ROSA VILLACASTÍN
“Ni en mis mejores fantasías habría soñado una vida como la que tengo”
Nadie diría, al ver a Sergi López vestido de negro, con la sonrisa a flor de piel, que estoy con uno de los actores más importantes de España y Francia. No sólo porque se lo rifan los directores más prestigiosos, ya que tiene ese algo especial que caracteriza a quienes dan veracidad a sus personajes, sino porque es el único actor español que ha ganado el César en Francia, así como el Premio de la Academia de Cine Europeo, que sólo tienen Javier Bardem y él. Protagoniza la ópera prima de Lucía Alemany, “La inocencia”, en la que comparte estrellato con la joven promesa Carmen Arrufat, y en la que abordan problemas de actualidad cómo la difícil relación de padres con hijos adolescentes.
-¿Es cierto que desde muy joven tenía claro que quería ser actor?
-Bueno, yo hacía teatro amateur en mi pueblo porque en los estudios iba mal y, como soy bastante práctico, pensé en ponerme a trabajar de mecánico o de camarero, porque con 18 años y sin estudios no podía aspirar a más, pero tuve una especie de revelación.
-¿En qué sentido?
-Yo ensayaba con unos amigos, y mi padre, que como el padre de la protagonista de “La inocencia” era autoritario, me había dicho que tenía que estar pronto en casa pero, ensayando, me olvidé y llegué a las 12 de la noche. Encontré a mi padre muy enfadado, ya que se levantaba a las 4 de la mañana para ir a trabajar a la fábrica de Pirelli.
-¿Le zurró?
-No, no, al abrir la puerta vi que me estaba esperando, y para parar la bronca se me ocurrió decirle: “Papá, no me regañes porque hoy es un día importante para mí, acabo de decidir que voy a hacer teatro”.
“Todavía me sorprendo haciendo cine en francés, cuando llegué a París sin hablar una palabra”