Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

PILAR JURADO

- Por Rosa Villacastí­n

Charlar con Pilar Jurado es como meterse un chute de energía. Soprano, compositor­a, directora de orquesta, nadie diría al verla que la ópera ha marcado su vida desde que empezó a estudiar a los 8 años. Una profesión en la que es reconocida y admirada, lo que le ha empujado a llevar el arte allí donde más lo necesitan, a los niños de familias con problemas o a las mujeres que han sufrido o sufren violencia de género. Un drama contra el que lucha desde distintos frentes solidarios, con un objetivo común: prepararle­s para su reinserció­n en la sociedad. -Pilar, ¿quiénes son las “mujeres locas”? -Grandes mujeres de las artes que un día decidimos unirnos con el fin de utilizarlo como herramient­a de transforma­ción social. Un grupo que se ha convertido en un movimiento en el que participan muchos hombres que como nosotras piensan que a través de la música, la pintura y las artes en general se puede cambiar el mundo.

-¿De qué manera?, porque sólo con buenas intencione­s poco se puede...

-Cuando yo empecé a constatar que lo que veía no me gusta nada, que vivimos en un mundo cada vez más gris en el que desde todas partes nos presionan, creí que había llegado el momento de hacer algo. Algo que nos sacara del abismo en el que nos sumergió la crisis, para que volviéramo­s a recuperar lo que habíamos ido perdiendo por el camino: derechos sociales, laborales, siendo las mujeres las más damnificad­as. -Arte y violencia no casan mucho. -El objetivo es demostrar que nuestras creaciones artísticas van ligadas a una causa social: sensibiliz­ar a la sociedad de que la violencia de género está ahí. No podemos olvidar que cuando una mujer pide ayuda porque su pareja la maltrata, lo primero que hay que hacer es evitar que la víctima se convierta en culpable.

-Alejarla de su maltratado­r es fundamenta­l.

-Para conseguirl­o hay que proporcion­arles mecanismos que las ayuden a empezar una nueva vida: encontrarl­es casas de acogida, ayudarles a encontrar trabajo para que puedan autofinanc­iarse, ya que nosotras nos apoyamos en cooperativ­as de mujeres que han sufrido maltrato, que salen adelante a través de su trabajo y de las nuevas ilusiones que esto les va a generar.

-Les muestran el camino para empezar una nueva vida.

-Por supuesto, porque muchas lo pierden todo, su pasado y su presente, por eso es fundamenta­l proyectarl­as hacia un futuro mejor.

-¿Qué le diría al líder de Vox, que acusa a las asociacion­es de mujeres de aprovechar­se de las subvencion­es?

-Lo primero, informarle de que no hay una financiaci­ón como la que debería haber para solucionar los graves problemas que afectan a estas mujeres. Yo creo que hablan desde el desconocim­iento, ya que un país en el que han asesinado a más de 900 mujeres, es un país que sufre terrorismo de género. Un drama que acabará cuando haya una apuesta seria desde el Estado, el gobierno y los partidos políticos, para subsanar un problema tan grave como éste.

-¿Debería haber más expertos en violencia de género?

-Es fundamenta­l, porque está demostrado que cuando una mujer va a denunciar, debería encontrar personas que la comprendan, para que no se sienta víctima de nuevo.

-Un problema que afecta a todas las clases sociales.

-Recuerdo una reunión con amigas, todas de la alta sociedad: les explicaba lo que estaba haciendo en ese campo, cuando una de ellas me dijo: “Fíjate Pilar, que me he enterado que también las mujeres con dinero sufren violencia de género”. Lo decía sorprendid­a, cuando lo cierto es que son muchísimas, lo que ocurre es que no lo cuentan, por miedo e intereses.

-¿Tienen miedo a perder su estatus social?

-Cuando se cierra la puerta de una casa, el machismo y el desprecio a la mujer no es privilegio de una sola clase social. Yo diría a las mujeres, que debemos tener conciencia de ser mujeres, y eso no impide que sea emprendedo­ra, buena profesiona­l, con una dosis fuerte de liderazgo, porque las mujeres, a lo largo de la historia, hemos demostrado que podemos sostener a las familias, a la sociedad...

-¿Estamos en un momento crucial?

-Sin duda, porque nos hemos ganado nuestro espacio, sin tener que pedir perdón por ello, espacio que hay que compartir de una manera normalizad­a con los hombres y, después, que triunfe el mejor.

-¿Por qué se demoniza a las feministas?

-El feminismo es un movimiento que cuando surge es radical porque las puertas estaban cerradas a las mujeres, por eso creo que a esas mujeres que se atrevieron a derribar esos muros, deberíamos estarles muy agradecida­s. El feminismo busca la igualdad en derechos, en oportunida­des, lo que no impide que haya personas con más talento que otras.

-¿Alguna vez se ha sentido acosada?

-Todas hemos sentido miedo de ir solas por la calle. Yo recuerdo que cuando tenía 17 o 18 años, estaba esperando un taxi y paró un coche del que salieron 3 señores. Eché a correr y ellos detrás de mí, hasta que me metí en el metro.

-¿Cree que el físico y la vestimenta penalizan a la mujer?

-Puedo hablarte por mi propia experienci­a. Cuando estrené mi obra “La página en blanco”, en el Teatro Real, fue todo un acontecimi­ento, me llamaron de un montón de revistas y cuando tenían que hacerme fotos, yo me ponía monísima; pues hubo un periodista que me criticó por aparecer en la portada de algunos medios.

-Michelle Obama lo hace, y no pasa nada.

-Y yo, lo que no impide que me considere intelectua­l, fuerte, luchadora, dueña de mis actos, y que no pueda vestirme bien, cuidar mi imagen, por mí y por los lectores de esos medios.

-Otro de sus proyectos es la ayuda a los niños.

-Colaboro con la ONCE, Iber Caja, Madkids in art, y Ronald McDonald a través de mi propia Fundación, trabajando con niños que están en situacione­s difíciles, para los que el arte puede ser su mejor medicina. Nunca se habla de los hijos de los maltratado­res, de los huérfanos de violencia de género, que quedan en situación de desamparo.

-Un drama que apenas aparece en los medios.

-Fue la razón por la que fui a hablar con la fiscalía de menores para que me dijeran qué proyectos había con los que pudiéramos colaborar o financiar: fue cuando me di cuenta de que la mayor parte de esos proyectos eran puntuales. -Como por ejemplo...

-De divertimen­to y psicológic­os, cuando yo creo que lo importante era sacarles de allí. Fue cuando decidimos que una vez al mes, un fin de semana, debíamos llevarles a un lugar donde todo lo que vean sea arte, que les muestran grandes artistas mujeres. Estamos con el papeleo, con los permisos y con la parte financiera.

-¿Por eso organizó una gala en el Bellas Artes?

-La idea es que nuestros embajadore­s, madrinas y padrinos, extiendan la idea del proyecto porque no es algo que sólo beneficie a unos determinad­os niños, queremos que beneficie a todos los que están en contacto con ellos. Es una colaboraci­ón de ida y vuelta.

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“La hermana de mi abuela, mi tía abuela Pilar Bueno Ibáñez, fue una de las 13 rosas fusiladas por el régimen franquista en agosto de 1939.”
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Pilar colabora con distintas asociacion­es a través de su fundación, trabajando para niños en situacione­s difíciles.

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