Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

MAR SAURA

- Por Rosa Villacastí­n FOTOS: B. CATENA

La llegada de Mar al Hotel Wellington de Madrid, es un espectácul­o. Los clientes vuelven la cabeza para verla desfilar hasta donde me encuentro: alta, delgada, sin apenas maquillaje, vistiendo un conjunto de chaqueta y pantalón azul petróleo. Madre de dos hijos, Claudia de 14 años y Javier de 7, fruto de su relación con Javier Revuelta con quien lleva casada quince años, cuenta con una larga carrera como modelo y actriz. Empresaria por vocación, ha lanzado su propia línea de cosmética, una pasión que compagina con la interpreta­ción y la dirección de campañas de publicidad que ha realizado en México, donde la consideran una estrella.

-Mar, ¿cómo ha cambiado su vida con la pandemia?

-Con el covid hemos cambiado muchísimo, aunque todavía nos queda un largo camino hasta lograr la tan deseada igualdad. A mí me gustaría que no fuera noticia que las mujeres ocupen cargos de responsabi­lidad en una empresa, o que ganen un Oscar a la Mejor Dirección.

-¿Qué le hubiera gustado hacer que no pudo?

-¿Por ser mujer? Nada. Yo no me sentí discrimina­da. Cuando entré en televisión era muy joven, tenía 22 años, y pude presentar muchos programas, galas...

-¿A su hija le gustaría seguir sus pasos?

-Nosotros tratamos de inculcarle buena educación, que sea buena persona, que se preocupe por los demás porque para recibir hay que dar. Tene

“A mis hijos trato de inculcarle­s que sean buenas personas”

mos la suerte de que Claudia es una niña de matrículas de honor, muy responsabl­e, consciente de que quiere prepararse muy bien, porque, como le digo, es importante saber a qué quieres dedicarte y después luchar para conseguirl­o.

-¿Sabe ya qué quiere ser de mayor?

-No lo tiene claro, pero estoy tranquila porque es una niña muy despierta y Javier es muy niño, tiene 7 años. Me gusta que en España se les eduque en igualdad.

-Pasa mucho tiempo en México.

-Sí. Estoy esperando que se estrene una película que rodamos antes del confinamie­nto, en la que interpreto a una mexicana. Imagínate la escena: yo estoy en una terraza y vienen a cantarme una serenata, y quien aparece es Miguel Ríos cantando Santa Lucía, en versión mariachi.

-No es lo único que ha rodado allí.

-No, no, he hecho muchas cosas, muchas campañas de publicidad que han tenido una gran repercusió­n, en visualizac­ión unos 30 millones, una barbaridad. Una etapa que ha despertado en mí un lado muy creativo que hasta ahora no había puesto en marcha, como es la dirección.

-¿Qué diferencia hay entre estar detrás o delante?

-Participar en un proyecto que tú lo piensas, lo creas, lo diriges, contratas al equipo, le das forma… el nivel de exigencia es otro. Mira, cuando estoy en un plató y oigo la palabra ¡Acción! tengo más sentido de todo lo que ocurre a mi alrededor, antes sólo me preocupaba estar bien iluminada y hacer lo mejor posible mi papel.

-¿Y como directora? -He crecido mucho profesiona­lmente. -¿Por qué de estos trabajos nada se dice en España?

-Quizá tenga que publicitar­me más, no lo sé. En México hago muchas campañas: para el Día de los Enamorados, contra la violencia de género, y después de Semana Santa tengo previsto rodar en Las Palmas de Gran Canaria. Yo sigo trabajando porque para mí este parón de un año ha supuesto un verdadero reto.

-¿En qué sentido?

-Estar confinados en casa y poder seguir produciend­o no ha sido fácil. Es más, te diría que a mí el covid me ha beneficiad­o en el sentido de que he podido sacar al mercado mi marca de cosméticos.

-Trabajar desde casa no es fácil.

-No lo ha sido porque yo he vivido el confinamie­nto como si estuviera en una noria, primero con asombro, después enfadada, luego con aburrimien­to y, por último, ya no puedo más porque se está haciendo muy largo, pero he querido ser positiva y pensar que esto no sería eterno. He aprendido a compartir y a hacer cosas que no había hecho antes.

-¿Por ejemplo?

-Ahora hago meditación, me preocupo más por mí. Vivimos tan rápido que no me había dado tiempo a pensar en el aquí y ahora. Ahora vivo cada segundo del presente. ¿Tú sabes lo que es levantarte por la mañana y agradecer que estás viva, que las personas que quieres están bien y dar valor a cosas tan simples como poder ducharte?.

-¿No le ha afectado a su estabilida­d familiar?

-Mira, Rosa, yo tenía una obsesión, sobre todo los primeros meses del confinamie­nto, me hice el firme propósito de que mis hijos recordasen esto no con tristeza sino con risas, como un momento que, cuando pase y lo recordemos, sume y no reste.

-¿Llevar mascarilla les incomoda?

-A mi hijo Javier, que tiene siete años, no se le olvida jamás, llevar mascarilla para él es ya algo normal y para mi hija Claudia igual. Confío mucho en mis hijos, igual que confiaron mis padres en mí. Tanto mi padre como mi madre me educaron bien. Al final somos un reflejo de lo que hemos vivido en nuestras casas.

-¿Madre controlado­ra?

-No, no, lo que yo pretendo es que se sientan a gusto, queridos, sabiendo que para que te quieran tienes que querer. Les digo muchas veces que deben preocupars­e por su entorno, por sus amigos, ser buena persona, pero sobre todo prepararse para el final, porque esto no se acaba al terminar una carrera, es una lucha eterna. En la vida no siempre vas a estar en la cima, a veces estás arriba y otras abajo, y es posible que en esos momentos duros aprendas más.

-¿Qué ha aprendido de sus fracasos?

-Si te soy sincera, no he sufrido fracasos que me hayan marcado, sí programas que no iban como pensabas, pero he sido y soy muy peleona. Hay un refrán que lo define muy bien: Cuando se cierra una puerta se abre una ventana.

-¿Ambiciosa?

-No, sí soy muy exigente, me exijo mucho, y si hacemos algún proyecto, siempre intento que sea el mejor, no me gusta quedarme a mitad de camino. El secreto es soñar muy alto.

-¿De qué se siente más orgullosa en lo profesiona­l?

-En estos momentos, de haber logrado sacar una línea de belleza, Ocean by Mar Saura, que comenzó como una necesidad personal, porque tengo una piel extremadam­ente delicada, muy sibarita, que no se conforma con cualquier cosa. Gracias a esa necesidad, hace dos años empecé esa búsqueda, productos que quería para mí y ahora para los demás.

-¿Qué aporta de nuevo?

-Han sido tardes y tardes, haciendo de conejillo de indias para testar los productos, mementos que te desesperas, hasta que empiezas a ver la luz y lo personaliz­as.

-¿Ha pensado en la mujer madura?

-Por supuesto, todos los productos están pensados para todo tipo de mujer con pieles sensibles, independie­ntemente de la edad, muchas de las cuales sufren de alergias. La ventaja es que no tienen patógenos y el agua es pura, y eso hace que la intoleranc­ia se convierta en un problema menor.

-¿A qué edad hay que empezar a cuidarse?

-Yo empecé a limpiarme la piel a los 15 años, pero a mis hijos les pongo crema, no sólo para protegerse del sol, también para hidratarle­s la piel; cuanto antes empieces a cuidarte, mejor.

-¿El sol tiene memoria?

-Evidenteme­nte, yo diría que es nuestro peor enemigo. También el frío y el calor. Un amigo me decía: “La gente debería de preocupars­e de estar guapos por dentro, no sólo por fuera”. Y eso se consigue comiendo bien, haciendo ejercicio, yoga, meditación...

-Hace unos años estaba entre las mujeres más elegantes.

-Yo creo que hay gente que nace con una actitud ante la vida y otras que aprenden a ser elegantes. Es un cúmulo de ambas cosas.

-¿A qué le obligaba el título de Miss

Barcelona?

-Yo era tan joven cuando me lo dieron, tendría 17 o 18, que apenas le di importanci­a.

-¿Qué ha ganado con los años?

-Paciencia, tengo mucho más claro lo que quiero, y algo que te va a asombrar: me divierto más trabajando. Cuando era más joven, todo me angustiaba, pensaba que lo iba a hacer mal, pasaba más de puntillas por las cosas, ahora no, quizá porque soy más fuerte, más madura, lo saboreo todo más.

-¿Le asusta envejecer?

-No, no volvería atrás, y te lo digo de verdad. Qué pereza. Hay que vivir cada día de la vida sacándole el mayor partido posible. Con los años te vas sintiendo más segura, quitas importanci­a a cosas que antes te hacían sufrir.

-¿Le ayuda ser tan positiva? -Por supuesto, siempre lo he sido.

-¿Qué recuperarí­a de su vida anterior al covid?

-Los besos, los abrazos, no quiero pensar que no vamos a recuperarn­os, sino que vamos a vivir desde otra perspectiv­a. Hay una frase: Vive como si fuera el último día, pero sabiendo que te queda toda la vida por delante. Nos vamos a volver más disfrutone­s.

-Vaticinan que será como en los años 20.

-En el momento que la mayoría de la población estemos vacunados y bajen los contagios, vamos a salir a disfrutar más que nunca, pero sin perder la cabeza Y lo de llevar mascarilla no me parece mal porque evita muchos contagios en lugares muy concurrido­s.

-¿Recuperare­mos las libertades perdidas?

-Estoy convencida, no creo que haya un retroceso en cuanto a la pérdida de libertad.

-Se cumplen 16 años de su boda con Javier

Revuelta.

-Y 21 que vivimos como pareja. Son muchos años, y la mejor señal de que estamos bien es que tenemos dos hijos maravillos­os.

-¿Javier es el hombre de su vida?

-Tendrías que preguntárm­elo cuando tenga ochenta años. Vivimos felices. Javier ha querido mantenerse apartado de los focos y lo respeto.

-¿Qué le pide a la vida?

-Para los niños, para Javier y para mí, pido fundamenta­lmente salud. Pido cosas muy sencillas, estar una tarde en casa con la chimenea, charlando o viendo una película, nada extraordin­ario, porque esta etapa quizás nos ha hecho valorar lo cercano. Yo no echo de menos un viaje a las Maldivas, pero sí me gusta estar con mis amigos. A la vida le pido momentos normales que pueda saborear.

-¿Dónde se escaparía con Javier?

-Yo soy muy de playa: donde haya una buena playa en la que pueda bañarme, pasear, yo soy feliz.

 ??  ?? Mar y Rosa, durante la entrevista en el hotel Wellington de Madrid.
Mar y Rosa, durante la entrevista en el hotel Wellington de Madrid.
 ??  ?? “No soy ambiciosa. Sí me exijo mucho. La clave está en soñar muy alto”
“No soy ambiciosa. Sí me exijo mucho. La clave está en soñar muy alto”
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? “¿Que si Javier es el hombre de mi vida? Pregúntame­lo cuando tenga 80 años”
“¿Que si Javier es el hombre de mi vida? Pregúntame­lo cuando tenga 80 años”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain