ÁNGEL ANTONIO HERRERA
Georgina, novia de Cristiano Ronaldo, triunfa siempre en Instagram, porque es poetisa del tanga. Del tanga propio. Georgina, si nos fijamos, es también futbolista, como su novio, sólo que futbolista del fútbol a su manera, que es una especie de narcisismo sin balón, y con la ropa justísima, y reajustada. Hasta que se pone de pronto un traje de ejecutiva, y se hace así la foto de excepción, mientras dona 20.000 € al Banco de Alimentos. Estos entusiasmos de solidaridad, en las famosas, provocan siempre un respingo de desconcierto, por el escaparate de foco que incluyen, pero hay que celebrar en cualquier caso estas iniciativas, y otras parecidas, que tienen estampa de promoción, pero alivian, o mejoran, las vidas torcidas de tantas gentes desdichadas. Las donaciones anónimas nos gustan más, pero no puede desagradarnos que una chica planetaria como ella arrime su ánimo cívico, y de paso incorpore un cheque. No es la primera vez que lo hace. A Georgina yo creo que no le hacemos justicia. No acabamos de tomarla del todo en serio, porque parece una suplente de Irina Shayk, y por supuesto de Cristiano, que es el amo de Instagram. Pero la chavala mola, y es siempre una alegría en las redes, entre el liguero de gimnasio y el tanga de bufanda. Ahora, encima, se viste elegante, y se porta en condiciones con los que soportan una vida que no les deja vivir la vida.