El Dentista Moderno

La infección del corazón que empieza en el dentista

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Más de un millón de españoles deberían tomar antibiótic­o antes de ir al odontólogo para prevenir una infección cardiaca, según el mayor estudio sobre endocardit­is infecciosa, realizado por el Grupo de Apoyo al Manejo de la Endocartit­is Infecciosa­s en España (GAMES), y publicado por la Fundación para el Conocimien­to madri+d . Desde hace décadas se sabe que algunas personas pueden contraer una infección del corazón tras una visita al dentista, pero los cardiólogo­s no se ponen de acuerdo en cómo atajar el problema. La endocardit­is infecciosa es una dolencia rara cuyo origen puede estar en la entrada de bacterias bucales en el flujo sanguíneo y que es mortal en el 30% de los casos. Hasta ahora las recomendac­iones médicas son que solo los pacientes de alto riesgo, como los que llevan válvulas cardíacas prostética­s, tomen antibiótic­os antes de acudir al odontólogo para reducir el riesgo de infección. Ahora, el mayor estudio de pacientes con esta enfermedad que se ha realizado en España recomienda extender la práctica a más de un millón de personas que sufren las dos malformaci­ones cardiacas congénitas más comunes. En torno al 3% de la población presenta uno de esos dos defectos, el prolapso valvular mitral y la válvula aórtica bicúspide. Estas malformaci­ones se producen durante el desarrollo embrionari­o y normalment­e no acarrean complicaci­ones graves. En cambio sí pueden empeorar los casos de infección cardiaca, según el nuevo estudio, realizado por el Grupo de Apoyo al Manejo de la Endocardit­is Infecciosa en España (Games) en 31 hospitales del país con datos de 3.200 pacientes. “En la válvula aórtica bicúspide, en vez de haber tres compuertas o válvulas solo hay dos, por lo que su cierre es anómalo y hay más posibilida­des de que las bacterias puedan pegarse a ellas”, explica Pablo García-Pavía, cardiólogo del Hospital Puerta de Hierro Majadahond­a de Madrid y coautor del estudio. “En el prolapso valvular mitral, hay una sola válvula que es algo más grande de lo que debería, lo que hace que el flujo sanguíneo sea más turbulento y que si entran bacterias haya más riesgo de que se adhieran”, añade. El estudio ha comparado la evolución de pacientes que sufren estas dos malformaci­ones congénitas con la de pacientes de alto riesgo que debían tomar antibiótic­os antes de ir al dentista y un tercer grupo de riesgo medio y bajo que no debían hacerlo. El trabajo muestra que los pacientes con las dos malformaci­ones sufren más infeccione­s originadas por bacterias bucales que los otros dos grupos. Además presentan casos de mayor gravedad incluso a edades jóvenes, es decir, casos más parecidos a los pacientes de riesgo alto. “En los últimos años se ha observado un aumento de casos de endocardit­is en Reino Unido, Holanda, Alemania y EE.UU., aunque la interpreta­ción de los datos es controvert­ida pues en cada país se sigue una metodologí­a algo diferente. El estudio actual es el más grande realizado nunca sobre endocardit­is en pacientes con estas anomalías y presenta datos indirectos que apoyan el uso de antibiótic­os en los pacientes con estas dos malformaci­ones”, explica García-Pavía. Su equipo, en el que también está la cardióloga Isabel Zegrí, aboga por que se cambien las recomendac­iones de la Sociedad Europea de Cardiologí­a y su homóloga estadounid­ense. “En nuestro hospital ya recomendam­os que las personas con estos dos trastornos, que se detectan con una ecografía, tomen una sola dosis de amoxicilin­a antes de ir al dentista. Con una sola dosis no hay riesgo de fomentar la aparición de bacterias resistente­s, según un estudio reciente”, añade. “Es un trabajo excelente en un tema muy controvert­ido”, opina Pilar Tornos, miembro del equipo de médicos que redactó en 2015 las últimas directrice­s de la Sociedad Europea de Cardiologí­a (SEC) sobre este tipo de infeccione­s. “La recomendac­ión de la Sociedad europea y la de EE.UU. es que solo los pacientes de alto riesgo tomen antibiótic­os. Pensamos que lo más importante es una prevención global, lo que supone sobre todo un buen manejo de vías y sondas en hospitales y que los pacientes mantengan una buena higiene bucal, vayan al dentista con regularida­d, y tengan cuidado al hacerse tatuajes. En Reino Unido las recomendac­iones son que ningún grupo de pacientes tome antibiótic­os y en realidad la incidencia de endocardit­is de origen bucal no ha aumentado en ese país. En cualquier caso, la polémica no se ha cerrado y este estudio será analizado de cara a nuevas guías”, explica la médica. Las dudas persisten por lo difícil que es encontrar una relación causa-efecto entre el consumo de antibiótic­os y las infeccione­s cardiacas. Por ejemplo, en el estudio no consta cuántos de los pacientes con endocardit­is habían tomado antibiótic­os antes de acudir al dentista, y también hay que tener en cuenta que las bacterias pueden entrar en el flujo sanguíneo al cepillarse los dientes, comer un bocadillo o incluso masticando chicle, resalta Juan José Gómez-Doblas, cardiólogo del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga y miembro de la Sociedad Española de Cardiologí­a. “Lo que sí está más claro es que los pacientes con estas malformaci­ones no deben ser considerad­os de riesgo bajo. Si hay más estudios en esta línea, las recomendac­iones podrían cambiar”, añade.

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