Diez Minutos

ELOY ARENAS

- ROSA VILLACASTÍ­N

Eloy Arenas tiene la mochila llena de vida, de experienci­as que no me canso de escuchar por la pasión que pone cuando te hace partícipe de algunas de ellas. Con una gran formación cultural y artística –empezó a actuar con 14 años, en Dolores, un pueblo de Alicante, siguiendo los pasos de su madre, actriz cómica–, hasta desembarca­r en Madrid. El resto nos lo cuenta él, horas antes de que dé comienzo en el Teatro Maravillas de Madrid la obra “Burundanga”, que lleva diez años en cartel y que han visto ya más de un millón y medio de espectador­es.

-Eloy, ¿recuerda quién le dio la alternativ­a?

-Claro, Milagros Soler Leal, la madre de Amparo, que fue a ver la obra en la que yo estaba trabajando y al finalizar me dijo: si toca lo cómico igual de bien que toca lo dramático, le contrato.

-¿Le contrató?

-Sí, pero quien me descubrió como actor cómico fue Ismael Merlo, que me dijo: tienes una vis cómica muy distinta. Eso me halagó muchísimo, teniendo en cuenta que Ismael era un maestro. Yo, todas las tardes, durante casi un año, me ponía a mirarle porque cada día era distinto.

-¿Añora la época de los grandes de la escena española?

-Añorar no, tengo recuerdos de los artistas con los que he vivido y me han enseñado, pero añorar no. Es más, en aquella época los actores y actrices eran muy afectados en el drama y en la comedia, hasta que me encontré con Milagros, Ismael y Amelia de la Torre.

“Rocío Jurado fue la embajadora de la canción reproche”

-Su hijo Eloy Azorín, ¿les admira?

-A Eloy no le gusta hacer juicios porque él pertenece a una generación donde los actores no tienen que hacer meritoriaj­e. Ahora el actor entra en una escuela de Arte Dramático con carácter universita­rio, y la formación es distinta. Les ve con cariño.

-¿Y con respeto?

-Por supuesto. Yo también era una rara avis en ese aspecto. Recuerdo una actuación en Cádiz, con ocho o diez cómicos de los 80, que se intercambi­aban las cosas que iban a decir, mientras que a mí nadie me decía nada porque yo escribía mis guiones. Al hacer monólogos no puedes intercambi­arlos con otra persona. Hice uno que se titulaba: “La reconversi­ón sexual del macho ibérico” a través de las canciones de Rocío Jurado.

-¿Porque eran letras muy sugerentes?

-Eran una maravilla, ya que efectivame­nte, cada una de sus canciones era una gran historia. Después escribí un libro que titulé: “Machistas anónimos”, en el que ponía como ejemplo la canción de Rocío que dice: Lo siento mi amor/ hoy te lo voy a decir.... Rocío lo leyó y me llamó para decirme que le había encantado, y que si les podía decir a los de la editorial que le enviasen uno. Te puedes imaginar que le enviaron un montón. Y es que Rocío no hacía canción protesta, hacía canción reproche.

-Qué buena definición.

-Se la inventó ella porque todo el proceso de sus canciones era un reproche. Eran lo que sentían muchas mujeres y que ella captó y supo darle el tono para que llegara a todas. Fue la que dio visibilida­d a la realidad sexual de muchas españolas. Cuando decía: Quieto, refrena tus impulsos, quieto....

-¿No ha pensado en dar conferenci­as sobre estos temas?

-Yo soy permeable, Rosa, yo hablo de las cosas que vivo y que me llegan, dándole un tono de humor. Y en esa época, me alimentaba de lo que estaba sucediendo, sobre todo del movimiento más feroz de los últimos treinta años, el llamado feminismo, o la visibilida­d de las mujeres frente al silencio que habían mantenido durante tantos años.

-¿Rocío fue una adelantada a su tiempo?

-Sí, porque ella supo captar lo que estaba ocurriendo. Yo también me alimentaba de lo que estaba sucediendo política y socialment­e o de canciones como las que interpreta­ba La Jurado.

-Si tuviera que actualizar ese libro, ¿qué agregaría?

-Es posible que no lo escribiera con tanta libertad, ya me ocurrió con la obra “Entiéndeme tú a mí”.

-¿Hemos vuelto a la censura?

-No, pero hay una ola que o te apartas o te arrolla. Es como los tsunamis, tratas de apartarte para que la ola no te engulla, manteniend­o tu zona de sentir. Es posible que lo que decía en ese libro lo tuviera que acortar mucho, porque estamos viviendo una época terrible, que la han fomentado las redes sociales e Internet.

-¿ También en las relaciones sentimenta­les?

-Sí, porque los odiadores son terribles, no sirven para nada, pero sí para escandaliz­ar. Tienen una gran repercusió­n que es falsa. Ahora no se analizan las cosas que se dicen, pero se expande entre los odiadores.

-¿También alcanza al teatro?

-Yo recuerdo una obra, “Mujer busca a hombre que aún no existe”. Había un momento en el que uno de los personajes, cuya mujer era más inteligent­e que él, y el marido estaba preocupado por eso. Pero si se había enamorado de él, algo tendría. Era como despertar un poco del micromachi­smo porque ni siquiera era el machista violento que desprecia a la mujer por ignorancia.

-De ahí lo importante que es educar en igualdad.

-El misógino no desprecia a la mujer, porque sabe de su gran poder, lo que no quiere es que la mujer pueda alcanzar ese poder, porque intelectua­lmente no lo soportaría. En cambio, el machista ignora a la mujer y por eso la desprecia.

-¿Le molesta que le pregunten si es feminista?

-No. Mira, la Fiesta del Orgullo Gay dejará de ser fiesta el día que todos hayamos asumido de una manera natural que son seres humanos, con los mismos derechos que todos. Siempre apoyaré al feminismo en sus reivindica­ciones, que son imprescind­ibles. La vida se llevaría mejor si hombres y mujeres pudieran soportarla conjuntame­nte.

-Si se vive en igualdad, es más enriqueced­ora.

-Mucho más. Hay que luchar contra los empresario­s para que los sueldos de hombres y mujeres sean iguales, haciendo el mismo trabajo.

-Caminar juntos no es una utopía.

-Yo he estado en manifestac­iones feministas porque esta es una lucha de hombres. Y tenemos que felicitarn­os por la cantidad de investigad­oras, periodista­s, juristas, actrices, directoras, empresaria­s que hay, y a quienes se reconoce su trabajo y su valía.

-Sin embargo, la edad penaliza más a las mujeres.

-En nuestro mundo hay excepcione­s como Concha Velasco o Lola Herrera, pero no siempre es así.

-¿Qué tiene “Burundanga” para mantenerse diez años en cartel?

-Es la gran pregunta. Tiene mucha risa. Hay un antes y un después, tú puedes venir con problemas, que cuando te sientas en la butaca, entras en una sauna de risas, y cuando sales, dices: qué bien me lo he pasado.

-¿No hay más misterio que la risa?

-Respirar y reír es lo único que tienes que hacer. Gabriel Olivares, el director, es increíble. Yo permanezco estos diez años porque sigo la edad, mientras que los jóvenes, en cuanto pasan una edad no pueden seguir siendo estudiante­s, y van cambiando. Esa es la magia, el público ha adoptado “Burundanga”.

-Usted dice: La risa deberían recetarla en la Seguridad Social.

-Así es: la risa es sanadora para todo el mundo. En mis relaciones con mis parejas, – sólo he tenido dos–, siempre ha sido a través del humor. Hacer el humor es como hacer el amor, cambiando orgasmos por carcajadas.

-¿Afortunado en el amor?

-Sí, he tenido mucha suerte, pero la suerte es para quien se la trabaja. El humor es un concepto que tienes que practicar con tu pareja y que ella lo vaya entendiend­o; en mi caso, las dos mujeres que han compartido mi vida lo han comprendid­o.

-Hábleme de ellas.

-Esperanza y yo llevamos 15 años amándonos, es el amor de mi madurez. La otra, es la madre de mi hijo y fue mi manager hasta que se retiró. Han sido las dos mujeres de mi vida.

-¿Cuándo se da cuenta que la comedia es lo suyo?

-Yo hice un espectácul­o rompedor con la obra “Charli no te vayas a Sodoma”, en pleno franquismo, haciendo una sátira al régimen, ubicándolo en el Imperio Romano, fue ahí donde empecé a darme cuenta de la fuerza que tenía la ironía. Lo fui madurando y a los treinta y tantos años empecé a entender el humor como algo vital en mi vida.

-Si volviera a nacer, ¿elegiría esta profesión?

-Sin duda. Cuando estaba estudiando me pusieron varios motes porque interpreta­ba varios personajes, y mis compañeros se partían de la risa. Me llamaban La vieja porque hacía de una profesora de Ciencias Naturales. También imitaba al profesor de francés.

-¿Por algo especial?

-Era un genio, yo hablo francés por él.

-¿Qué otras cosas hacía?

-A los 14 años, daba recitales de García Lorca, Miguel Hernández y de Nicolás Guillén, que entonces era un poeta desconocid­o, cubano, comunista, que escribía unos poemas muy hermosos... Y los recitaba en Alicante, en el Club Amigos de la Unesco, donde me encontré con gente muy preparada.

-¿Qué le enseñaron?

-Había un director que me dijo que estaba preparando una obra de Jiménez Arnau, el padre de Jimmy, que se titulaba “Murió hace quince años”, que se iba a estrenar en los Salesianos, y me propuso si quería ser el protagonis­ta: yo tenía 15 años.

-¿Se le quedó pequeño Alicante?

-En Madrid había más oportunida­des, recuerdo que lo primero que hice fue presentarm­e a un casting para entrar en el cuadro de actores de Radio Madrid. Allí coincidí con los grandes: Matilde Vilariño, Pedro Pablo Ayuso y Juana Ginzo. Aquello para mí fue la mejor universida­d.

-La radio fue fundamenta­l en esa época.

-Te estoy contando historias que forman parte de mi infancia, experienci­as que recuerdo con mucha nitidez, porque yo soy de un pueblo de Alicante que se llama Dolores, donde tengo una calle. Mi madre era una actriz cómica, y mi tía una modista extraordin­aria, y mis hermanos y yo cantábamos en Agua, azucarillo­s y aguardient­e, una zarzuela en la que hacíamos de rateros.

-¿Recuerda su primer sueldo?

-Fue estando ya en Radio Madrid. Creo que doscientas pesetas: con ese dinero pude pagar la pensión en la calle de la Montera.

-Si fuera presidente del Gobierno...

-Llamaría a Jesús Cimarro, productor teatral, que está consiguien­do cosas importante­s para nuestro sector como que podamos ser trabajador­es de la Seguridad Social y no del Estatuto del artista.

“Con mi primer sueldo, creo que fueron 200 pesetas, pagué la pensión donde vivía, en la calle Montera”

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Rosa y Eloy, durante la entrevista, en el Teatro Maravillas de Madrid.
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 ??  ?? Arenas lleva 10 años interpreta­ndo la obra “Burundanga”.
Arenas lleva 10 años interpreta­ndo la obra “Burundanga”.
 ??  ?? Feminista convencido, asegura que aún hay que luchar contra los empresario­s para equiparar sueldos entre hombres y mujeres.
Feminista convencido, asegura que aún hay que luchar contra los empresario­s para equiparar sueldos entre hombres y mujeres.
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