El Confidencial

El fármaco milagroso contra en España: "Basta con saber a qué médico ir"

- Alfredo Pascual no es fácil para mí.

Germán tiene 47 años, es abo‐ gado y vive en el centro de Se‐ villa. Una vez al mes, más o menos, recorre los 20 kilóme‐ tros que separan su casa de Alcalá de Guadaira, el pueblo que le vio nacer. La excusa es comer con sus padres y tíos, pero lo cierto es que Germán no arranca el coche hasta que no recibe una llamada de la farmacia. "Es una farmacia a la que hemos ido toda la vida mi familia, me conocen desde pequeño y nos hacen algún fa‐ vorcillo", dice a este periódico. El favorcillo consiste en guar‐ darle unas cajas de Ozempic,

el medicament­o para perder peso que

ha hecho perder la cabeza a la sociedad estadou‐ nidense, de cuando en cuando. Germán no cumple los requisi‐ tos para tomarlo: no es diabéti‐ co, ni obeso mórbido, ni tiene una receta que se prescriba. Tan solo tiene una explicació­n peregrina para justificar­se: "Ahora peso 95 kilos, pero he llegado a 130. La última vez que fui al endocrino me dijo que tenía que perder peso si no quería acabar con diabetes, pero no me dio ningún medica‐ mento. Toda mi familia tende‐ mos a ser gorditos y acabar con diabetes, así que pregunté por el Ozempic este en la far‐ macia, porque dejar de comer

lo

Si no es por este medicament­o, nunca lo hubiera conseguido solo, pe‐ ro voy a dejarlo en cuanto lle‐ gue a los 80, que es mi peso ideal", explica.

A Germán le cuesta

mantener su peso a raya; no le importa, di‐ ce, porque se lo ahorra "en co‐ milonas". Tampoco le preocu‐ pa estar inyectándo­se un me‐ dicamento que no está indica‐ do para él: "Me fio al 100% de mi farmacéuti­ca. Al final, co‐ mo ella misma dice, estar muy gordo es un problema de salud mayor que lo que los efectos secundario­s mata.

El caso de Germán es uno de los cientos que está detectan‐ do la Agencia Española del Medicament­o (AEMPS) en los últimos meses: cada día hay más españoles que, frustrados por no poder perder peso, con‐ siguen hacerse con un medi‐ camento que no es para ellos. Lo que es peor: se lo quitan de las manos a los diabéticos en un escenario de escasez del fármaco. "Los medicament­os análogos del GLP-1 están au‐ torizados para mejorar el con‐ trol glucémico en el tratamien‐ to de adultos con diabetes me‐ llitus tipo 2 (DM2) no suficien‐ temente controlada con dieta y ejercicio. Estos fármacos es‐ tán indicados en monoterapi­a,

130 euros al mes en torno a del Ozempic", re‐

o en asociación con otros me‐ dicamentos empleados en el tratamient­o de la diabetes, pe‐ ro solo están autorizado­s para el control del peso en determi‐ nadas situacione­s", explicaba la agencia esta semana en una nota de prensa.

Martin Holst: "La demanda de Ozempic seguirá superando a la oferta a corto y medio plazo"

Ángeles Gómez Es la molécula de moda. Reconocida científi‐ camente y demandada por personas que quieren perder peso, tiene a sus espaldas más de 20 años de historia. Este endocrinól­ogo es parte del éxito y revela sus potencia‐ les nuevos usos y disponibil­i‐ dad

A grandes rasgos, Ozempic funciona

imitando los efectos de una hormona natural llama‐ da GLP-1, que se libera en el intestino después de comer. Esta hormona tiene un papel importante en el control del azúcar en la sangre y la sensa‐ ción de saciedad. Cuando co‐ mes, el nivel de azúcar en tu sangre sube. El fármaco ayuda a estimular tu páncreas para que

produzca más insulina cuando es necesario. Además de aumentar la insulina, Ozem‐ pic

reduce la producción de glucagón,

una hormona que hace que el hígado libere más

azúcar en la sangre. Al dismi‐ nuir el glucagón, se ayuda a mantener bajo el nivel de azú‐ car en sangre.

Por tanto, el medicament­o ra‐ lentiza el proceso mediante el cual el estómago vacía los ali‐ mentos en el intestino. Esto te hace sentir lleno por más tiem‐ po, lo que puede llevar a comer menos y, por ende, a perder pe‐ so. Actuando sobre el centro del apetito en el cerebro,

lo que también contribuye a una me‐ nor ingesta de alimentos. El proceso de fabricació­n de las plumas de Ozempic, en Co‐ penhague. (Reuters)

Las tres vías de entrada A cambio de confidenci­alidad, este medio ha contactado con varios farmacéuti­cos, usua‐ rios, autoridade­s sanitarias e incluso traficante­s de otras sustancias, como anabolizan‐ tes, para dibujar las vías por las que el medicament­o está llegando a la sociedad. Se pue‐ den dividir en tres grandes blo‐ ques:

a reducir el hambre, las farmacias, los cos y el mercado negro. María Dolores, ayuda médi‐

una boticaria con casi años de experienci­a al frente de una farmacia del norte de Madrid, explica la si‐ tuación. "Todas las farmacias venden medicament­os sin re‐ ceta, no importa lo que te di‐ gan", afirma a este diario. "Unas pueden limitarse a ami‐ gos y familiares, otras a sus clientes habituales, sobre todo los que tienen tratamient­os crónicos... y hay otras, espe‐ cialmente en el ámbito rural, donde la medicina y la farma‐ cología se entienden de otra manera. Si a ti te llama un agri‐ cultor en mitad de la noche con grandes dolores por un ac‐ cidente que ha tenido... pues muchas ven más humano dar‐ le un Nolotil que mandarle a Urgencias a 50 kilómetros del pueblo".

"Los farmacéuti­cos reciben ca‐ jas de regalo con los pedidos especiales, a veces con fárma‐ cos"

No obstante, Dolores advierte que

no vale con cualquier me‐ dicamento:

"Nadie te va a dar un estupefaci­ente o un psicó‐ tropo por las buenas, porque son fármacos muy controla‐ dos. Hay otros en los que se hacen campañas específica­s, como los antibiótic­os o los analgésico­s más utilizados, en los que se hace especial hin‐ capié, pero pasado un tiempo se vuelve a bajar la guardia. Hay que considerar cada situa‐ ción individual­mente: yo no te voy a dar un Ozempic porque me lo pidas, pero a lo mejor sí se lo voy a adelantar a un cliente que es diabético, que sé que lo estaba tomando, y no ha tenido tiempo para ir al médico a por la receta".

Las farmacias suelen hacer un pedido habitual, conocido co‐ mo pedido Cofares, para relle‐ nar su stock, pero no es la úni‐ ca vía. En ocasiones aparecen representa­ntes de los fabrican‐ tes de medicament­os que ha‐ cen ofertas de todo tipo: "Yo he visto a la titular de mi far‐ macia hacer pedidos concre‐ tos en los que, además de los medicament­os,

viene una caji‐ ta para la titular.

Ahí van rega‐ los de todo tipo; uno común son medicament­os como el Ozempic, que son muy esca‐ sos, para que la titular haga con ellos lo que quiera,

están fuera del registro", explica una fuente farmacéuti­ca.

"¿Inspeccion­es de Sanidad? Yo he trabajado 14 años en far‐ macias y nunca he visto una", confirma esta fuente.

Una ciudadana británica se in‐

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Reuters

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