Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

- CARMEN ALBORCH

Optimista como es, con la sonrisa s i empre a f l or de piel, l l ega Carmen Alborch a nuestra cita procedente de Valencia, donde vive, aunque son muchos los viajes que le traen a Madrid, donde cuenta con buenos amigos, y donde se le reclama porque es un lujo contar con su presencia en cualquier actividad de las muchas que se celebran en la ‘city’.

Conversar con la ex-ministra de Cultura más popular de nuestro país, que puso tan alto el listón de la eficacia y la popularida­d que ha sido imposible igualarla, es un canto a la vida, como bien lo demuestran las reflexione­s que hace sobre la edad, la experienci­a, los amores y cómo no, la política.

-¿Qué tipo de vida lleva una mujer tan activa como usted?

-Vengo a Madrid a citas puntuales, al teatro, a exposicion­es, me gusta porque aquí tengo un grupo de amigos y amigas con los que me reúno para ponernos al día de lo que ocurre en el mundo pero, sobre todo, sobre lo que ocurre en nuestras vidas. Como estoy en el Patronato del Monte Madrid y en el del Teatro Real, eso me obliga a tener cierta presencia en lo que organizan.

-¿Siente morriña de su época como política?

-El compromiso político lo tengo, pero morriña no siento porque he estado suficiente­s años en política como para sentir que la hoja de ruta la tengo repleta, aunque nunca terminas de despegarte de la política.

-¿Fue difícil el tránsito a la vida civil y universita­ria?

-No lo fue, porque ha sido una decisión libremente elegida. Hay un momento en el que tienes que pensar que volver a presentart­e no es rentable, ni política ni socialment­e porque tiene que haber una renovación, lo que no quiere decir que sea siempre de gente más joven, no, pero sí que hay que dejar paso a otras personas.

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