Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

- KIKE SARASOLA

En el corazón de la ciudad condal, junto al Paseo de Gracia, me recibe Enrique Sarasola, cuatro veces campeón de España de Hípica y hoy reputado empresario. En un lugar privilegia­do que se acaba de inaugurar y que como todos sus hoteles lleva nombre propio, el Room Mate Gerard, Kike es un manojo de nervios, pendiente como está de que todo funcione a la perfección, pero aun así encuentra un hueco para que charlemos. No sin antes cambiarse de ropa, presumido y coqueto como es. Momento que aprovecha Carlos, su marido, con el que lleva 24 años de feliz convivenci­a, para enseñarme fotos de sus dos hijos, Aitana y Enrique jr. Dos muñecos muy queridos y deseados por la pareja, a los que tratan de inculcar el respeto a las diferencia­s, culturales y de todo tipo.

-¿Qué retos le quedan por conseguir? -Todos porque soy una persona a quien le gusta hacer cosas distintas. Cuando em- pecé con los hoteles lo que no quería era hacerlos en cadena, sino convertirl­os en lugares llenos de emoción porque, al final, la vida es un juego. -¿Qué tienen de especial? -El ADN común de mis hoteles son las tres D: dormir, ducha y desayuno. Lo que cambia es la decoración. Y lo más bonito para un empresario, ver que los trabajador­es han abrazado la filosofía de la empresa que se basa en que “el no, no existe”, y que cuando los clientes se marchan lo hagan con una sonrisa.

-¿Es cierto que a Rosalía Mera, su socia, le obsesionab­a la luz de los baños?

-Sí, por eso quería que en todos hubiera muy buena luz y baldas donde poner las bolsas de aseo. Era una mujer con mucho sentido común, inteligent­e, perspicaz, tanto que al llegar a un hotel se daba cuenta inmediatam­ente de si le gustaba o no. Era muy estricta conmigo, pero me apoyaba mucho.

-Además de millonaria y ex-exposa de Amancio Ortega...

-Lo que no le impedía implicarse en el negocio, es más, ante cualquier duda me daba consejos, era una mujer muy valiente. -¿Su hija Sandra sigue sus pasos?

-Por supuesto, es una familia que nos apoya en todo lo que hacemos. Trabajar en lo que te gusta es un placer, yo viviría en los hoteles. -¿Lo dice en serio?

-Totalmente. Cuando nos cambiamos de casa en Madrid nos fuimos al hotel con los niños para un mes y nos quedamos cuatro, nada hay más agradable que llegar a una habitación con la cama recién hecha y todo en su sitio. Por eso, antes de inaugurarl­os me llevo a cenar a todos los empleados y después se quedan a dormir en el hotel para que vean los posibles fallos e intercambi­ar opiniones. -¿Carlos está tan implicado como usted?

-Por supuesto. Llevamos 24 años juntos y como en aquella época no podíamos casarnos ni tener hijos, los hoteles ocupaban todo nuestro tiempo. -¿Qué es lo más difícil de trabajar y vivir juntos?

-No lo sé, porque creo mucho en los equipos a todos los niveles, por eso busco expertos en los negocios. Soy buen estratega pero me gusta delegar, sólo les pido que me lo cuenten todo, lo bueno y lo malo que pase. -¿Les ha enriquecid­o como pareja tener proyectos en común?

-Sí, aunque hay días que nos hubiéramos matado, como la mayoría de las parejas, porque nosotros trabajamos juntos pero además nos llevamos el trabajo a casa, con todo lo que eso obliga al tener negocios en países con horarios diferentes... Hasta que llegó un momento que tuvimos que decir ¡ya! -¿Cómo consiguier­on desconecta­r?

-Tenemos nuestros recursos, sobre todo Ibiza, donde vamos muchos fines de semana con los niños, y eso nos ayuda a relajarnos. Y como pareja hemos llegado a un entendimie­nto de que cada uno tiene su espacio. -No deja de hablar de Carlos.

-Estamos muy enamorados, de otra manera no llevaríamo­s tanto juntos. Nosotros durante los viajes de trabajo hablamos muchísimo, pero soy de la opinión de que hay que encontrar hueco para decir “te quiero” y para mimarse, porque como todas las parejas hemos pasado crisis que se solventan si hablas. -La peor dicen que es la de los 7 años.

-La de los 7, los 14 y los 21. Nosotros las hemos superado las tres con ayuda profesiona­l y hemos salido muy reforzados de todas ellas. -¿Qué sintió cuando supo que podían casarse legalmente? -Vértigo, porque era algo impensable, fue muy bonito, acabamos todos llorando, abra- zándonos y diciendo “este es el primer paso”. Zapatero fue muy grande, muy valiente por atreverse a legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo o a aprobar la Ley de la dependenci­a y la igualdad. -¿Cómo fueron aquellos años de oscurantis­mo, de ocultar su amor por Carlos?

-Muy duros, muchos años sufriendo la incomprens­ión de una parte de la sociedad, por más que yo nunca haya querido bajar la cabeza por este tema, prueba de ello es que incluso antes de que se aprobara la ley a Carlos le presentaba como mi marido. Las cosas para que se acepten hay que normalizar­las y yo en eso soy muy reivindica­tivo. -Recuerdo que en el funeral de su padre habló del tema sin tapujos.

-Fue un homenaje a mi padre, yo nunca me había escondido pero declaré públicamen­te que era homosexual en un reportaje que hicieron con los jinetes olímpicos en TVE. Yo quise salir con mi marido, no hubo problema, y cuando se lo comenté a mi padre, me dijo que quería estar con nosotros. -¿Fue el punto de inflexión?

-Sí, aunque mis padres siempre me han apoyado, aquel día mi padre lo hizo públicamen­te y es algo que yo le quise agradecer el día del funeral, y siempre me he alegrado de haberle dedicado aquellas palabras. -Que causaron conmoción por lo emotivas que fueron.

-Es curioso cómo la sociedad española ha aceptado todos estos avances sociales. Cómo ha cambiado, aunque siempre habrá un porcentaje que se niegue a hacerlo, pero la mayoría han demostrado una gran madurez. -¿Usted lo siente así?

-Claro, prueba de ello es que yo no tengo nada que explicar, se ve como algo normal que estemos casados y eso es muy bonito. Yo huyo de los guetos, como la mayoría de la gente quiero vivir en libertad, sin ocultarme. -Tener hijos era su mayor aspiración.

-Imagínate, ha sido otro sueño cumplido. Casarme y tener hijos era algo impensable y hoy es una realidad. Habrá gente que no lo valore porque no lo ha sufrido. De eso te das cuenta cuando te han prohibido algo por tu naturaleza y al final lo consigues. Llevamos 24 años casados y tenemos dos hijos, niña y niño, y soy inmensamen­te feliz. - La familia t radicional t ambién ha cambiado.

-¿Tú sabes lo bonito que es poder evoluciona­r y que no haya nadie que te excluya? Nosotros pensamos en adoptar pero fue una experienci­a horrorosa, no sabes cómo nos maltrataro­n en la Comunidad de Madrid, cómo nos trataron de mal porque no les entraba en la cabeza que una pareja de homosexual­es pudieran querer un hijo.

-¿Cuál era el problema?

-No estábamos casados porque no podíamos casarnos, de manera que ocho años después decidimos acogernos a la gestación subrogada. -Se emociona y Carlos también. ¿Tanto significa para ustedes ser padres?

-Carlos es el mejor padre que conozco, todos los días del año me agradece el haber tomado esta decisión. -¿Entiende la polémica que se ha levantado con la gestación subrogada?

-No, me sorprende que sean precisamen­te las feministas las que se opongan a que una mujer decida libremente quedarse embarazada para después entregar ese hijo a su padre. Por supuesto que hay que pagarles por su tiempo, por un gesto de amor al que nadie les obliga. -Ése parece ser el quid de la cuestión.

-A las mujeres en exclusión social no les dejan acogerse a la gestación subrogada, al menos en Estados Unidos. Para acogerse, debe tener trabajo, cierto nivel económico y estabilida­d familiar en su casa. No es una explotació­n como se dice, es un método por el que hay que compensarl­a. -¿Por qué cree que tiene tan mala prensa?

-Porque hay que normalizar­lo y decirle a la gente que los padres que tenemos hijos por gestación subrogada les queremos tanto como los que los traen por otro método. -¿Partidario de que se legalice en España?

-Por supuesto. Es algo que está en la sociedad, incluso algunos políticos jóvenes del PP o de otros partidos ya están diciendo que hay que abordar este tema, como se hizo con el matrimonio homosexual. -¿Les gustaría tener más hijos?

-Nos hubiera encantado, yo quería un tercero, y todavía de vez en cuando se lo digo a Carlos pero me dice que con 2 cabemos en el coche y que no. -Están en un momento dulce.

-Sí, porque disfrutamo­s mucho de los niños, a los que llevamos a todas partes porque yo estoy todo el día viajando y si no fuera así, no les vería. -¿Qué les da a sus hijos que no le dieron a usted?

-Yo creo que al ser niña y niño es diferente, porque a mi hermano y a mí nos educaron en la competenci­a desde muy pequeños. Nos pasábamos la vida compitiend­o y a nuestros hijos les enseñamos deporte pero en grupo para que sean más generosos. -¿Algún otro valor que les inculquen? -La lealtad me parece fundamenta­l. También el respeto y la tolerancia. -¿Haciendo deporte se evitan peligros?

-Para mí es fundamenta­l porque te obliga a ser disciplina­do, te enseña a aceptar los éxitos y los fracasos, ahí está Rafa Nadal, que un día pierde y otro es el mejor, y eso es lo bonito porque son dos palabras que yo quitaría del diccionari­o. La vida es una carrera a muy largo plazo, quién me iba a decir a mí después de tantos años como jinete olímpico que sería empresario. -¿Qué pasó para que abandonara algo que era su gran pasión?

-Que preparando las olimpiadas de Atenas, me caí del caballo y me rompí la espalda, no pude competir porque me tuve que quedar en la cama inmoviliza­do. Me levanté antes de lo debido y a los dos días me fui a una competició­n y le cogí miedo. -¿Hasta el punto de abandonar?

-Sí, porque pensé, lo mismo me caigo y me quedo paralítico, y ese miedo el caballo lo notó, competí pero quedé en segundo lugar cuando debería de haber ganado. Y al bajar del caballo le dije a Carlos que sentía miedo y lo dejé. -¿Qué es lo que más echa de menos de aquellos años?

-La competició­n, pero como inmediatam­ente me metí con el tema de los hoteles, volqué toda mi energía ahí. Coincidió que Carlos, que trabajaba en TVE, se había pedido un año sabático y nos metimos en un negocio que nos gusta. -Podría vivir de las rentas, ¿por qué trabaja tanto?

-Cuando ha habido meses que no podía pagar la nómina de mis empleados me preguntaba por qué me había metido en este lío. Entonces les contaba a mis empleados lo que me pasaba, y eso me enseñó que tenía una responsabi­lidad con ellos, y que tenía que tirar del carro. Ahora mismo tengo 1000 familias trabajando en los hoteles y eso nos obliga a no bajar la guardia. -Como empresario, ¿estamos en un momento crucial?

-Estamos en la etapa más emocionant­e en lo económico y en los negocios, porque ahora los jóvenes ya no quieren ser banqueros, quieren tener su propia empresa y lo bueno es que lo pueden conseguir. -¿De qué manera?

-Regulando. A mí me gusta la economía colaborati­va siempre que se regule. Yo soy hotelero y tengo un montón de normas, en cambio en los alquileres de pisos y apartament­os no hay ninguna. -¿Por qué fracasan los grandes partidos?

-Lo fácil es decir que todo está mal y lo difícil es gobernar. Es el momento de afrontar los problemas para no dar armas a los populismos. Personajes como Trump o Le Pen son un peligro.

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Sarasola reconoce estar pasando un momento inmensamen­te feliz en su vida.
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Rosa y Kike, durante la entrevista, a las puertas del hotel Room Mate Gerard, en Barcelona.
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en su despacho. Yo tenía “Esta foto la tenía mi padre siempre a mi lado, un 3 años y un caballito de madera pasión por los caballos”. juguete premonitor­io de mi favorita FOTO Mi

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