Etapas de la vida
Paso del tiempo: nacer, crecer y envejecer
Hoy hablamos de
Para esta publicación hemos contado con la colaboración de Raquel Pérez, psicóloga y compañera de ASPACE Huesca. Estuvimos hablando sobre el título que hoy nos ocupa y pudimos conocer y compartir muchos aspectos de las etapas de la vida del ser humano.
Las etapas de la vida son cuatro: niñez, adolescencia y juventud, adultez y vejez.
En la niñez, también llamada infancia, empezamos a experimentar nuestro cuerpo y los objetos. Somos curiosos y aventureros. Nos llama mucho la atención todo lo que nos rodea y es como si cada día fuera una aventura.
En la adolescencia, y luego en la juventud, tendemos a relacionarnos y a tener obligaciones y deberes. Somos un conjunto de hormonas revolucionadas y tenemos mucha energía. Somos fuertes y buscamos, además de nuestra diversión, empleo para nuestro futuro.
De adulto tienes más asentada la vida, tenemos empleo, familia, nuestras amistades. Es todo más rítmico de llevar. Disfrutamos del presente porque el tiempo se pasa más rápido.
La vejez es el fruto de las tres etapas vividas. Es más relajada, más pausada. Vives el día a día, y cada día es un regalo. Le prestas más atención a tu entorno. Lo miras con nostalgia, recuerdos, aventuras vividas, experiencias. Somos más sabios, más pacientes (¡o deberíamos de serlo!), y disfrutamos y valoramos más a la gente que está a nuestro lado, porque como decíamos, vivimos al día porque no sabemos cuándo será nuestro último día.
Grupo de Escritura Creativa Asapme Huesca, sede Monzón
Arte y alma El árbol de la vida
Una nueva vida empieza a crecer. Como con el calor de la primavera la savia de un gran árbol comienza a fluir hacia las ramas más altas, dando lugar a los nuevos brotes, iniciando así la primera etapa de la vida; así van a crecer las fuertes ramas y las verdes hojas. Igual que crecemos nosotros.
A lo largo del verano (de la vida) este árbol dará cobijo a otras especies, creando un ecosistema comparado, o igualado, a una gran familia que convive unida.
Llega el otoño. Las hojas cambian de color como nuestros cabellos se vuelen canos. Después caen las hojas, al igual que en la piel aparecen las arrugas de la experiencia y lo vivido.
Y toda aquella gran familia que había acogido este gran árbol evoluciona y vuela hacia su futuro. Como la nuestra.
Y así, poco a poco, nuestra savia deja de fluir, como en aquel gran árbol envejecido por el tiempo en el invierno de la vida.
Comunicadores ASPACE Huesca
Sabías que...
-Que las etapas de la vida se dividen: Niñez: primera infancia (0-5 años), infancia (6 - 11 años). Adolescencia (12 - 18 años), Juventud (14 - 26 años), Adultez (27- 59 años), Vejez (60 años o más).
-Que el 85% de las estructuras del cerebro de los seres humanos se forman durante los tres primeros años de vida.
-Que la etapa de la niñez es la más importante, porque se adquieren las habilidades psicosociales y emocionales fundamentales para su desarrollo saludable. Aquí se adquieren las bases de lo que será el individuo en el futuro.
-Que la edad adulta es la más dura de todas, es porque es la etapa de desarrollo humano más larga, e implica diversos cambios físicos, emocionales y psicológicos según la edad y fase de cada persona.
-Que en nuestra vejez es fundamental afrontarla con un enfoque positivo y proactivo.
-Para afrontar mejor la vejez, lee todos los días, infórmate todos los días de las noticias, habla de actualidad, aprende algo nuevo a diario, lleva una vida saludable, ten pensamiento positivo y vive el momento.
“Y si nos cuidamos y tenemos suerte, llegaremos a tener una buena vejez”.
Equipo de redacción Cruz Blanca Huesca
Cajón de sastre
La infancia es una época tan bonita… en la que no te preocupas por nada, jugando en la calle con todos los/as niños/as, hasta la escuela te parece divertida y tienes ganas de volver a ella después del verano.
En la preadolescencia empiezan los cambios físicos y las tonterías. Las preocupaciones por los exámenes y las comparaciones con los demás, sin olvidarnos de las actividades extraescolares.
La adolescencia, una época llena de pajaritos en la cabeza, emociones y discusiones con los padres. Es una época en la que se crean lazos de amistad según los gustos del adolescente y empiezan a ser más competitivos entre ellos y con los demás. Se forma una identidad propia acorde a sus preferencias.
La juventud es la época de enamoramientos por excelencia. Se empieza a pensar en un futuro, estudios, trabajo, familia… Es la etapa en la que marcas el camino a seguir, tomando decisiones, sin darte cuenta de que van a ser parte de una nueva etapa de tu vida.
En la edad adulta, la cosa se complica con el trabajo, ya sea por la ausencia del mismo o por los horarios. Las responsabilidades aumentan y creas tu propia familia, pudiendo ser de muchas formas.
La vejez puede ser una época dorada, en la que disfrutar de tus experiencias y sabidurías, disfrutando del tiempo libre con el que antes no se contaba. Aunque, en ocasiones, ese tiempo lo tengas que dedicar al cuidado de los nietos.
Fundación Dfa
Y tú, ¿qué opinas?
No hay duda en las divisiones del ciclo vital: infancia, adolescencia, juventud, adultez y vejez, pero ¿dónde deberíamos poner los límites? Por ejemplo, ¿cuándo uno deja de ser joven o cuándo se puede considerar una persona anciana? ¿Deberían ser esos límites físicos o por edad?
Pongamos por ejemplo el momento en el que se deja de ser niño. Está claro que cuando empieza la pubertad se deja de ser niño para pasar a ser adolescente. Esto sucede a una edad diferente para cada persona, pero si tuviéramos que definir una edad fija, ésta bien podría ser a los 12 años. A esta edad, se pasa del colegio al instituto y se terminan muchos de los descuentos para niños, pasando a pagar el precio de adulto. Por ello, es absurdo hablar de niños de 14 o 15 años, como a veces aparece en los medios.
Más difícil es definir cuándo un niño deja de ser un bebé. ¿Cuándo empieza a andar? ¿A hablar medianamente bien? ¿A una edad determinada, 2 o 3 años? No queda claro. Menos aún es cuándo se deja de ser joven, o cuándo una persona puede ser considerada anciana, porque no hay marcadores obvios para definir un límite. Para el primer límite se podría decir el momento que se pasa a categorías de veteranos en las pruebas deportivas (sobre los 35-40 años), y para el segundo se podría definir como la edad de jubilación, si bien es posible seguir activo con cierta normalidad durante un tiempo más. Se podría decir que alguien es realmente anciano cuando ya no puede hacer lo que le gustaría con normalidad, o cuando ya tiene bastantes afecciones típicas de la vejez.
Esto es sólo un breve resumen de cómo el escritor de estas líneas definiría cuándo acaba una etapa de la vida y empieza la siguiente. Cada uno tiene sus criterios. Y tú, ¿qué opinas?
Carlos Toquero Asociación Autismo Huesca