Diez Minutos

David Bustamante ‘‘ Ojalá no le falle el buen humor’’

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David Bustamante no es un “fracasito”, porque se lo montó, pero sí es un soltero de portada, porque ya sabemos que Paula Echevarría contempla en él a un hombre del pasado. No voy a desear aquí un nuevo matrimonio para David, porque el soltero es el que vive suelto, y eso es lo que a él le toca, y acaso eso es ahora lo mejor. De modo que Bustamante va a cumplir 36 años de soltería, el día 25, concretame­nte, y tampoco la circunstan­cia es para ponerse a llorar (la circunstan­cia de los años, y la de la soltería), sino más bien todo lo contrario.

Yo a David le veo muy apolíneo de buen traje, con la camisa desabrocha­da de los frecuentad­ores últimos del casino, y una mirada ensoñadora más propia de un apolo de Armani que de un cantante de animación del guateque. O sea, que le veo a tope. Ha ido puliendo la estampa, con el tiempo, y por rachas ha logrado que en muchos platós le pregunten por la gimnasia, y no tanto por la música, aunque esto no sé si es mucho logro.

Bustamante, en la Academia de la tele, soltaba lagrimones de culebrón, y lo mismo el repertorio se le pasaba de ternuras. A mí me empezó a caer mejor después de dejar la Academia histórica, cuando se hacía videoclips en la cubierta de un yate, lleno de macizas hasta la vela mayor. Abreviando su carre- ra, diríamos que el Busta se cayó desde el andamio, de cabeza, a un concurso de tele y desde éste salió, de pie, como un campeón, a las portadas y a los conciertos. Luego ha ido funcionand­o como un príncipe obrero del sexy pop. Yo sospecho que ha conseguido lo que soñó, de chaval, y acaso aún más.

Porque hace unos años levantaba tabiques de oficio, en su pueblo, y ahora es un guaperas de éxito que viene y va, por el ancho mundo, escoltado de mánagers y guardaespa­ldas. Pero quizá lo que uno sueña no es luego la felicidad, porque la vida nos pone enseguida a soñar otras cosas. Y de eso se trata. De seguir soñando. Felicidade­s, artista.

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