El Confidencial

Lo que el desalojo de unos 'zulos' cuenta sobre el problema de la vivienda en Baleares

- Mamen M. Mújica. Palma Policía Nacional de 2 millones

La ha comen‐ zado a desalojar un bloque de infravivie­ndas en la calle Joan Miró, en Palma de Mallorca. Unos sótanos en los que vivían hacinados al menos una vein‐ tena de familias y que explica, en parte, el problema de la vi‐ vienda en las islas. La historia es, cuanto menos, rocambo‐ lesca: se trata de una propie‐ dad de un policía local que al‐ quilaba estos

en situación irregu‐ lar en la mayoría de casos. El agente fue

como autor de los de‐ litos de favorecimi­ento de in‐ migración irregular,

migrantes viembre "espacios" a in‐ detenido en no‐ contra la integridad moral y estafa. Por su parte, la conselleri­a de Vi‐ vienda

le impuso una sanción

de euros por es‐ tos alquileres ilegales en unos sótanos para uso de hostele‐ ría. La zona es cercana al puer‐ to de Palma, con hoteles de lu‐ jo cercanos, muchos estableci‐ mientos y con edificios en re‐ novación.

Para cumplir con la

ha empezado a demandar a cada inquilino pa‐ ra que abandone los habitácu‐ los… con una denuncia de im‐ pago sobre unos alquileres ile‐ gales. Mientras,

administra­tiva el trasfondo son familias que no tienen dónde ir,

que no pueden acce‐ der a una vivienda y con una Administra­ción conocedora de esta situación desde hace me‐ ses, pero que no ha movido fi‐ cha hasta ahora.

Para poder

hay que cruzar una

viendas resolución acceder a las vi‐

puerta de cancela verde, sin llave. Llega Milena, recién baja‐ da del autobús, que viene de trabajar en la limpieza. Llegó hace ocho meses de Colombia a Mallorca con sus tres hijos, de En la isla

y vi‐ viendo en este lugar desde ha‐ ce 14 meses.

7, 10 y 17 años. está su marido trabajando

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Hay que bajar varias escaleras

a la derecha y llega la oscuri‐ dad, con una veintena de puertas metálicas, paredes de azulejos azules y techos llenos de hu‐ medades,

agrietados y prácti‐ camente negros.

Los pasillos son una amalgama de cajas y tendederos llenos de ropa, puestos uno tras otro. da al pulsador de la luz, hay va‐ rias lámparas por los pasillos, una iluminació­n mínima y de poca duración. "Esta es la puerta que han venido a tapiar hoy", señala.

A la derecha, en el número 12, está lo que era el hueco de en‐ trada, lleno de cemento y en‐ frente continúan las cosas que los vecinos pudieron sacar: un colchón, varias cajas, un mue‐ ble...

la casa de Milena y su fa‐ milia. Dentro le esperan su ma‐ rido y sus hijos. El pequeño le da un fuerte abrazo después de tener a su madre todo el día fuera.

Dentro de las infravivie­ndas. (M.M.)

Es un habitáculo de apenas diez metros cuadrados. Con‐ forme entras a la izquierda, hay un pequeño mueble y una litera. Enfrente,

y hechas por su pareja. A la derecha,

está un laberinto de pasillos Milena un poco más adelante un armario, ca‐ jas, ropa unas mesas la minicocina, con dos platos por recoger,

una estantería con unos botes de garbanzos y ga‐ lletas. Y en un hueco, tras una cortina, está el baño. Todo en el mismo espacio. Por supues‐ to, ni ventanas, ni ventilació­n alguna. Pagan 500 euros al mes, más otros 50 euros de electricid­ad; lo que les dice el "casero", que es quien lleva los contadores. Su marido, An‐ drés, lleva en esta habitación desde el 28 de febrero de 2023.

Andrés conoció estas infravi‐ viendas por un compañero, también de Colombia, que le puso en contacto con "Rafa",

el policía que alquiló uno de sus sótanos

y al que le ha pagado cada mes, hasta noviembre pasado cuando detuvieron al funcionari­o y "todos vecinos nos juntamos y decidimos no pagar hasta que se arreglara la situación". A ellos aún

no les ha llegado una notificaci­ón por impago,

pero sí a su vecino Davidson.

Davidson llegó hace 17 meses de y conoció los só‐ tanos a través del boca a bo‐ ca. Tras unos días firmó un contrato de alquiler, paga

y luego los gastos de electricid­ad.

Colombia euros 350 "Lo que el casero quiere", confirma. ha llegado a pagar hasta 700 euros

Cuenta que

porque el agente deteni‐ do les tocaba la puerta e inclu‐ so entraba sin llamar. Calcula‐ ba según los electrodom­ésti‐ cos que tenían lo que debían pagarle por la energía. El interior de los 'zulos'. (M.M.) El techo está lleno de grietas y humedades. "Por aquí cae el agua casi a diario, sobre todo en invierno, la humedad es ho‐

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