El G7 urge a cooperar ante los problemas de deuda de países emergentes
Van a reconfigurar la regulación bancaria y las cadenas de suministro
Los ministros de Finanzas de los países del G7 se mostraron ayer de acuerdo en la “urgencia” de resolver mediante la cooperación multinacional los problemas de deuda existente en los países de renta baja y media.
Esas vulnerabilidades “deben abordarse desde una coordinación multilateral que involucre a todos los acreedores bilaterales oficiales tomando medidas rápidas”, señala la declaración conjunta publicada al término de la reunión de tres días del foro en la ciudad de Niigata, en la costa oeste de Japón.
Las autoridades financieras del Grupo de los Siete, acompañados en sus conversaciones por representantes de la Unión Europea, la India, Indonesia o Brasil, señalaron la importancia de que los acreedores privados “faciliten tratos de deuda con términos al menos tan favorables como para garantizar una distribución justa de la carga”.
El foro dio la bienvenida a la canalización voluntaria de derechos de giro especiales y las aportaciones adicionales prometidas por Japón y Francia, que buscan dotar de mayor liquidez al sistema económico mundial, y llamó a más países a realizar aportaciones para lograr situar el valor del fondo en 100.000 millones de dólares.
El G7, que se ha propuesto aumentar sus alianzas externas al grupo, se comprometió a fortalecer la colaboración económica y el diálogo político con países africanos.
También acordaron revisar la regulación bancaria ante las lagunas expuestas por las recientes quiebras en el sector, y apostaron por diversificar las cadenas de suministro con vistas a reducir la dependencia de China.
Pese a que el G7 se mostró confiado en que el sistema financiero actual es suficientemente robusto tras las reformas llevadas a cabo a raíz de la crisis global de 2008, considera que las turbulencias recientes son un indicativo de la necesidad de seguir supervisando y actuando ante la evolución del sector.