El Confidencial

Puigdemont lo cuenta todo

- Ignacio Varela Se ha dicho, con razón, que los son más claros y fiables que Sánchez,

socios de Sánchez que ha hecho de la mendaci‐ dad una forma de vida. Por eso conviene escucharlo­s con atención: al contrario de lo que pasa con el presidente, casi siempre sucede lo que ellos di‐ cen que sucederá.

Quien haya seguido con aten‐ ción las declaracio­nes públi‐ cas de desde aquella proclama del 5 de septiembre en la que espe‐ cificó sus condicione­s para ha‐ cer posible la investidur­a de Sánchez sabe que en su dis‐ curso cohabitan tres atributos raramente concordant­es. Es

tortuoso y a ratos fantasioso, sofistica‐

incluso delirante. Es

desde el punto de vista tác‐ tico: el contenido está cocina‐ do a fuego lento y la expresión medida. Y es de‐ ja las maniobras de engaño y distracció­n para sus subalter‐ nos, pero Puigdemont no miente ni oculta sus intencio‐ nes.

De todo ello hay material abun‐ dante en la exhaustiva entre‐ vista de más de 7.500 pala‐ bras que Puigdemont conce‐ dió al diario independen­tista 'El Nacional', publicada en dos entregas el pasado fin de se‐ mana. Lo menos que puede decirse es que

Leerlo íntegra‐ mente y con atención analítica es imprescind­ible para cono‐ cer mejor al personaje:

do Carles Puigdemont desperdici­o. transparen­te: el texto no tiene sión de sí mismo y sión que se atribuye, de su vi‐ la mi‐

sus obse‐ siones y, sobre todo, su plante‐ amiento estratégic­o ante las próximas elecciones catalanas y sus posibles resultados. Va‐ mos por partes, necesariam­en‐ te resumidas:

El exilio y el retorno Puigdemont adopta una tonali‐ dad que

evoca clarísimam­ente a Tarradella­s

cuando habla de su fuga en 2017 y de su próxi‐ mo regreso. Rodea ambas cir‐ cunstancia­s de un vocabulari­o épico y trascenden­te muy ale‐ jado de la realidad de un go‐ bernante irresponsa­ble y co‐ barde que, después de meter a su país en un lío monumental, salió de naja para

no hacerse cargo de sus actos.

Puigdemont es el nuevo Porta‐ ventura

Marta García Aller En Junts ir a ver a Puigdemont en Francia lo llaman “experienci­a”. Como si en vez de ir a un mitin fuera un día en Puy-du-Fou. Puig-du-fou, lo podíamos llamar

Él lo presenta de modo triun‐ fal:

“Hemos conseguido impe‐ dir que el presidente de la Ge‐ neralitat fuera esposado y en‐ viado a una prisión española”. Admitamos que la afirmación es objetivame­nte cierta. Puigdemont se atribuye, duran‐ te los años de su fuga, la alta misión de “preservar el valor simbólico de la presidenci­a de la Generalita­t”, una institució­n secular de rancio abolengo “que no es una presidenci­a de una comunidad autónoma ni de una región europea”. Con‐ nota que otros podían ir a la cárcel y después negociar un indulto vergonzant­e, pero él no podía hacerlo sin deshonrar la majestad de su cargo. “El Esta‐ do español me propuso un in‐ dulto, y yo lo rechacé (…) Lo que no haría nunca sería nego‐ ciar para mí ventajas tipo in‐ dulto,

a cambio de rendir la institució­n de la Generalita­t.

Eso no lo habría hecho nunca yo”. Omite añadir que, para ob‐ tener un indulto, antes tendría que haber sido apresado, pro‐ cesado y condenado, como quienes, se deduce, consintie‐ ron en rendir la institució­n de la Generalita­t para obtener una ventaja personal. No es este el único reproche cargado de ve‐ neno que dedica a sus rivales de ERC, junto con una llamada imperativa a reconstrui­r la uni‐ dad del independen­tismo bajo su augusta presidenci­a (“sin unidad, sin restaurar en una misma mesa la conversaci­ón que nos llevó a octubre de 2017, no podremos hacer na‐ da”).

Órdago de Puigdemont: aban‐ donará la política no es ele‐ gido 'president' el próximo 12M

si

Marcos Lamelas. Barcelona Lo ha asegurado en una entrevis‐ ta en RAC1, descartand­o tam‐ bién otras funciones: “Alguien que ha sido presidente de la Generalita­t no puede estar en el Senado ni en el consejo de administra­ción de una gran empresa” Precisamen­te por el estatus excepciona­l que cree poseer, afirma que “por dignidad insti‐ tucional, no puedo ser el jefe de la oposición” -como si hu‐ biera algo indigno en esa fun‐ ción-. “”No sé qué harán Illa o Aragonès, pero es que ellos no están en las mismas condicio‐ nes que yo”. Él

sino como el dueño de una finca exhibiendo su título de su propiedad. El relato se tiñe aún más de providenci­alismo al hablar de su Cuenta que tiene a un equipo trabajan‐ do en la escenifica­ción del re‐ torno “como un acto de país, también de unidad indepen‐ dentista (…) un acto de gran trascenden­cia y de gran rele‐ vancia más allá de Catalunya y de España”.

un candidato, no se ve como inminente retorno. Por ello, "queda descartado que sea

un acto vinculado a mi campaña elec‐ toral". Tal como lo pinta, sería una especie de Diada vincula‐ da a Su Persona. El advenimien­to se producirá en el Parlament exactament­e el día del Pleno de la investidu‐ ra, “porque tiene que haber una continuida­d con el lugar de donde salimos”.

Me fui como presidente y como presidente regresaré,

parece querer decir el mesías, tratando a quienes le sucedieron en el cargo (tam‐ bién investidos en el Parlame‐

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Reuters

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