Cayetano Martínez de Irujo “Con mis hermanos cerré la puerta y se acabó”
El jinete recogió la Medalla de la Real Academia de Medicina acompañado de su novia, su ex mujer, sus hijos y su hermano Fernando. Al resto de sus hermanos ni los invitó por su “falta de humanidad”.
Haber pasado diez veces por el quirófano por sus problemas digestivos; sus caídas del caballo –la última de éstas hace unos días en Montenmedio, Cádiz– y la falta de comunicación con sus hermanos han influido y cambiado el carácter de Cayetano Martínez de Irujo. Cada día nos sorprende, como el pasado 26 de febrero, cuando a su llegada a la Real Academia de Medicina de Madrid, un Cayetano muy cercano saludó uno a uno a los fotógrafos que estaban esperándole. Estaba contento porque recibía la Medalla de Oro de la Academia.
-Es un orgullo recibir esta medalla de la Real Academia de Medicina.
-Claro que sí. Todo reconocimiento es un orgullo.
-En tu discurso te has emocionado al recordar a tu madre.
-Sí, porque he recordado la parte más bonita e íntima que tuve con mi madre, al ser su persona de confianza. Por esa labor he pagado un alto precio. Toda gran misión conlleva un alto precio, y yo lo he pagado con creces. Llevaré siempre la cabeza muy alta al haber sido elegido por la duquesa de Alba, mi madre, para esas gestiones. No estoy de acuerdo con el cambio que se está haciendo en la Casa de Alba. Pero no me corresponde a mí juzgar al duque de Alba, será la historia.
-¿Cómo están las relaciones con tus hermanos?
-Siguen igual. He invitado a Fernando, que ha venido, y a Carlos, porque es el jefe de la Casa de Alba y mi deber era invitarle por la institución. A los demás, no les he dicho nada.
-La relación se encuentra en un punto muerto.
-Es difícil. Me han demostrado cómo son. En septiembre, cuando me operaron y estuve en el hospital, no vinieron a verme. Lo pasé francamente mal y me costó no venirme abajo. Mis hermanos me demostraron su falta de humanidad.
-¿Por qué no das tú el paso para la reconciliación?
-¿Cómo? No quiero hablar de esas cosas porque es una etapa pasada. Después de aquella operación y de estar diez días en el hospital, tal falta de humanidad... Apaga y vámonos. Cerré la puerta y se acabó.
-Hace poco te volvieron a ingresar y además te has vuelto a caer del caballo.
-Llevo ya diez operaciones. Me encuentro bien, pero es un accidente detrás de otro. Creo que me han echado un maleficio.
-¿Crees en los maleficios?
-No lo sé. Como existen las cosas buenas, también hay cosas malas. Lo único que puedo decir es que desde septiembre a ahora: he entrado en el quirófano, me he roto tres costillas, me fui a África y acabé en el hospital. Me pasan cosas que no tienen sentido.
- ¿ A qui é n l e d e d i c a s e st e reconocimiento?
-A mí mismo, porque me lo he ganado.
Daniel I. Carande/ Fotos: Gema Checa