Diez Minutos

GUNILLA VON BISMARCK Y LUIS ORTIZ

‘‘Como padres lo hemos hecho de matrícula de honor”

- Por Rosa Villacastí­n

Ver juntos a Gunilla y a Luis es como darle a la moviola de la memoria para volver a la Marbella más internacio­nal y glamurosa. Se divorciaro­n en 1989, once años después de contraer matrimonio en el Castillo de Friedrichs­ruh, en Alemania Occidental. Y ahí siguen, juntos, compartien­do casas (viven a caballo entre Suiza y Marbella), confidenci­as, proyectos de futuro con su hijo Francisco, su mujer Elisabet y sus dos nietos. Una familia muy especial unida por el cariño que se tienen.

Quedamos en el Hotel Marbella Club, un lugar emblemátic­o desde donde hacer un repaso de lo que ha sido su vida, su presente y lo que el futuro les pueda tener reservado.

-¿Qué le atrae de Marbella tantos años después de su primera visita?

-Gunilla: En primer lugar la veo mucho mejor que hace dos años, que es la última vez que estuvimos juntas. Veo más alegría y más gente joven. Hay algo que ha cambiado el ritmo de la ciudad y son los conciertos, la Gala que preside Antonio Banderas, pero sobre todo, este verano he notado que se organizan muchas más fiestas privadas, y esas tres cosas han animado el ambiente.

-¿Partidaria de apostar por un turismo de alto nivel adquisitiv­o?

-G: Eso es algo que Marbella no ha perdido porque aquí viene de vacaciones mucha gente del Norte de Europa, con un alto nivel, algo que no ocurre en países como Turquía o Italia, por ejemplo. -¿Siente añoranza de tiempos pasados? -G: No, aunque Marbella ya no es lo que era, pero me gusta lo que veo, porque los jóvenes están posicionán­dose en todos los campos y les correspond­e tomar el testigo.

-¿Qué echa de menos de aquellos años 70 y 80?

-G: A las personas que ya no están, a Jaime de Mora y Aragón, al Príncipe Alfonso Hohenlohe, a Antonio Arribas, a Kashogui... Por lo demás me sigue gustando tanto como me gustaba. El secreto es moverse, cambiar, pasar aquí una temporada, otra en Suiza, no permanecer siempre en el mismo lugar. Nosotros, cuando termine el verano nos vamos a Saint Tropez, y el invierno lo pasamos en Suiza, que es un país divino, no tan divertido como España pero con mucha calidad de vida. También solemos ir a Munich donde vive mi hijo, a Londres o a París.

-¿ A ustedes les da tiempo a aburrirse?

-G: Sí, lo que ocurre es que a mí la soledad no me aburre. Y si estoy con Luis mucho menos.

-L: A mí me divierte lo bueno de la vida, lo agradable, el deporte, la música, encontrarm­e bien de salud, el amor que siento por Gunilla, y cómo me protege después de tantos años.

-¿Y qué le aburre?

-L: Me indigna ver cómo pisotean la bandera de España. Algo que no entiendo porque nosotros que vamos mucho a Estados Unidos, allí se respeta, en Francia igual, y aquí si la defiendes te tachan de cualquier cosa.

- ¿ Es cier t o que j uega con sus nietos?

-L: Imagínatel­o, mis nietos cuando vienen a casa los domingos, a las 9 de la mañana ya están con la mochila preparada aunque hayamos quedado a las 14 para comer. Y ahí nos tienes, esperándol­es con toda la ilusión del mundo para jugar con ellos.

-¿Qué le han aportado?

-L: Los nietos son una continuaci­ón de la vida. Yo no puedo hablar de mis abuelos porque no les conocí, y porque en aquellos años de la posguerra las relaciones no eran como son ahora. Nosotros tenemos la suerte de no haber vivido aquellos terribles años, sólo el servicio militar que era una broma comparado con lo que pasaron nuestros padres.

-¿Ve su futuro con optimismo?

-G: No, lo veo mal, lo veo con miedo, mi futuro no porque me faltan dos para cumplir 70, y lo he pasado muy bien, pero precisamen­te porque sabemos lo que va a venir, es por lo que tengo miedo por mis nietos y por todos los jóvenes, porque temo que se repitan los atentados de París o de Barcelona, esa sensación de peligro continuo que nosotros no sentimos, ellos sí, y eso, me preocupa mucho.

-¿ No será que les protegen demasiado?

-G: En mi caso, no. Francisco ya sabe lo que quiere y Elisabet, su mujer, también. Ellos tienen claro que cuando el mayor cumpla 15 años irá interno a un colegio inglés.

-¿Por qué interno?

-G: Porque mi hijo fue a un colegio alemán, donde aprendió muy bien alemán, después a la Universida­d de Harvard, en Estados Unidos, donde conoció e hizo muchos amigos, algunos muy importante­s, que después se han ayudado entre ellos, todo eso le ha dado una formación muy buena.

-¿No ha tenido sentimient­o de culpa por no estar a su lado?

-G: No, yo le he dedicado tiempo, y aunque he sido mucho más estricta que Luis, creo que he hecho lo que tenía que hacer. Me agrada ver que mi hijo se levanta cuando llega una señora a casa. Nunca ha bebido ni ha fumado ni ha tomado drogas, y eso para una madre es importante. La mejor herencia es la formación y la educación.

-Luis, ¿está satisfecho como padre?

-L: Sí, como padre lo he hecho de matrícula de honor. Cuando le veo ahora es como si me viera a mí a su edad. Me he preocupado mucho de él, sin forzarle a nada. Por ejemplo, nunca ha necesitado mentirnos.

“Mi hijo nunca ha bebido ni ha fumado ni ha tomado drogas, y eso para una madre es importante. La mejor herencia es la formación y la educación”

-¿No les recrimina la vida un tanto frívola que han llevado?

-G: Para nada, porque en esa época estaba estudiando en Suiza, lo que nos obligaba a viajar mucho a Luis y a mí, aunque las vacaciones siempre las pasaba con nosotros. Ha sido muy buen estudiante, es economista y estoy segura de que va a llegar muy lejos profesiona­lmente, porque la educación que le hemos dado ha sido muy positiva. -¿Qué ha heredado de los Bismarck?

-G: Quizá mi manera de pensar, porque es muy serio, muy disciplina­do, muy tradiciona­l, muy familiar, siempre está en comunicaci­ón con todos sus primos, sus tíos y tías ya que somos una familia muy grande tanto por parte de Luis como mía. Tiene buena mezcla de español y alemán. -Luis, usted tiene once her manos, ¿cómo es su relación con ellos?

-L: De hermanos, igual que con mis sobrinos, con quienes Francisco se lleva muy bien y hace negocios a través de las redes. -Con su experienci­a, ¿qué consejos les daría a los jóvenes?

-L: Ellos se han encontrado con todo hecho, sin trabajárse­lo. Muchos están muy preparados, pero se encuentran con un paro juvenil tremendo y una manera de vivir un poco anárquica. Yo soy partidario de la disciplina que teníamos nosotros. -¿Usted ha sido disciplina­do?

-L: Enormement­e. Nací en pleno franquismo, no lo olvides. En aquella época si no te metías en política lo demás era fácil. Torremolin­os era un oasis de libertad, y Madrid igual. Recuerdo que cuando vine a veranear a Marbella no había cerrojos en las puertas, nadie robaba... Una vez se puso en biquini Menchu y mi padre la denunció, y llamó a la Guardia Civil. -¿Lo dice en serio?

-L: Mi padre era el jefe de censura de TVE, cine y teatro. En casa era muy estricto, teníamos que ir a misa, no se podía hablar mientras comíamos, ni de dinero porque era de mala educación, era muy clásico, como era España, un país muy bonito. -¿Cómo la acogieron en esa familia, Gunilla?

-G: Con mucho cariño, con los padres y los hermanos de Luis siempre me he llevado muy bien. Cuando la gente se quiere, no hay diferencia­s, y nosotros nos queremos. -¿Dónde les gustaría retirarse?

-G: A mí me encanta Suiza porque allí tengo mis animales, tiempo para leer, pero también en Alemania o en Marbella. -¿Qué les une además del amor?

-L: Te vas a reír pero a veces cuando estamos desayunand­o nos damos cuenta que vamos vestidos del mismo color. Y eso es porque los colores son muy importante­s. -¿En qué sentido? -L: Hay colores que te animan, te dan alegría, esperanza, y otros todo lo contrario. -¿Dos que duermen en el mismo colchón acaban pensando igual?

-G: Nosotros somos totalmente diferentes, quizá por eso nos llevamos tan bien. En común tenemos que nos gusta bailar y somos del Real Madrid. -¿Dónde se sitúa políticame­nte?

-G: No soy socialista, si me preguntas por Podemos, te diré que no me gustan, soy liberal y defensora de los animales. -¿Cree en el cambio climático?

-G: No hay más que ver las cosas que están ocurriendo. Deberíamos cuidar más la naturaleza si no queremos desaparece­r. -¿Qué le enamoró de Gunilla?

-L: Fue precisamen­te aquí, en el Marbella Club, donde la vi por primera vez, fue un flechazo, pero fue ella la que me pescó, porque en ese tiempo Gunilla era un guayabo, impresiona­ntemente guapa, y todos querían casarse con ella, pero se fijó en mí. -¿Cayó rendido a sus pies?

-L: Caí, caí, yo con Gunilla lo que ella quiera. Soy muy espléndido a la hora de complacerl­a, todo lo que le gusta intento dárselo, cualquier capricho que tenga. -¿Recuerda la última vez que le ha dicho que la quiere? -L: Hace tres minutos. -G: Yo ayer, porque normalment­e se lo digo todos los días por la mañana. -¿Qué le enamoró de Luis?

-G: Su manera de ser, su honestidad, la pinta que tiene, su encanto, es único. Ha cambiado lógicament­e, ya no quiere salir tanto porque lleva una vida más organizada. -¿Le preocupa envejecer?

-L: En esta etapa de mi vida, voy a cumplir 73 años, me preocupa la salud. Tengo la suerte de vivir en Marbella, donde el clima es excepciona­l, juego al golf, respiro aire puro, pero me preocupa la salud porque es lo que te incapacita. Yo he tenido la suerte de que me han curado un cáncer. -¿De qué se arrepiente?

-L: De nada porque yo siempre he sido muy claro, nunca he engañado a nadie, no he sido corrupto ni delincuent­e. Sólo me arrepiento de no hablar bien inglés y alemán, esa es mi asignatura pendiente. -Que le quiten lo bailao, ¿no?

-L: Yo tengo más de 5.000 horas grabadas y Gunilla más de 30.000 fotos, ahí está toda nuestra vida... El universo Marbella, por el que han pasado los más grandes, y que se conoce en todo el mundo. ENTREVISTA REALIZADA EN EL HOTEL MARBELLA CLUB.-AVDA. BULEVAR PRÍNCIPE ALFONSO DE HOHENLOHE, MARBELLA, MÁLAGA.. (MARBELLACL­UB.COM).

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Rosa Villacastí­n, con Gunilla y Luis durante la entrevista realizada en el hotel Marbella Club.
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