David Bustamante ‘‘ Ojalá no le falle el buen humor’’
David Bustamante no es un “fracasito”, porque se lo montó, pero sí es un soltero de portada, porque ya sabemos que Paula Echevarría contempla en él a un hombre del pasado. No voy a desear aquí un nuevo matrimonio para David, porque el soltero es el que vive suelto, y eso es lo que a él le toca, y acaso eso es ahora lo mejor. De modo que Bustamante va a cumplir 36 años de soltería, el día 25, concretamente, y tampoco la circunstancia es para ponerse a llorar (la circunstancia de los años, y la de la soltería), sino más bien todo lo contrario.
Yo a David le veo muy apolíneo de buen traje, con la camisa desabrochada de los frecuentadores últimos del casino, y una mirada ensoñadora más propia de un apolo de Armani que de un cantante de animación del guateque. O sea, que le veo a tope. Ha ido puliendo la estampa, con el tiempo, y por rachas ha logrado que en muchos platós le pregunten por la gimnasia, y no tanto por la música, aunque esto no sé si es mucho logro.
Bustamante, en la Academia de la tele, soltaba lagrimones de culebrón, y lo mismo el repertorio se le pasaba de ternuras. A mí me empezó a caer mejor después de dejar la Academia histórica, cuando se hacía videoclips en la cubierta de un yate, lleno de macizas hasta la vela mayor. Abreviando su carre- ra, diríamos que el Busta se cayó desde el andamio, de cabeza, a un concurso de tele y desde éste salió, de pie, como un campeón, a las portadas y a los conciertos. Luego ha ido funcionando como un príncipe obrero del sexy pop. Yo sospecho que ha conseguido lo que soñó, de chaval, y acaso aún más.
Porque hace unos años levantaba tabiques de oficio, en su pueblo, y ahora es un guaperas de éxito que viene y va, por el ancho mundo, escoltado de mánagers y guardaespaldas. Pero quizá lo que uno sueña no es luego la felicidad, porque la vida nos pone enseguida a soñar otras cosas. Y de eso se trata. De seguir soñando. Felicidades, artista.