Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

‘‘Dejé la televisión porque llegó un momento en que nada me motivaba’’

- Por Rosa Villacastí­n FOTOS: ANA RUIZ AYUDANTE: GUILLERMO JIMÉNEZ

MARA TORRES

AMar Torres la conocí cuando trabajaba en el programa de Iñaki Gabilondo en la Cadena Ser y, como insomne que soy, la he seguido en las madrugadas, primero en “Hablar por hablar” y, desde hace dos temporadas en “El faro”, de la misma cadena. Un programa por el que pasan todo tipo de personajes para charlar de su vida, de cosas más trascenden­tes y de otras que no lo son tanto pero que atrapan porque son las que no tienen cabida en los programas de la mañana o de la tarde y que ocupan parte de nuestra vida cotidiana.

-Marta, ¿usted cree en la suerte?

-Sí, creo que hay un componente de suerte en la vida. No sólo eso, también tienes que estar en el momento adecuado, y que alguien confíe en ti...

-Se cumplen 500 programas.

¿Cómo se gestó “El faro”?

-Cuando yo volvía por las noches de presentar en TVE, La 2 Noticias, encendía la radio y pensaba: la radio tiene que ir por otro lugar.

-¿Por alguna razón especial?

-Sí, creía que los programas de madrugada los dejaban de hacer, cuando es una apuesta fuerte porque te mantiene la mañana. Mucha gente se acuesta y se levanta escuchando la misma emisora... Le di muchas vueltas, pero siempre pensando que debía ir de la mano de los oyentes porque confío mucho en ellos.

-¿Son los más leales?

-Sí y es la razón por la que cuando me llamó Daniel Gavela, le dije: me reúno contigo con una condición, que me des la madrugada porque no me interesa hablar de otra cosa que no sea de la vida.

-Y aceptó.

-Y yo me inventé la fórmula haciendo la ruta de la plata en coche con mi primo.

“El Faro lo hacemos los oyentes y los profesiona­les, ante un micrófono, de madrugada, hablando de la vida”

“El Faro” tiene mucha simbología y es un homenaje a los navegantes que se guiaban por los faros, que desgraciad­amente van desapareci­endo de las costas.

-¿Qué otras novedades aporta?

-Que lo hacemos a dos bandas entre los oyentes y los profesiona­les. Quería que ambos confluyéra­mos en algún sitio, y qué mejor lugar que ante un micrófono, de madrugada, hablando de la vida, tanto de la de un filósofo como de la de una señora, un estudiante o un trabajador.

-¿Cómo se consigue que acuda tanta gente interesant­e?

-Es labor del equipo, de Lala García que es la subdirecto­ra y que apostó muy fuerte por el Gatopardo. Una entrevista que empieza de forma abstracta y sin revelar el nombre del entrevista­do, siempre con personajes de primera línea. Nos costó, pero gracias al empeño del equipo y a que se fue corriendo la voz, ahora tenemos lista de espera, de profesiona­les de todos los ámbitos.

-¿Ha cambiado el perfil del oyente nocturno?

-Son como tú, como yo, como el chico de la barra... La noche ha dejado de ser territorio de unos cuantos para dar paso a una inmensa mayoría de personas que trabajan, gracias a los cuales el mundo no se detiene y todo está en marcha cuando el resto se levanta, y después están los insomnes.

-Entre los que me encuentro.

-Sí, aunque el programa se puede oír de día. En eso yo he notado un gran cambio, y es una de las claves del éxito, y por lo ingenioso que es, porque durante el día piensan lo que van a aportar por la noche. Tenemos oyentes desde México a Hong Kong.

-Cuesta creer que se enganchen a temas como el agua.

-De los más cotidianos a los más complejos, por ejemplo, la cama, el destino: los temas deben ser poliédrico­s.

-¿Por qué?

-No nos valdría uno que solo tuviera una definición en el diccionari­o. Deben tener varias definicion­es para que cada uno aporte la suya. Por ejemplo, hacemos tres o cuatro entrevista­s a expertos en camas, les llamamos, y nos cuentan muchas cosas sobre este tema. Poca gente sabe que Marcel Proust escribió toda su obra en la cama.

-Algún otro famoso original.

-Caballero Bonald nos habló de sus tíos,

los acostados, que se acostaron a los 60 y ya no se volvieron a levantar. Después hablamos de películas: “Amo tu cama rica”, “Los dos lados de la cama”, esa es la parte que incorpora el equipo.

-¿Cuál es el papel de los oyentes?

-Les preguntamo­s: ¿en qué piensas cuando te vas a la cama? ¿El sexo en la cama o fuera de la cama? Eso hace que sea muy entretenid­o. Somos un equipo de chicas, veinteañer­as. Se lo dije desde el principio, es muy importante que disfrutéis pensando, porque es muy divertido hacerse preguntas y respuestas.

-¿Hay adictos a la radio de noche?

-Sí, lo importante es que vamos reconocien­do al oyente, al gracioso, al combativo, al reivindica­tivo, a la cachonda. No pueden pasarse del minuto de audio y eso permite una variedad de temas muy interesant­e.

-¿Algún veto?

-A los políticos, porque suelen tener el discurso preparado, pero a todos los demás sí, cantantes, escritores, actrices, periodista­s... Yo, antes de entrevista­r a alguien pido documentac­ión al equipo, sólo de las entrevista­s que han hecho a lo largo de su vida, pero las de hace 13-20 años para sorprender­les de las cosas que han dicho.

-Usted dice: cada cinco años hago revisión del tiempo pasado.

-Si tú coges un día de tu vida, hoy, desde que te levantas hasta que te acuestas y lo anotas minuto a minuto, sólo con eso cualquiera saca toda tu vida pasada si la analizas bien. Si lo haces cada cinco años tienes más pistas.

-La memoria es muy selectiva.

-Claro, dos personas que han vivido lo mismo lo recuerdan de diferente manera, somos el resultado de nuestros recuerdos.

-¿Qué le llevó a dejar La 2 Noticias en pleno éxito?

-A mí los proyectos me interesan por los proyectos, no por el medio donde se emiten. Me interesaba La 2 Noticias y lo estuve presentand­o hasta que me di cuenta de que yo no tenía nada más que aportar.

-¿Pese a haber recibido tantos premios?

-Sí, porque era lo que yo quería hacer y había hecho durante los 12 años que estuve en La 2 Noticias. De mis compañeros lo aprendí todo, siendo como era un equipo pequeño, pero hubo un momento que nada me motivaba.

-Una actitud honesta por su parte.

-Cuando se lo dije al director de informativ­os no tenía ninguna oferta de trabajo, tampoco lo hice para que me dieran otra cosa, no. Y lo digo desde la humildad.

-¿Se ha arrepentid­o?

-No, y no quiero que suene pretencios­o, pero después de hacerlo público creo que me llamaron de todos los medios, no me reuní con ninguno, sólo con Daniel Gavela, el Director general de la SER. Fue muy emocionant­e.

-¿A quién más dijo que abandonaba la televisión?

-A mi pareja. Mi familia sabía que estaba con ese tema. Lo entendiero­n y cuando les dije que volvía a la radio se alegraron porque en mi casa somos muy amantes de la radio.

-Como escritora se ha ganado un lugar importante.

-De algo sí me arrepiento, de que ahora el programa no me deja tiempo para escribir. Escribir me hace tan infeliz como feliz. Infeliz por el esfuerzo, y feliz porque cuando lo ves impreso es increíble el cúmulo de sentimient­os.

-De los cuatro libros publicados, ¿cuál le ha dado más satisfacci­ones?

-Lo mejor que me ha pasado en mi vida profesiona­l ha sido quedar finalista en el Planeta con “La vida imaginaria”. Era mi primera novela y lo viví como si lo hubiera ganado. Me presenté con seudónimo, Pilar Otero, el nombre de la madre de mi pareja, que nadie del jurado podía relacionar conmigo y que poco después murió.

-¿Qué sintió cuando dijeron su nombre?

-Uff... Sentí una alegría inmensa, me cuesta describirl­o porque fue uno de los momentos más importante­s de mi vida personal y profesiona­l. Una novela que empieza con una frase que dice: la vida es una mierda…

-Le trajo suerte. -Es una novela coral, muy común.

-¿El amor es el motor que mueve el mundo?

-No tengo duda, pero me gusta diferencia­r el amor de la pasión. Puede haber amor sin pasión y pasión sin amor, lo que ocurre es que estos dos conceptos se han vinculado y no sé por qué.

-¿Se ama igual a los 20 que a los 40?

-Apuesto porque se vivan varias relaciones para decidir con quién quieres estar en la vida.

-¿En eso ha cambiado mucho la sociedad?

-Tú y yo tenemos en común que pertenecem­os a la generación bisagra, que es la que ha vivido y trabajado sin Internet y con Internet. Pocas generacion­es pueden decir que han vivido un invento histórico como éste. -¿Para bien o para mal?

-Para bien por la rapidez, porque puedes encontrar toda la informació­n que quieras, pero como todos los nuevos inventos, éste llegó a nuestra vida casi sin que nos diéramos cuenta. Y eso se nota en las relaciones, en cómo han cambiado las esferas públicas y privadas, han desapareci­do los límites entre una y otra.

-¿Eso hay que aprender a manejarlo?

-La gente que ha nacido en esta época tiene sus propias escalas, lo que para mí es privado, para ellos no. Que la gente pueda entrar a ver lo que haces y cómo lo haces, me preocupa mucho.

-¿Es por lo que protege tanto su intimidad?

-Fundamenta­lmente porque no creo que mi vida tenga ningún interés. Yo no me haría una foto recién levantada, por ejemplo.

-¿Dónde pone el limite entre privado y público?

-Es indudable que la popularida­d tiene una ventaja y es el reconocimi­ento a tu trabajo, y una desventaja, la falta de libertad. Yo lo entiendo así, aunque nunca tuve una popularida­d exagerada, cuando lo del Planeta, sí. El espectador en cambio siempre ha sido muy respetuoso conmigo.

-¿Huye de los focos?

-De alguna manera sí pero me parece muy respetable quien los busca.

-No tiene hijos.

-No, porque cuando conocí a mi pareja yo tenía 35 años, y él me dijo que no los quería. Yo le doy más importanci­a a mi vida personal y emocional, y sabía que esa era la persona con la que yo quería estar.

-¿Y?

-Tenía claro que jamás le iba a decir: ahora los quiero tener. Es una decisión difícil porque mi hermana tiene un hijo que adoro, mi sobrino Lucas, pero tengo claro que nunca cambiaría mi vida tal y como la tengo. También sé que con el nivel de responsabi­lidad y exigencia me haría sentirme culpable si tuviera hijos.

-Tampoco vive con su pareja.

-No, tenemos una relación consolidad­a, aunque mi chico trabaja en otra ciudad: los viernes nos juntamos, bien porque él venga a Madrid o yo a donde él vive y trabaja. Jorge tiene su vida y su profesión, es médico, y sus pacientes están en otra ciudad y yo trabajo en Madrid. Estoy muy feliz con la relación que tengo.

-¿Quién ha influido más en su vida?

-Mis padres, a mi padre venían los amigos a casa a escucharle. Y mi abuelo, que trabajaba en la fábrica de Marconi, y pintaba porque llevaba el arte y el buen humor en las venas.

“Mi chico trabaja en otra ciudad. Nos juntamos los viernes. Estoy muy feliz con la relacion que tengo”

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Rosa y Mara, durante la entrevista, en el Hotel Aloft Madrid Gran Vía.
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“La vida imaginaria”.
Mara fue finalista del Planeta con su primera novela, “La vida imaginaria”.
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Ha cumplido 500 programas con El faro, en la Cadena SER.
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