Diario La Grada

SUSPIROS DE PRIMERA

-

ampeones de invierno. Desde que tengo uso de razón es la primera vez que veo al Espanyol líder a mitad de temporada. Y eso debería ser motivo de jolgorio porque supone que estamos a medio camino del inexcusabl­e y suspirado retorno a Primera. Me congratula la lustrosa marcha del equipo, pero no lo estoy gozando lo suficiente. Para que nos entendamos, mi estado anímico es más de alivio que no de satisfacci­ón. Antes, tenía por costumbre beberme una cerveza durante los partidos que veía por la tele, ahora ya no. Siento que no la disfrutó, como que la trago con ansiedad, aguardando intranquil­o que un gol descorche el encuentro. Ayer llegó en seguida, mucho más rápido de lo habitual, pese a ello me esperé hasta las 22:50 para tomarme la birra. Entonces, suspiré desahogado diciéndome a mí mismo ‘queda uno menos’.

Está claro que no me acostumbro al contexto de la presente campaña. Desconozco si es una sensación generaliza­da o algo mío, el caso es que esta necesaria exigencia de ganar cada domingo y subir sí o sí -que yo comparto y apoyo porque es lo que toca este año- no va conmigo. Nuestro favoritism­o absoluto convierte lo que antes era ilusión en obligación. Estoy tan obcecado con La Liga que ni vi el sorteo de Copa del viernes. Pese a ser mi competició­n fetiche, no me seduce como antes. Claro está que sentir el aliento de Mallorca

Cy Almería en el cogote no ayuda a dar rienda suelta al disfrute. Ni tampoco el fútbol que propone el Espanyol -más bien pragmático­porque por mucho que sea efectivo, vivir lejos del área rival no te da impresión de control ni de buscar el gol. No me malinterpr­eten; ni pretendo echar agua al vino quitando méritos al liderato ni rehúyo la responsabi­lidad del ascenso ni tan siquiera me quejo de competir en Segunda o del estilo de Moreno. Solo comparto las emociones que me produce el atípico curso que vivimos.

El domingo de hace dos semanas, mientras enfilaba la puerta para volver a mi casa y ver el Las Palmas-Espanyol, mi suegra me dijo ‘que disfrutes del partido’. Al instante, mi novia replicó ‘no los disfruta, los sufre. Desde que no puede ir al campo ya no se lo pasa igual de bien’. No había recalado en esta variable de la ecuación. Que diagnóstic­o más certero. No es lo mismo ver y oír fútbol que sentirlo y vivirlo. A través de la pantalla, no te crees partícipe del juego. Los jugadores no perciben tus ánimos ni el linier te oye cuando, muy amablement­e, le indicas que se equivoca. No es lo mismo una conversaci­ón por Whatsapp que la tertulia del entretiemp­o. Ni el bocadillo de tortilla sabe igual. Solo espero que la presente sea una temporada de transición. Y que la próxima vuelva a ser como siempre: en Primera, con la ilusión por bandera y con el gusanillo de acudir al estadio cada 15 días. Y con abrazos de gol en lugar de suspiros de alivio.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain