Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

- NATALIA MILLÁN

Billy Elliot” es de todos los musicales que ha protagoniz­ado Natalia Millán, el más ambicioso. No sólo porque es un reto profesiona­l para ella como artista, también porque se trata de un espectácul­o al que preceden once años de éxitos continuado­s en el West End de Londres.

Convencida de que es mucho lo que se juegan después de un año de ensayos, Natalia, como el resto de sus compañeros, está dispuesta a dejarse la piel en un proyecto que es el más importante de su carrera.

-Natalia, ¿a nivel profesiona­l qué le aporta Billy Elliot?

-Aparte de la dificultad técnica que supone un musical de estas caracterís­ticas, yo nunca había bailado claqué, y he tenido no sólo que aprender a bailarlo, sino a cantar y saltar a la comba al mismo tiempo, y esto es complicado, o al menos lo es para mí, lo que supone todo un reto. -Trabajar con niños debe ser difícil. -Es muy fácil, porque son niños muy especiales, muy inteligent­es, muy despiertos, quizá porque los críos ahora están llenos de estímulos, y en este caso concreto son además muy disciplina­dos. Llevan más o menos un año asistiendo a clase de danza clásica y canto, pero lo que más me llama la atención es que nunca quieren irse del teatro y es porque les gusta lo que hacen. Son un espejo en el que nos miramos por su naturalida­d.

-¿Son muy distintos a como era usted cuando empezó?

-Todos ellos valen mucho, pero es indudable que les ha tocado el premio gordo de la Lotería, a todos, incluidos nosotros, pero a ellos más. Que tu primer trabajo lo hagas con un director como David Serrano, con actores de la categoría de Carlos Hipólito, Adrián Lastra…, muchos de los cuales vienen de la escuela de Carmen Roche y Víctor Ullate Roche, es un regalo que nos ha caído del cielo.

-¿Por qué quiso ser actriz?

-Si echo la vista atrás yo apuntaba maneras sin saberlo, porque aun siendo timidísima como era, a payasa no me ganaba nadie. Me gustaba mucho disfrazarm­e, de lo que fuera, porque lo que yo pretendía es que no me reconocier­an cuando salía a la calle de lo tímida que era. Y el paso definitivo lo di cuando vi una película que cuenta de modo muy descarnado cómo es el mundo del espectácul­o en Broadway.

-¿Hay que tener unas cualidades especiales para combinar la interpreta­ción, el cante y el baile?

-Hay gente que no las tiene y, sin embargo, consigue hacer muy bien su trabajo porque tiene otras cualidades. Lo que sí noto ahora es que al haber más informació­n, al poder ver tantas películas a través de Internet o de canales de televisión, la facilidad para aprender es mayor. Yo recuerdo que cuando vi “Cabaret” por primera vez, los actores podían fumar, y en cambio ahora no se les permite. Han cambiado mucho las cosas. -¿La experienci­a le ha hecho más exigente en su trabajo?

-Yo siempre me pongo el listón alto, imagino que como casi todo el mundo, pero en los musicales hay que hacerlo porque es un trabajo muy duro. Hay momentos que te ahogas porque la colocación de la danza para la respiració­n a la hora de cantar, es totalmente diferente. -Explíqueme cómo es eso.

-En la danza hay que meter las costillas y para cantar hay que sacarlas, una locura pero con el tiempo, con los ensayos, llegas a dominarlo. Este trabajo tiene mucho de artesanía, repetir y repetir, por eso son tan importante­s los ensayos. -Tal y como lo cuenta diría que vive entregada al trabajo, ¿me equivoco?

-Ahora sí, porque imagínate que estaba interpreta­ndo con Carlos Hipólito “La mentira” y después tenía que ir a ensayar un montón de horas, y eso ha sido muy agotador pero a mí este ritmo me gusta mucho. -Tiene una larga trayectori­a pero, ¿qué ha sido lo más difícil?

-No lo sé, quizá porque tengo una memoria muy selectiva y las cosas complicada­s intento borrarlas. Me cuesta más trabajar ante una cámara, para la televisión o el cine, que estar en un escenario. -¿Por qué?, si en el escenario no hay tiempo para rectificar...

-Porque al teatro vengo como si viniera a mi casa, y en el fondo lo es, al menos mientras dura la función en cartel. En el teatro es un juego, empiezas y acabas, en la televisión el tiempo real no existe, cortan, repiten. -Con lo que se consigue que el trabajo final sea casi perfecto. -Fíjate, yo siempre digo que las tomas falsas

hanhay un hecho momento mucho divertido,daño, porquees porque parece estamosque si todoen la el tele tiempovas contraji-ji, ja-ja, reloj,y noel estréses así, es al mayor, contrario,y si te salga equivocase­n pantallaes un sabes marronazoq­ue has porque metido aunquela pata noy has parado el trabajo de mucha gente. -En-Es unel teatro, abrazo ¿a entre qué el suenan público los y aplausos?los actores, algo mágico. -¿Quiénes son más expresivos?

-Las mujeres son más extroverti­das y cuando se ríen lo hacen a carcajadas. El hombre es más pudoroso. -¿Qué no ha hecho que le gustaría hacer?

-“Billy Elliot”es una maravilla, un sueño, y aunque he cumplido muchos a lo largo de los años, me siento muy afortunada de trabajar en este espectácul­o, estando en la edad maldita. -Pero en el teatro la edad no penaliza a las mujeres.

-Es cierto, hay más sitio para nosotras en teatro que en televisión o en cine, pero necesitamo­s autoras que escriban para las mujeres, de problemas que nos afectan, papeles importante­s. -¿Por qué ese desprecio a la edad?

-Yo lucho para reivindica­r nuestro papel en la sociedad. Me gustaría saber por qué a ellos les quedan bien las canas y a nosotras no. Es algo que llevamos en el ADN, y hay que cambiar muchas cosas, porque deberíamos sentirnos orgullosas de ser mujeres y del paso del tiempo, que puede ser tan atractivo como el de los hombres. -¿Deberíamos luchar más por temas que siguen enquistado­s?

-Yo lo hago, pero todo eso pasa por sentirnos orgullosas de lo que somos. Es un trabajo que debemos hacer con nosotras mismas. Yo tengo una muy buena relación con la edad porque mi padre era mayor cuando yo nací, tenía 60 años, y mi madre era mucho más joven, fui un fruto tardío, por eso me gusta más la piel de mi mamá aterciopel­ada que una piel joven. -¿Nos queda mucho camino por andar?

-Evidenteme­nte, la igualdad en cuanto a derechos la tenemos pero después nos queda el respeto por nuestra propia singularid­ad. Yo lucho porque el mundo femenino ocupe el lugar que le correspond­e. -¿Esos son valores que inculca a su hija?

-Sí, claro. Mi hija tiene 23 años y yo más que con palabras se los he inculcado con mi actitud ante la vida. Estoy orgullosís­ima de mi hija porque es una persona muy valiosa, maravillos­a, y siempre digo: no la he estropeado demasiado. -¿No la ha sobreprote­gido siendo hija única?

-No, ella vino así de fábrica y gran parte de la tarea de los padres es no estropearl­es, dejar que crezcan sin manipularl­es.

Yo creo que le ha enseñado mucho verme a mí tan trabajador­a, tan independie­nte, tan fuerte aunque por dentro sea muy vulnerable. -¿Sigue sus pasos?

-No, tiene mucho talento artístico pero estudia Bellas Artes. Lo de exhibirse no le gusta nada.

-No sabía que su marido murió en un accidente de tráfico hasta que lo contó en “Sálvame Deluxe”.

-Cuando yo lo conté en ese programa me sentí satisfecha porque recibí muchos testimonio­s de gente que estaba en la misma situación y les había ayudado que yo hablara del tema. Eso me reconfortó y me ayudó mucho porque soy muy celosa de mi intimidad, de ahí que mucha gente cuando se refería a mí dijeran que era madre soltera. Podía haberlo sido, pero no era mi caso, y cuando pasó lo que pasó, tuve que sacar adelante sola a mi hija, por eso tenía ganas de contarlo. -¿Cómo se le comunica a una niña que ha muerto su padre?

-Ha sido lo más difícil de mi vida. No te puedes imaginar lo que es contarle a una niña de cuatro años que su papa ha muerto. Han pasado 19 años y todavía me cuesta no emocionarm­e cuando lo recuerdo. Por eso agradecí tanto las muestras de cariño que recibí aquel día en “Sálvame”. Mi hija ha recibido también un gran apoyo. -¿Cómo le afectó en su desar rollo afectivo?

-Fue muy triste pero es una mujer con una madurez impresiona­nte, feliz, y creo que es porque como en esta sociedad negamos la muerte y nos sentimos eternos, un golpe como ése nos ayudó a aferrarnos más a la vida. Por eso hay que aprovechar cada momento, y no perder el tiempo en tonterías. En mi casa hemos cambiado los papeles, ella es la madura y yo la eterna adolescent­e. - ¿ Hacer d e pa d r e y madre fu e complicado?

-Mientras su padre vivió no hubo problema porque estaba todo el día con la niña, pero recuerdo la primera vez que se hizo una herida en una manita, me desbordó, me desbordó eso y ponerle una vacuna, porque todo se te hace un mundo. Al final lo haces porque hay que seguir adelante. -¿Qué mensaje daría a quienes están pasando por esa situación?

-El único mensaje que puedo darles es: ¡Se puede! Dentro del drama, del terror por cómo te vas a enfrentar a todos los problemas que conlleva perder al padre de tus hijos, pese a todo eso, hay que intentar buscarle el lado bueno a la vida. Al principio es muy duro y hay que pasar el duelo, pero despacito encuentras la fuerza para seguir

-¿En los malos momentos se conoce a los -Conmigo amigos?. se volcó todo el mundo porque lo pasé fatal, estaba trabajando mucho en ese momento, y la verdad es que recibí mucha ayuda de todas partes. -¿El trabajo es un antídoto contra la tristeza?

-Siempre digo que como me toque el euro millón no vuelvo a dar un palo en mi vida, pero no es cierto, este trabajo me ha dado tanto que me siento una afortunada, lo que no impide que haya momentos de cansancio, pero es más lo bueno que lo malo. -¿Cómo fue su experienci­a en “Hable con ellas”?

-Me acuerdo que cuando me llamaron los productore­s les dije: yo creo que esto no lo voy a saber hacer, pero si confiáis en mí, probamos. A mí me gusta más escuchar que hablar, y allí si esperaba a que otra terminara no metía baza. Me lo pasé muy bien, y con Yolanda hice muy buenas migas. -Compartir escenario con Carlos Hipólito y Adrián Lastra es un lujo.

-No lo dudes, de igual manera que lo es trabajar con la hija de Carlos Hipólito, que es una de las bailarinas, y qué te voy decir de Adrián Lastra... Fíjate si tengo suerte que la primera obra que hice en mi vida la hice con Juan Carlos Martín. Teníamos 15 años y los dos estudiábam­os en el Taller de Artes Imaginaria­s con Alberto Miralles. -¿Qué tiene de especial este musical?

-Tiene mucho calado, un argumento muy interesant­e y como musical es muy complejo, pero muy enriqueced­or porque las canciones que ha compuesto Elton John son una maravilla. -¿Cómo es su vida fuera de la escena?

-Estos últimos meses he tenido tan poco tiempo libre que había días que no quería levantarme de la cama. Relajarse con este trabajo es complicado, pero lo intento. -¿Cómo es su relación con las nuevas tecnología­s?

-Mala, soy muy antigua, cómo será que hace unos cuatro años hice una obra en mi casa, me estropearo­n la antena, y desde entonces estoy sin televisión, ahora estoy pensando en comprar una. Aunque a través del ordenador veo todo lo que me interesa. Soy más de radio que de televisión. -¿Le gustaría trabajar en la radio? -Sí porque debe ser muy liberador. -¿Qué le pide a la vida?

-No le pido mucho, pero tener trabajo, porque en el tiempo que vivimos si no tienes trabajo todo lo demás falla. Y tener la capacidad de disfrutar con las cosas pequeñas. ENTREVISTA REALIZADA EN EL HOTEL VINCCI SOMA. CALLE GOYA, 79. MADRID TEL.: 914 35 75 45

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Rosa Villacastt­ín y Natalia Millán, durante la entrevista en el hotel Vincci Soma, de Madrid.
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Para Natalia, protagoniz­ar el musical Billy Eliot “es una maravilla y un sueño”.
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favorita FOTO Mi función en My “En esta foto de mi primera viviendo un Fair Lady era una adolescent­e de Billy Elliot estoy sueño. Ahora con los niños entonces”. reviviendo las ilusiones de

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