Diez Minutos

LAS CAMPOS, EN ARGENTINA

- Jesús Mariñas

Pudo ser resultado del cansancio físico, consecuenc­ia del palizón MadridArge­ntina-Chile en seis días. De ahí que fue desfavorab­le su primer comentario de Terelu y Carmen sobre el viaje. Terelu y Carmen, nuevamente unidas, como casi al nacer con un año de diferencia. Ya no las imaginamos cada una por su lado. El tiempo no pasa por ellas y se reflejó en este encuentro ocasional tras una siesta de varias horas. Porque desde Hispanoamé­rica, Carmen y Terelu habían viajado toda la noche. Querían estar frescas y despejadas, “aunque con las ojeras por el suelo”, reconoció Carmen. Mientras, mamá prefirió descansar de golpe. Los empedrados callejeros tan típicos de la capital argentina evitaron, por miedo a descalabro, que María Teresa luciera sus taconazos. Y eso que en su maleta llevaba opciones para cada momento del día, por si las moscas. Conociendo el terreno donde se crió y emancipó de niño, Bigote había montado un recorrido que lo mismo les llevó a la Avenida 9 de Julio, que les acercó a la Casa Rosada. Mostraron asombro repasando que hay 80 teatros de sesión continua, una envidia ante los apenas 40 madrileños. Allí fue inevitable el recuerdo a Evita, como ver enormes colas en su mausoleo del cementerio de la Recoleta.

Belén, con los compañeros

Y aunque muchos, consideran­do el palizón del viaje de regreso a Madrid, creyeron que Carmen y Terelu no cantarían a Kike Calleja el “¡cumpleaños feliz!”, lo hicieron. Pero no estuvieron solas, que lo entonaron a coro con Belén Esteban, la que siempre está con los compañeros. Es curioso comprobar, o quizá mas bien descubrir, cómo el famoseo varía de actitud y hasta de carácter según donde se muestre. Porque aquí, todos se mostraron como grandes amigos. En cuanto a las vestimenta­s, mucha pedrería, que sin eso pierde la gala, y ceñidos leggings en malla dorada para la princesa del pueblo. Como siempre hace, Belén Esteban pidió por favor a la prensa que no incordiase­n a Miguel, “porque lo pasa fatal. Se tensa y hay que entenderlo, que él no es de esta guerra”, pedía con el cabello rubio recogido en cola. Preguntó a Gustavo González: “¿Cómo va lo tuyo?”. Belén, interesada por si evoluciona ese folletín eterno, que ya parece en punto muerto, “ni p´adelante ni p´atrás”, y que sostiene desde hace ocho años con María Lapiedra. Eso sí, a mí me pareció preocupado. “No sé para dónde tirar”, me reconoció Gustavo, confuso, ante Belén, Carmen y Terelu. No supe qué aconsejarl­e. En definitiva, festejo con velas, amistades, cariño y hasta reflexión. Vamos, lo que cada tarde no tienen en sus actuacione­s.

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