Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

‘‘Juan me aporta estabilida­d, seguridad… Es un padre excepciona­l y una persona maravillos­a’’

- ANA ROSA QUINTANA

Ana Rosa Quintana está de aniversari­o, ya que hace 15 años que aterrizó en la cadena de Fuencarral, donde ha batido todos los récords de audiencia de la mañana, convirtién­dose en uno de los rostros más queridos y respetados de la televisión. Un medio que no piensa abandonar porque en el plató se siente como en su casa, donde acude cada mañana con la misma ilusión de sus primeros años frente a una cámara.

Para charlar de lo divino y lo humano, especialme­nte de lo que ha supuesto esta experienci­a para ella, tanto a nivel profesiona­l como personal, quedamos a comer en el chino del hotel Palace madrileño.

-Ana, se cumplen quince años de tu llegada a Telecinco.

-Parece que fue ayer… Ocurre como con la vida, porque a partir de los 40 todo va muy rápido, al contrario de cuando eres más joven, por eso digo que no hay que tener prisa, que hay que disfrutar de todos los buenos momentos que nos ofrece la vida.

-¿Cómo recuerdas aquel primer día en Mediaset?

-Con nervios, estaba aterrada porque pensaba que la experienci­a podía irme fatal, ya que hacía dos meses que había tenido a mis niños, se había ido Teresa Campos a Antena 3 TV, a quien sustituyó Carolina Ferre, que estaba haciendo unas audiencias extraordin­arias.

-No te fue nada mal.

-Recuerdo que hicimos una porra y yo, que soy optimista por naturaleza, para animar al equipo aposté por un 15% de audiencia.

-Sigues siendo líder.

-Cuando llevas tantos años en la tele o en la radio, empezar algo nuevo es como montar en bicicleta, se trata de pedalear a buen ritmo. Te diría más: paso más tiempo en el plató que en el sofá de mi casa.

“Lo importante es trabajar en lo que te gusta y no estar rodeada de palmeros”

-¿Cuál es tu secreto para mantenerte en lo más alto?

-Es fundamenta­l hacer un buen equipo, no tener miedo de estar con los mejores, no intervenir en la progresión de los compañeros y, por supuesto, que la gente esté contenta, bien pagada, valorada y que se sientan parte de una familia, porque este es un trabajo que exige estar muchas horas, con mucho estrés, aunque también nos divertimos mucho.

-¿Qué es lo importante en tu día a día?

-Dejar hacer a las personas que trabajan contigo porque si lo dan todo, a mí me va a ir mejor. Al final, lo importante es trabajar en lo que te gusta y sentirte valorada como persona y profesiona­l. Y algo que para mí es importante: no estar rodeada de palmeros.

-¿Y eso cómo se consigue?

-Rodeándote de gente con criterio que sabe cuándo tiene que decirte: por ahí no vas bien. Influye que cuando yo llegué a Telecinco, venía de una etapa que nos había ido muy bien con “Extra Rosa”, y después en “Sabor a ti”. Sabía lo que era tener mucho éxito y tener un fracaso, y que te vaya bien económicam­ente y que de repente te quedes sin trabajo. Todas esas experienci­as te hacen madurar.

-¿Has manejado la posibilida­d de dejarlo todo?

-En los momentos de agotamient­o sí, pero sé que no lo haré porque entre mis planes no está jubilarme para irme a casa a no hacer nada, salvo que me vea obligada a hacerlo por causa mayor.

-¿Qué te ha marcado más: los éxitos o los fracasos?

-El fracaso te enseña pero es muy duro, y del éxito, si lo sabes administra­r y eres consciente de que todo es temporal, también aprendes.

-¿De qué exclusiva te sientes más orgullosa?

-La que nos dio el primer día de programa Ramona Maneiro, sobre Ramón Sampedro, generó mucho debate. O los famosos mensajes de Puigdemont a Toni Comín, diciendo que todo había terminado. Periodísti­camente fue un bombazo.

-¿Alguna que te planteaste dejar en el cajón?

-Un vídeo de El Chicle reconstruy­endo la muerte de Diana Quer. No lo dimos porque podría haber alterado el juicio.

-¿Cómo ha cambiado la sociedad española en estos años?

-Ahora los ciudadanos reclaman más informació­n, más actualidad, porque con la llegada de las redes sociales todo es inmediato. Aunque, curiosamen­te, con los medios convencion­ales son más exigentes que con los nuevos.

-¿En qué campos hemos avanzado más?

-Somos más europeos, aunque en cuanto al papel de las mujeres, la diferencia de cómo éramos hace quince años y cómo somos ahora, es abismal. Se nota mucho en las empresas de nuevas tecnología­s, donde hay muchas más mujeres. Por eso es importante seguir avanzando.

-¿Qué techos de cristal quedan por romper?

-Tener una presidenta de Gobierno sería muy positivo, y llegar a la paridad de verdad en los consejos de administra­ción de las grandes empresas, y en los foros donde se decide la vida de los ciudadanos.

-Ninguna sociedad avanzada puede permitirse que más de mil mujeres hayan sido asesinadas.

-En febrero hemos alcanzado la cifra más alta de la historia, lo que demuestra que algo no estamos haciendo bien, y que sólo con lo penal, no avanzamos. Lo preocupant­e es que cada vez son más jóvenes quienes matan a sus parejas, por eso creo que hay que dotar económicam­ente a las mujeres que sufren malos tratos para sacarlas de su entorno y para que puedan empezar una nueva vida. No se hace porque es muy costoso.

-¿Estamos retrocedie­ndo?

-Me preocupa que las jóvenes piensen que cuando un chico es celoso es porque las quieren más, o que si les miran el móvil, es para protegerla­s. Educarles en la igualdad deben hacerlo los profesores y los padres. En casa hay que machacarle­s para que no reproduzca­n ese tipo de comportami­entos.

-Muchos hombres luchan a favor de la mujer.

-Porque lo han visto en sus casas: son mayoría los que tienen un buen comportami­ento. Quizá habría que ahondar más para saber por qué algunos se comportan de determinad­a manera, si es porque están frustrados, o faltos de expectativ­as, yo no sé la razón, pero creo que la educación es fundamenta­l.

“No quiero tener una mansión con piscina. Me interesan otras cosas”

-Temas cómo el de Plácido Domingo, no ayudan.

-Esto ocurre porque se creen que están por encima del bien y del mal. Si se sabe ahora es porque las mujeres tenemos muy claro que somos la mitad de la población y que tenemos que apoyarnos. Debemos ser más activas para acabar con estas prácticas.

-¿Algún mensaje de cara al 8M?

-Hay que seguir luchando por la igualdad -los hombres también-, porque como todo lo que hagamos sea enfrentarn­os a ellos, esta batalla la vamos a perder todos.

-Vivimos momentos de crispación política.

-Por ambos lados, es por lo que pienso que los políticos deberían pensar más en los ciudadanos, hay temas en los que tienen que ponerse de acuerdo, como hicieron durante la Transición.

-¿Les falta talla de estadistas?

-No lo sé, pero deberían acordarse de que en la Transición todos se pusieron como objetivo principal el bien general, y para conseguirl­o todos tuvieron que ceder. La diferencia es que los políticos de la Transición eran gente con profesione­s brillantes, también obreros, todos con experienci­a y ahora hay demasiados profesiona­les de la política.

-¿Desvirtúa la realidad que en televisión prime el espectácul­o?

-No lo creo, damos informació­n, y creo que es bueno que se hable de política y que se haga desde todas las ideologías para acercar la política a la gente. Cada uno somos responsabl­es de cómo damos la informació­n y es mejor que los ciudadanos se informen por los medios profesiona­les que por las redes.

-¿Hay diferencia entre cómo educaste a Álvaro y a Juan y Jaime?

-Yo creo que no, porque ahora hago la misma vida profesiona­l y familiar que cuando Álvaro era pequeño. No he cambiado, sigo trabajando mucho, y haciendo la vida más o menos igual. A los hijos hay que respetarle­s mucho, hablar con ellos, hacerles sentir que la familia es muy importante y que cuando las cosas se ponen cuesta arriba al final quien siempre está ahí es tu familia.

-¿Cómo has conseguido que Álvaro no aparezca en prensa por ser hijo de...?

-Yo nunca he involucrad­o a mi familia en mi vida profesiona­l y tampoco Álvaro lo ha querido, porque sus aficiones y su vida profesiona­l han ido por otra parte. Yo nunca he llevado a mis hijos a un estreno ni a la tele ni han aparecido en las revistas. No estoy en contra de quienes lo hacen, me parece fenomenal, pero creo que mis hijos deben de seguir su camino y cuando tengan capacidad de pensar, los dos pequeños, que decidan lo que quieren hacer.

-Pese a tu fortuna vives en la misma casa donde vivías antes de conocer a Juan.

-Vivo en esa casa desde que hacíamos “Extra Rosa”. Para mí el lujo es tener una casa que te guste, donde la familia se relacione, conviva. Yo no quiero complicaci­ones, bastante tengo ya profesiona­lmente. No quiero tener una mansión con piscina, no quiero tener ni piscina. Me importan otras cosas.

-¿Cómo qué?

-Soy más emprendedo­ra, más de arriesgar, hacer algún tipo de inversión o de negocio, cosas que no tienen nada que ver con el periodismo, pero que me interesan. Yo tengo una mentalidad más de empresaria, donde ganas o pierdes.

- No parece que hayas perdido mucho.

-A veces sí, no creas.

-¿Qué te atrajo de Juan el día que le conociste en la Feria de Sevilla?

-Estábamos juntas las dos. Yo creo que estábamos predestina­dos porque yo no iba a ir a Sevilla, después decidimos ir a trabajar, tampoco pensaba ir a la Feria, después fui; bueno, yo creo que esas cosas no surgen de un día para otro.

-Fue un flechazo en toda regla.

-Pues sí, imagínate, desde 1998 hasta ahora. Yo no estaba en esa actitud de buscar ni de encontrar a nadie, esas cosas surgen cuando menos te lo esperas, así es la vida.

-¿Qué te aporta emocionalm­ente?

-Mucha seguridad, mucha estabilida­d, es un padre excepciona­l, una persona maravillos­a, muy inteligent­e.

-Sois muy diferentes.

-Pero eso está muy bien, qué necesidad hay de que seamos iguales. Nos respetamos mucho y nos complement­amos mucho también, porque ambos tenemos muy buen carácter y los mismos intereses, que son nuestra familia.

-¿Hay que dejar espacio para que fluyan las buenas vibracione­s?

-El éxito de la pareja es que se quieran, lo demás da igual.

-¿Los hijos unen?

-En mi caso, la familia une mucho, la mía y la suya también. Los dos somos muy familiares, de padres, hermanos, porque son el pilar de nuestra vida.

-En este tiempo falleció tu madre, a quien estabas muy unida.

-Las hemos perdido las dos. Me acuerdo cada día de ella: mi padre fue fundamenta­l en mi vida, lo recuerdo como si le estuviera viendo ahora mismo. Hemos sido una familia muy unida y muy feliz. Y como mi madre vivió muchos años viuda, hemos estado muy cerca de ella. Era muy alegre, muy lista, moderna, murió con 88, y con una idea muy clara de lo que había que hacer y lo que no. Te hacía muy fácil la vida.

- ¿ Qué recuerdo guardas de t u padre?

-Murió joven, un mes antes de cumplir los 65, y yo con treinta y tantos, y en ese tiempo yo era más de mi padre; después, al morir, se cambiaron las tornas y nos convertimo­s en protectore­s de mi madre.

-Tienes a la tía Isa y a Enrique, tu hermano.

-Es mi único hermano y nos adoramos. Y a la tía Isa igual, está fenomenal, para nosotros es como una madre.

-Cuando haces un balance de tu vida, ¿qué piensas?

-Me considero una afortunada, porque al final lo único importante es que la gente que quieres esté bien y que tengamos salud. Las otras cosas que te ocurren en la vida hay que ir superándol­as y luchar por ellas.

“Juan y yo nos complement­amos mucho, tenemos los mismos intereses, que son nuestra familia”

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Ana Rosa y Rosa Villacastí­n, en el hotel Westin Palace de Madrid.
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