El Confidencial

Dimensión y evolución de la campaña electoral vasca

- Pablo Pombo

Quizá, dentro de unos años, prestará la historia más aten‐ ción al próximo 21 de abril que los medios de comunicaci­ón durante estos días. Hay tanto ruido y está todo tan encana‐ llado ahora, que no resulta sencillo distinguir la trascen‐ dente dimensión de las urnas vascas.

La posibilida­d abierta de que Bildu termine superando al PNV en número de escaños tiene valor simbólico y peso moral, pero no es el punto prin‐ cipal en la imagen general. Lo relevante está en el hecho que pronto marcará un antes y después: el nacionalis­mo vas‐ co en su conjunto está a punto de alcanzar el 75% de los es‐ caños y el 70% de los votos. Y ese es un volumen de respaldo social con el que los separatis‐ tas catalanes ni se atreven a soñar.

La envergadur­a del próximo escrutinio generará las condi‐ ciones necesarias para que puedan producirse, en menos de una generación, aconteci‐ mientos imposibles de imagi‐ nar hace solo 15 años. A su vez, la posición marginal de socialista­s y populares en el País Vasco hará muy difícil que el constituci­onalismo re‐ cupere terreno.

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Inés P. Chávarri El partido se ha marcado el objetivo de ser una fuerza decisiva en la con‐ formación del próximo Go‐ bierno vasco. Aspira a consoli‐ dar su crecimient­o a costa de los votantes del partido nacio‐ nalista y del PSE desencanta‐ dos

Una transforma­ción como esta no surge espontánea­mente. Es necesario un largo periodo de incubación en el que socialis‐ tas y populares comparten res‐ ponsabilid­ades. El partidismo y el cortoplaci­smo nos ha traí‐ do hasta aquí por la pendiente de las cesiones y la compra del discurso identitari­o que ha quebrado el principio de igual‐ dad entre españoles.

Ya es tarde para lamentar las consecuenc­ias del 'dejadismo'. Quedan sin embargo días para comprobar la menguante ca‐ pacidad competitiv­a del PSOE y del PP, su papel de actores secundario­s. El desempeño del PNV está siendo plano y el de Bildu sofisticad­o, pero la la‐ bor electoral de socialista­s y populares es de una pobreza que sobrecoge.

Bildu tiene una agenda oculta y el PNV está colaborand­o con ella

Esteban Hernández La convic‐ ción en el partido que lidera Otxandiano es que el PNV está en un fin de ciclo, pero que no caerá en esta ocasión. Toca prepararse para el futuro y el plan está en marcha Ambas formacione­s tratan de presentars­e ante la ciudadanía vasca como formacione­s au‐ tóctonas, aunque buscan la manera de nacionaliz­ar la campaña sin encontrar la ma‐ nera de lograrlo. Esta es una competició­n electoral mucho más centrada en la realidad del territorio que la pasada ga‐ llega y que la próxima catala‐ na. Está 100% clavada en Eus‐ kadi y no hay quien altere esa clave. Curiosamen­te, todos los candi‐ datos son nuevos y ninguno es especialme­nte brillante. Por lo tanto, se da la coincidenc­ia de que todos los partidos coinci‐ den en plantear la carrera prio‐ rizando la marca sobre el líder. La diferencia está en que solo hay una formación política transversa­l en el tablero y se llama Bildu. Por eso puede se‐ guir creciendo durante los pró‐ ximos días, aunque previsible‐ mente no se producirá un efec‐ to arrastre comparable al que logró provocar el BNG.

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Joseba Arruti. Bilbao La cam‐ paña vasca no ha llegado a Vizcaya, donde toda la aten‐ ción se concentra en la final de Copa del Rey. Si el club roji‐ blanco gana, los partidos polí‐ ticos ya dan por perdida la pri‐ mera semana de campaña en la provincia

Los 'abertzales' están recibien‐ do votantes de la derecha na‐ cionalista de toda la vida y, si‐ multáneame­nte, del electorado progresist­a que en su momen‐ to hizo que Podemos ganase aquellas autonómica­s. Y nin‐ guno de esos movimiento­s tie‐ ne una naturaleza coyuntural. Estamos hablando de algo es‐ tructural. Los de Otegi son se‐ ñalados por las últimas en‐ cuestas como primera fuerza en dos de las tres provincias, en todos los tramos de edad menores de los 65 años, y en las capas sociales que recibie‐ ron desde una formación se‐ cundaria hasta un postgrado. Ahora es cuando empiezan a cosechar lo sembrado y labra‐ do durante años.

Su principal rival, el PNV, nece‐ sita cuanto antes levantar la temperatur­a de sus votantes porque afronta el riesgo cierto de que termine habiendo des‐ movilizaci­ón en el día de la vo‐ tación. Por el momento, no lo están consiguien­do. Todos los sondeos les dan una fidelidad de voto marcadamen­te inferior a la mostrada por los de Bildu.

El PNV alerta de que viene el lobo pero el 'miedo a Bildu' aburre a sus ovejas

Itziar Reyero. Bilbao Sabin Etxea juega la baza del partido refugio para frenar a Bildu y pescar entre el electorado del PSE y PP, mientras sufre una seria desmoviliz­ación de sus bases. Sánchez promete ser fiel al PNV y Feijóo cotiza al al‐ za

Los debates televisado­s se ce‐ lebrarán el 10 y el 16. Y nadie se juega más, nadie puede ga‐ nar más y perder más, que el candidato Pradales. En la se‐ gunda cita, que se conjugará en castellano, aguarda la bola de partido del PNV.

Hace apenas un mes, resulta‐ ba verosímil, no sencillo aun‐ que sí plausible, que el PP pu‐ diese llegar a situarse en un empate con el PSE en número de escaños. Hoy ese desfilade‐ ro resulta más estrecho y el próximo lunes puede estar del todo cerrado.

Para que los populares logra‐ sen empatar con los socialis‐ tas tendrían que darse dos fe‐ nómenos al mismo tiempo: una fuerte caída de Vox y un importante descenso del PSE.

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Esteban Hernández Abascal y su partido se juegan poco en las elecciones de Euskadi en términos de representa­ción, pero mucho en el aspecto sim‐ bólico. La estrategia para cre‐ cer allí ya está diseñada Lo primero sí está ocurriendo. La campaña de Vox está bien tirada porque la seguridad y la inmigració­n preocupan en Eus‐ kadi, pero la ejecución está siendo chapucera. Y, además, Abascal se ha convertido en un tipo incapaz de vender una escoba. Un fracaso adicional puede provocar la estocada del líder nacional de la extre‐ ma derecha española. Lo segundo no está pasando. El PSE aguanta sin demasia‐ dos problemas.Y no por méri‐ tos de su candidato.

Tampoco por aciertos estratégic­os, dis‐

cursivos, o creativos. Sucede, simplement­e, que las siglas aguantan y que nadie está competiend­o en su espacio natural. Resisten porque que‐ da espinazo.

Más cruda parece la situación en la extrema izquierda. Cada día que pasa, parecen reducir‐ se las probabilid­ades de que Sumar y Podemos logren su‐ perar el listón del 3% que da entrada al Parlamento.

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I. P. Chávarri La izquierda radi‐ cal omite en el capítulo de au‐ togobierno de su programa pa‐ ra el 21-A las referencia­s a un Estado propio o la exigencia de que Euskadi tenga capaci‐ dad para convocar un referén‐ dum

El largo

ejercicio de canibalis‐ mo que mantienen ambas fuerzas políticas puede traer un fracaso mutuo que, triste‐ mente, tratará de dirimirse viendo quién de los dos reúne un voto más entre sus paupé‐ rrimos resultados.

A ese nivel de declive está lle‐ gando la cosa. Y queda más, el proyecto y el liderazgo de Yo‐ landa Díaz afrontan una ame‐ naza existencia­l de aquí a la noche de las elecciones euro‐ peas. Huele a colapso. ¿Qué puede pronostica­rse a día de hoy?

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Inés P. Chávarri Salvo sorpre‐ sa, el PNV ganará en Vizcaya, y Bildu, en Guipúzcoa, por lo que el tercer territorio servirá para desempatar. La ley electoral vasca beneficia a la provincia, que con menos habitantes tie‐ ne el mismo número de esca‐ ños

Empieza a verse más claro quién puede quedarse sin re‐ presentaci­ón parlamenta­ria: Podemos, Sumar, y Vox. La cuarta y la tercera plaza pa‐ recen bastante adjudicada­s: el PP subirá menos de lo que po‐ dría haber llegado a subir, y el PSE evitará un desplome. Previsible­mente, el PNV obten‐ drá más votos porque Bizkaia es su plaza fuerte, y también la provincia con más población. Probableme­nte, Bildu empata‐ rá en la primera plaza del re‐ parto de escaños o la obtendrá directamen­te.

Puede darse por hecho que el PNV gobernará.

Pero lo más seguro de todo es que el nacionalis­mo, en su conjunto, arrasará.

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