Viviendas para los jóvenes
La independencia del seno familiar precisa de dos elementos básicos: Salarios y vivienda. Sin ellos, cualquier aventura de abandono del hogar biológico, no tendrá futuro. La remuneración económica de cualquier joven que da comienzo su etapa laboral, en la mayoría de los casos, siempre será inferior respecto a otros compañeros con mayor experiencia. Por contra, la hipoteca de la vivienda va a depender del euribor de cada momento, con independencia de la situación laboral, a la que se añade, el prolongado tiempo de la deuda; con los datos actuales, el 75% de la vida laboral, van destinados al pago de la vivienda. En la década de los años 80, las viviendas de protección oficial, contemplaban esta evolución laboral e hipotecaria, permitiendo en la mayoría de los casos, un mayor desahogo en la economía familiar. ¿Puede reproducirse esta situación para las nuevas generaciones? La creación de asociaciones público-privadas, en aras a fomentar una vivienda asequible para los jóvenes que contemplase la citada evolución, tal vez podría ser una posible solución para facilitar la independencia del seno familiar. Menor presión económica, podría ser un camino que incentivase un crecimiento demográfico, en un país que está a la cola en la tasa de fecundación por mujer, con 1,19 hijos; cabe recordar que la tasa de sustitución se sitúa en 2,1 hijos. Hay experiencias del pasado, que en su momento permitieron crecimientos económicos y demográficos, sin comprender y entender la razón en no ser utilizadas en la actualidad. Los jóvenes, van creciendo económicamente conforme van avanzado en edad, sin que las instituciones públicas y financieras, faciliten esta evolución en la adquisición de la vivienda. No se trata de ideologías, ni de partidismos. Sencillamente, sin nacimientos cualquier futuro de un territorio no tiene desarrollo. Facilitar, hoy es pasado. ¿Lo tendremos como modelo permanente para las nuevas generaciones?
Pedro Marín Usón