Pido un deseo
Esta semana cumple... 70 Joaquín Sabina
Joaquín Sabina va a cumplir 70 años el 12 de febrero, y seguro que a él le gustará decir que cumple 60 y 10. Joaquín tiene el mejor repertorio en castellano, es corsario de médula, y nos ha hecho a todos mucho autorretrato, mientras hacía él su propio retrato, en las canciones inolvidables.
Después de apurar la juventud de excesos, “hasta los cincuenta”, según él mismo dice, vive la dicha doméstica al costado de Jimena Coronado, peruana, que es la hermosa que ha entendido el sitio exacto de Joaquín en el mundo. Desde hace dos décadas. A Joaquín le gusta la penúltima copa, la calle Relatores, en Madrid, si llueve, y las maldades de calavera: “Fíjate, Herrera, si estoy acabado que ya sólo escribo canciones de amor a mis hijas”. Esto me lo soltó una tarde en su casa, donde a cualquier hora es de noche.
Algún día escribí que Sabina es el Dylan de los que no sabemos inglés. Pero ya hay que divulgar que Madrid es más Madrid con él, “aunque la maja desnuda cobre quince y la cama”. O precisamente por eso. Estamos ante un tipo desmedido, glorioso y sin réplica que ha venido a contarnos nuestra vida, pero mientras cuenta la suya, entre la invención y el descaro. Cree en la mentira como una de las bellas artes, al fin ejerce de padre de sus dos hijas prósperas, Carmela y Rocío, y dice más verdad cuando exagera, que es siempre, o casi siempre.
“Soñaba con ser Shakespeare y me he quedado en Machín”, arriesgó algún día, en coña muy suya. Naturalmente, ambas cosas son mentira, pero en estas “boutades” de borracho de sí mismo se entraña la sinceridad de su modo de estar en el mundo. Entre el leído de whiskería y el toreador de maldades. Felicidades, único.
‘‘ Ojalá que el escenario le tiña las canas’’