Ahora eso ha cobrado mayor importancia y se utiliza en la mayoría de los temas, y no solo Cirera dirige a sus compañeros, ya que ese papel según las piezas, lo toma uno u otro, por lo que los temas se mantienen dinámicos y crecen en tiempo real.
La colaboración y entente entre los músicos es fundamental para el funcionamiento de esta gran banda. Un sexteto de grandes músicos, que dejaron el mejor sabor de boca posible. Un pirotécnico Julian Sánchez, que ya había pasado por el ‘Juanse’ hace diez años, un trombonista muy de pupitre con una seguridad aplastante cuando tocaba junto a sus compañeros; M. Vicent Pérez, un espectacular y toda una revelación porque no se prodiga en grupos conocidos, ¡chapeau!; Pau Domenech, estupendo al alto, pero imprescindible con el sonido del clarinete bajo. En la rítmica otro descubrimiento con un guitarrista, bajista, Llaume Llombart; y un viejo conocido, la versión barcelonesa de Han Bennink, Ramón Prats a la batería, desde atrás omnipresente. Y del titular, ¿qué decir? Pues que ‘impro’ o jazz su saxofonismo es algo así como el fuego griego. Tierra quemada. Por decir, se decía que el mejor concierto en mucho tiempo y entre muy, muy buenos. No seré yo quien lo rebata. ●
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Jazz
Juan Sebastián Bar