ROSA VILLACASTÍN
“De La Sexta Noche me llevo el mejor regalo, mi mujer y mi hijo’’
Sus muchos años en televisión, en ETB y desde hace seis presentando “La Sexta Noche”, le han dado a Iñaki López desenvoltura y cercanía, dos cualidades que ha sabido apreciar la audiencia, hasta el punto de premiarle con la Antena de Oro. Un galardón que a él le ha servido para afianzarse como uno de los presentadores más valorados del panorama televisivo.
-Vive un momento especial, le han concedido la Antena de Oro.
-Sí, me la entregaron en el plató porque no pude ir a recogerla. En esta profesión, el mejor premio es poder trabajar y hacerlo en libertad. Yo no me pongo grandes metas porque éste es un trabajo muy caprichoso, hoy estás aquí, mañana no: cuántos profesionales hay de los que no sabemos nada desde hace años.
-Usted no se puede quejar.
-Es cierto, porque desde el 93 no he dejado de trabajar, por eso lo único que trato es de aprender. Ahora, con un programa de política que me servirá para ampliar mi lista de contactos, ya que al final es lo importante. Sólo pido que sigan confiando en mí.
-Aquí ha conocido a Andrea, que ha cambiado su vida.
-Efectivamente, de este programa me llevo el mejor regalo, a mi mujer y a mi hijo. Nosotros tratamos de no llevarnos el trabajo a casa porque somos muy disfrutones de la vida. Nos gusta mucho viajar, ir a conciertos porque somos muy melómanos, salir a cenar, a veces nos llevamos al crío.
-Pero si es un bebé.
-Este verano queríamos conocer las repúblicas bálticas y nos lo llevamos. Cogimos un avión, un coche alquilado y... carretera y manta. Con él lo pasamos muy bien.
“Andrea y yo tratamos de no llevarnos el trabajo a casa porque somos muy disfrutones de la vida”
-¿Es más aragonés o vasco?
-Afortunadamente, se parece más a Andrea porque ha heredado sus ojos y pestañas, cosa que yo no tengo, pero en el apetito es muy vasco, no sabes lo que come. Es un niño muy dormilón, muy simpático. Y goza de muy buena salud. No se puede pedir más.
- ¿ Le ha c a mbiado l a v i da la paternidad?
-Claro, un niño te cambia la vida porque tienes que renunciar a cosas, pero yo no la cambiaría por nada del mundo, porque te quita cosas pero te da otras absolutamente maravillosas.
-¿Les gustaría tener más hijos?
-Sí, sí, y los tendremos, vamos, si nada extraño pasa, los tendremos. Es verdad que éste es un niño cebo, es tan bueno, que te anima a tener más.
-Estará contento porque la gastronomía vasca está en el top de los top.
-En Euskadi sol no tenemos mucho, sí muy buenas playas y a veces las cuatro estaciones en el mismo día, pero para ganar turismo tenemos que ofrecer gastronomía, y es verdad que tenemos la mayor concentración de estrellas Michelin, creo que del mundo.
-Tienen el Guggenheim, una joya de la arquitectura moderna.
-Un museo que cuando se estaba construyendo encontró una gran resistencia por parte de los políticos, que ahora lo utilizan de bandera, y a nivel vecinal y de ciudadanos. Fue una apuesta arriesgada que ha puesto a Bilbao en el mapa, y es un polo de atracción para el turismo.
-¿Qué ha aprendido de su paso por tantos platós?
-A desenvolverme, porque más que en la Facultad de Periodismo, donde aprendes es ejerciendo la profesión. Yo empecé en una televisión local, cuando estaba en segundo de carrera: era muy joven. Me pagaban 10.000 pesetas al mes, lo justo para ir tirando, pero es donde empecé a curtirme haciendo reportajes de calle, inauguraciones, actos sociales, en fin, que hice de todo ya que no teníamos la presión de la audiencia.
-¿Qué sintió cuando le llamó Antxón Urrosolo?.
-Antxón es un gran profesional, un hombre de una gran inventiva a la hora de desarrollar formatos nuevos, algunos históricos como “Detrás del sirimiri”, o pionero en debates muy
polémicos, todos de gran éxito. Por eso cuando me llamó, para mí fue como si me hubiera llamado Jesús Hermida.
-¿Cómo acabó en Madrid?
-Yo estaba muy cómodo en ETB, pero hubo un momento que coincidió con un cambio de gobierno y una nueva directiva que quiso marcar su impronta. Ya sabes, donde manda capitán no manda marinero y, de pronto, me vi con ganas de probar nuevas cosas, y en esas me llegó una oferta de esta casa para presentar La Sexta Noche.
-¿No le dio vértigo
-Sí, porque el formato era muy valiente. En la noche de los sábados meter cinco horas y media de economía y política, me pareció arriesgado, sobre todo porque tenía que competir con José Luis Moreno y Jordi González. La Sexta no tenía grandes expectativas, pero era un proyecto que querían testar. Se hubieran conformado con un 4% de share, pero para sorpresa de todos en el primer programa sacamos un 7%.
-Un éxito, sin duda.
-Lo importante es que ha funcionado muy bien y nunca hemos tenido una especial presión. Sería injusto no reconocer la participación de algunas personas que no han estado físicamente, pero sin cuya presencia mediática no hubiéramos cumplido seis años en antena.
-¿A quién se refiere?
-A Bárcenas, que ha sido una figura omnipresente desde el día uno. Tuvimos mucha suerte porque fue empezar y saltó el caso Bárcenas, la Gurtel, y la irrupción de dos partidos nuevos, como Podemos y Ciudadanos, cuyos secretarios generales eran tertulianos nuestros.
-Pablo Iglesias y Albert Ribera.
-A Pablo le llamamos porque le habíamos visto en La Tuerca: tenía una cabeza muy bien amueblada y salía con Tania Sánchez. En Albert nos fijamos y le incorporamos a las tertulias cuando el PP decidió no enviar a nadie a nuestros debates porque consideraban que hacíamos espectáculo de la política.
-¿Eso les favoreció o les castigó?
-Ni una cosa ni otra, pero coincidió con la crisis económica y tuvimos la suerte de dar con un grupo de economistas muy televisivos, que acercaron la complejidad de la economía al ciudadano normal. La gente estaba muy indignada: eso nos favoreció.
-¿Nunca pensó que lo suyo es torear?
-No, es más: nunca tuve una epifanía que me dijera, tú vas a ser periodista. Siempre pensé que dirigiría mis pasos hacia el entretenimiento, pero por esas cosas del destino acabé haciendo información política.
-Pero maneja bien la muleta.
-Eso sí, pero tiene que ver que, aunque tratamos temas serios y yo soy un poco desafecto a los partidos políticos porque no me los acabo de creer, no dejamos de ser un programa de televisión que se emite un sábado por la noche, lo que nos obliga a no perder el sentido del humor.
-¿Qué le llama más la atención de los políticos?
-Que tanto unos como otros tienden a creer que son imprescindibles y he llegado a pensar que este país avanza a pesar de ellos. No quiero denostarlos porque son necesarios y hacen lo que pueden pero les falta contacto con la gente, aunque todos aseguran venir del pueblo.
-¿No viven demasiado pendientes de las redes sociales?
-Están más pendientes del efecto del mensaje que del contenido del mismo, y eso es un error. Me da la sensación de que no escuchan, son incapaces de asumir un error, y hacerlo les humanizaría, así como reconocer un acierto en el rival. Tampoco confían en la inteligencia de sus votantes, piensan que somos tontos, pese a que se están profesionalizando mucho.
-De todos, ¿cuál le ha dado más juego?
-Rajoy estuvo en una ocasión contestando preguntas de gente anónima, y lo hizo muy bien, sobre todo cuando lograba relajarse. Si él hubiese confiado más en sus cualidades hubiera sido un gran comunicador, porque es inteligente. Y te voy a decir algo: los políticos retirados son los que te dan las mejores entrevistas.
-¿Lo dice por propia experiencia?
-Además de Rajoy, que en el plano humano me pareció entrañable, con Esperanza Aguirre me lo paso muy bien porque ella quiere entrevistarte a ti, te devuelve preguntas, incluso te hace acusaciones. Tiene retranca y se las sabe todas, y las entrevistas con ella son muy difíciles. Tienes que prepararlas especialmente bien.
-¿Qué piensa de José Bono?
-Es un hombre que sabe estructurar muy bien su mensaje, que tiene claro lo que quiere decir, que tiene una fina capacidad de análisis, y no le importa reconoce su error al hacer predicciones.
-Cristina Almeida es otra fija del programa.
-Es muy buena comunicadora, la entiende todo el mundo, es muy simpática y ofre- ce conocimientos que pese a ser técnicos, los explica para que la entiendan. Es muy didáctica cuando habla de feminismo.
-Mención aparte merece Revilla.
-Para mí es un fenómeno digno de estudio porque es un hombre que, independientemente del programa o el formato al que se enfrente, sube la curva de audiencia porque lo borda. Es muy peculiar, tanto en su forma de hacer política como en su forma de expresarse.
-Sobre todo dice lo que piensa.
-Se la juega porque estando Rajoy de presidente del Gobierno, se quejaba amargamente de que no le atendía. Le acusó de no atender a la Comunidad Autónoma de Cantabria y se pudo meter en un serio problema porque en este país si dices determinadas cosas puedes comprometer algunas inversiones en tu territorio. Y hay que reconocerle que hace unas campañas de Cantabria fantásticas. Todos los años da una fiesta en Madrid a la que acude tanta gente como a la boda de Felipe y Letizia.
-Fuera de la política, ¿a qué personaje pondría al frente del Gobierno?
-Es muy fácil opinar en el plató de una televisión y muy difícil gestionar, y no manejamos todos los datos e información como manejan los políticos.
-Por La Sexta Noche pasan personajes de la cultura y el espectáculo.
-Antonio de la Torre tiene una gran cabeza, además de manejar muy bien el éxito y la fama: es un tío que lleva 17 años con el mismo coche y a quien han tentado desde la política. A mí me gustaría que personas como él, cuando se haya aburrido de recibir Goyas, se dedicasen a la política.
-Apenas entrevista a actores o actrices jóvenes, ¿por qué?
-Llamamos a todos pero no quieren venir porque saben que aquí hablamos de política, pero cuando digo que se habla de política yo no voy a debatir con ellos: si es político sí porque es su trabajo, pero si es cantante o artista, les tengo que pedir su opinión como ciudadanos que son.
-¿Qué quería ser de pequeño?
-Yo soy licenciado en Ciencias de la Información, por la rama de Publicidad, a mí me va más el rollo creativo. Nunca entró en mis planes dedicarme al Periodismo.
-¿Se ha arrepentido?
-Nunca, porque sinceramente me encuentro muy a gusto, muy cómodo porque al final es una profesión vocacional, más que periodista me considero comunicador.