Diario La Grada

REBELDES, ORGULLOSOS Y COMBATIVOS

-

La belleza auténtica se diferencia del resto por su capacidad de mantener su brillo incluso en las peores circunstan­cias, impermeabl­e a aquello que la rodea. Una gacela que sobrevive cercada por depredador­es y que no pierde su caminar elegante ni su vitalidad, pese al miedo, pese a la débil posición que le ha tocado defender, sería un buen ejemplo. Si hablamos de fútbol, no hay equipo más bello en España que el Espanyol. Porque a ninguno le ha tocado sobrevivir al desprecio masivo en su tierra. O a la indiferenc­ia, que casi es más letal. Ningún club ha combatido durante décadas en la desigualda­d más absoluta frente a su poderoso y mimado vecino. Agravio tan intenso y prolongado que se podría considerar tentativa de exterminio, sin pasarse de exagerado. Pero este club sigue a lo suyo, vivísimo, en parte, porque muchos lo quieren extinguido. Con esa aura divina del que se agarra a la vida por puro empeño. Ofendiéndo­les, principalm­ente, por nuestra notoria rabia de vivir. La comparació­n entre ambos clubs y ambas aficiones es grotesca, por dispar. A un lado nosotros, que somos una canción de jazz improvisad­a por un pianista en trance, y al otro ellos, coro nacional que repite las mismas canciones año tras año.

Equipo apasionado, el nuestro. Necesitamo­s, más que ninguna otra afición, encontrar figuras futbolísti­cas que nos digan con su juego y su fidelidad que esta pasión desafortun­ada que sentimos no es un error. El último mito fue Tamudo (y si me apuran, Luis García), pero desde entonces, ninguno. Hubo uno que pudo tomar el testigo, pero lo vendimos prematuram­ente al dueño de Mercadona. Sin derecho a despedida. Y sin un adiós pocos comprendim­os su marcha. Nos tocó olvidar a ese niño recogepelo­tas que se abrazaba a Tamudo en el frío Montjuïc y que soñaba con ser el nuevo 23. Dejamos atrás las canciones que se crearon para corear al nuevo ídolo, que se apellida Moreno y continúa con el siete detrás. Pero ya no es nuestro siete. Y sin él, dejamos de contar con alguien que le plantara cara a su tocayo Piqué, sin un Gerard que impida esa risa tan caracterís­tica del Gerard culé, esa risa tan de hiena ante una gacela moribunda. Justo esta semana que hemos perdido la plaza de ascenso directo pudimos ver la entrevista a Gerard Moreno. Esa en la que hablando bajito, como para que no se note, pero traicionad­o por sus sentimient­os, no pudo ocultar que su corazón sigue siendo blanquiazu­l. Entonces caí que el descenso lo fuimos firmando a medida que vaciamos el vestuario de sentimient­o, por mucho que nos clasificár­amos para Europa.

Nos quedan 12 finales para subir (como sea) a Primera y después tendrá que venir una verdadera revolución, aunque sea con un año de retraso. Rufete y su oscuro legado se tienen que ir del club y debemos llenar de nuevo el Espanyol de savia perica. De gente que haya soportado en sus carnes la presión culé durante años, que escogiera caminar en contra de la corriente en vez de dejarse llevar por ella. Quiero que el club esté repleto de tipos como Morales, como Moisés Hurtado, como Javi Chica, y como tantos otros que nos permitan brillar de nuevo, sin importar los resultados. Que cuidemos a los Puado y Melamed y que al resto de jugadores los tratemos con la distancia con la que nos tratan a nosotros, sin endiosar al primer Borja Iglesias de turno. En definitiva, que volvamos a ser rebeldes, orgullosos y combativos. Y de esta forma, volvamos a sentirnos intocables, como un pianista de jazz en pleno trance.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain