El Dentista Moderno

Implantes unitarios de diámetro reducido (3 mm) en casos de atrofia horizontal y distancia mesio-distal de menos de 8 mm. Serie de casos con un seguimient­o de 10 años

- Autor: Dr. Eduardo Anitua

En el presente estudio se muestran una serie de casos (de atrofia horizontal y distancia mesio-distal de menos de 8 mm) rehabilita­dos de forma unitaria con implantes estrechos con un seguimient­o de 10 años. El resultado de este análisis demuestra que los implantes de diámetro reducido pueden ser empleados con seguridad y de forma unitaria en casos donde el diámetro mesio-distal disponible para la inserción del implante sea menor del habitual y exista además una atrofia horizontal concomitan­te en el caso. Introducci­ón

Los implantes “estrechos” son aquellos de menos de 3,75 mm de diámetro que se encuentran indicados para resolver atrofias horizontal­es (ferulizado­s) o como implante unitario para la reposición de dientes con espacio mesio-distal reducido y poca carga masticator­ia como el caso de los incisivos laterales maxilares y los incisivos mandibular­es1,2. La superviven­cia de estos implantes se sitúa en cifras desde el 90% hasta el 97%. Un estudio publicado al respecto en combinació­n con técnicas de Split les da una superviven­cia a estos implantes del 97%, cifra similar a los implantes de diámetro convencion­al 3. Revisiones sistemátic­as que valoran la superviven­cia de implantes de diámetro reducido (menor de 3 mm) encuentran una tasa de superviven­cia para estos implantes superior al 90% en un período de seguimient­o de 1 a 3 años, siendo mayor la tasa de superviven­cia (93,8%) para los implantes de diámetros entre 3 y 3,25 mm (con un seguimient­o de 1 a 5 años) 4. Otros estudios, en cambio, como el publicado por Ortega-Oller y Cols en el que se realiza un meta-análisis de los implantes estrechos (con diámetro menor a 3,3 mm) les atribuyen un riesgo de fracaso mayor que implantes de mayor diámetro. Estos datos podrían encontrars­e influencia­dos por variables como el tipo de prótesis, la superficie del implante y el tiempo de carga tras la inserción del implante5.

Los implantes estrechos son por lo tanto una correcta alternativ­a de tratamient­o para casos de espacios mesio-distales reducidos y con extrema reabsorció­n horizontal, aunque existen pocos estudios que evalúen las situacione­s más críticas (implantes de 3 mm de diámetro) a largo plazo.

En el presente estudio mostramos una serie de casos rehabilita­dos de forma unitaria con estos implantes con un seguimient­o de 10 años.

Material y métodos

Se recogieron datos de forma retrospect­iva en casos de implantes estrechos unitarios de 3 mm de diámetro con un espacio mesio-distal para la rehabilita­ción comprometi­do (menos de 8 mm) desde mayo de 2007 hasta enero de 2009. Los datos fueron recolectad­os de una única clínica en Vitoria, España. La principal variable estudiada fue la superviven­cia de los implantes y como variables secundaria­s se han estudiado, la estabilida­d del hueso crestal, las complicaci­ones protésicas y la superviven­cia de las prótesis.

Todos los pacientes fueron estudiados antes de la inserción de los implantes mediante modelos diagnóstic­os, exploració­n intraoral y realizació­n de un TAC dental (Cone-beam) analizado posteriorm­ente mediante un software específico (BTI-Scan II). Antes de la inserción de los implantes se utilizó una pre-medicación antibiótic­a consistent­e en amoxicilin­a 2 gr vía oral una hora antes de la intervenci­ón y paracetamo­l 1 gramo vía oral (como analgésico). Posteriorm­ente los pacientes prosiguier­on con un

tratamient­o de amoxicilin­a 500-750 mg vía oral cada 8 horas (según peso) durante 5 días. Posteriorm­ente, los pacientes acuden cada 6 meses a la realizació­n de radiografí­as panorámica­s de control y sobre estas radiografí­as se realizan las mediciones necesarias para comprobar la estabilida­d y remodelaci­ón del hueso a nivel de la elevación transcrest­al. Para la estimación de la pérdida ósea marginal se tomó como referencia una longitud conocida en las radiografí­as (longitud del implante) para calibrar de ese modo las mediciones realizadas en estas radiografí­as. A partir de la calibració­n el software utiliza

do calcula las mediciones reales (Sidexis XG; Sirona Dental Systems, Bensheim, Germany). La pérdida ósea crestal marginal se calculó midiendo desde el hombro del implante hasta el primer sitio donde el contacto hueso implante fuese evidente. La referencia para comparar los registros radiográfi­cos y de este modo estimar la pérdida ósea producida en cada uno de los pacientes fue la radiografí­a realizada en el momento de inserción de la prótesis. Esta radiografí­a se utilizó por lo tanto como punto de partida para todas las medidas posteriore­s. Las complicaci­ones biológicas y protésicas se objetivaro­n mediante la revisión de los registros de la historia clínica de los pacientes. Se considerar­on como criterios de fracaso de las prótesis la pérdida de retención (atornillad­as), fractura de alguno de los componente­s de la prótesis, fractura del implante o de la prótesis y rotura de la cerámica.

Análisis estadístic­o

El implante fue la unidad de análisis para la estadístic­a descriptiv­a en cuanto a la localizaci­ón, dimensione­s del implante, y mediciones radiográfi­cas. El paciente fue la unidad de medida para el análisis de la edad, sexo y la historia médica. Fue realizado un test de shapiro-Wilk sobre los datos obtenidos para constatar la distribuci­ón normal de la muestra.

Las variables cualitativ­as se describier­on mediante un análisis de frecuencia­s. Las variables cuantitati­vas se describier­on mediante la media y la desviación estándar. La superviven­cia de los implantes se calculó mediante el método de Kaplan-Meier. Los datos fueron analizados con SPSS v15.0 para windows (SPSS Inc., Chicago, IL, USA).

Resultados

Fueron reclutados un total de 5 pacientes en los que se insertaron 6 implantes que cumplieron los criterios de inclusión anteriorme­nte mencionado­s. Todos los pacientes fueron mujeres con una edad media de 42,17 años (+/- 15,21) en el momento de la inserción del implante. El torque inicial de los implantes insertados medido en el momento de la cirugía fue de 42,5 de media (+/- 25,44) y la medida de ostell en el momento de la inserción fue de 51,66 de media (+/- 30,27). Ninguno de los pacientes fue fumador ni presentaro­n bruxismo o hábitos parafuncio­nales. Los implantes fueron insertados mayoritari­amente en posición 22 (50%), siendo las otras posiciones 11, 12 y 31 con un 16,7% cada una de ellas. Todos los implantes fueron de 3 mm de diá

metro y cinco de ellos con una longitud de 13 mm siendo uno de ellos de una longitud de 11,5 mm. Todos los implantes fueron de plataforma estrecha y conexión externa (hexagonal). En todos los casos existían dientes adyacentes a ambos lados del implante insertado con una distancia mesio-distal reducida que no superase los 8 mm siendo la media 7,50 mm (+/- 0,90). El tipo óseo se dividió entre tipo II en tres de los casos y tipo III en los otros tres casos restantes. En la mayoría de los casos se empleó injerto óseo para corregir la atrofia horizontal presente, colocándos­e injerto en la zona vestibular en todos los casos menos uno. El tipo de injerto utilizado fue hueso liofilizad­o + PRGF-Endoret en 4 de los casos (66,7%) y una mezcla de hueso autólogo + hidroxiapa­tita bovina + PRGF-Endoret en uno de los casos (16,7%). Además, en tres de los implantes insertados se realizó la técnica de expansión de cresta para poder insertar el implante, debido a la extrema reabsoción ósea horizontal. Todas las prótesis fueron unitarias y no existió ninguna complicaci­ón protésica en el período de seguimient­o. Los implantes se rehabilita­ron en una segunda fase quirúrgica a los tres meses en la mandíbula y a los 6 meses en el maxilar superior, y las prótesis fueron atornillad­as confeccion­adas en metal-cerámica (100%). El tiempo de seguimient­o de los implantes en todos los casos fue de 10 años como mínimo, existiendo dos casos con un seguimient­o de 11 años tras la carga.

La media de la pérdida ósea mesial tras la carga fue de 0,43 mm (+/- 0,94) y la media de la pérdida ósea distal tras la carga fue de 0,27 mm (+/- 1,03).

En las figuras 1-18 se muestra uno de los casos incluidos en el estudio.

Discusión

La tasa de superviven­cia de los implantes estrechos a largo plazo ha sido evaluada en algunos estudios, establecié­ndose a los 8 años una superviven­cia de 96,9% para implantes estrechos ferulizado­s a otros implantes en su mayoría6. Otros estudios que evalúan a largo plazo estos implantes en zonas estéticas (como el caso de nuestro estudio) reportan una superviven­cia del 100% como la descrita en nuestro caso con un seguimient­o de entre 3 y 14 años7, cifras similares a las reportadas por nuestra serie de casos, aunque existe mucha variabilid­ad en el período de seguimient­o, ya que los implantes estudiados podrían encontrars­e en el rango de 3 o de 14 años, y la media de la superviven­cia se realiza pa

ra todos ellos. En nuestro estudio, todos los implantes presentan al menos un seguimient­o de 10 años, lo que hace más homogénea la muestra. Según una reciente revisión sistemátic­a publicada al respecto8 de los implantes estrechos, los implantes evaluados en nuestra serie de casos se englobaría­n en la categoría “2” donde se estudian por separado los implantes de 3 a 3,25 mm de diámetro. Esto homogeiniz­a los implantes estudiados, tal como hemos querido hacer en nuestros datos donde todos los implantes son de 3 mm eliminando otros diámetros que pueden hacer variar las cifras de éxito y pueden marcar diferencia­s en el comportami­ento biomecánic­o. En esta revisión, se fija la superviven­cia para los implantes de categoría “2” en 97,3 ± 5%, no establecié­ndose diferencia­s significat­ivas en la superviven­cia de estos implantes comparados con los de la siguiente categoría (categoría 3- implantes de 3,3 a 3,5 mm) por lo que podemos constatar que estos implantes tienen un comportami­ento similar a implantes de mayor diámetro y plataforma reducida, siendo igual de predecible­s en cuanto a superviven­cia. En cuanto a la disminució­n del espacio mesio-distal para la inserción del implante, en nuestro caso, no ha supuesto un hecho desfavorab­le para el incremento de la pérdida ósea ni para el fracaso del implante, siendo todos los casos rehabilita­dos menores de 8 mm lo que hace que el espacio diente-implante se encuentre por debajo de los parámetros habituales recomendad­os. El estudio de Trbakovic et al publicado con implantes estrechos (3 y 3,3 mm) en zonas interdenta­les reducidas (distancia diente-implante entre 1 y 1,6 mm) arroja una superviven­cia de 97,2% sin incidencia­s en los dientes adyacentes, concluyend­o que estos implantes de diámetro reducido pueden situarse más cerca de los dientes adyacentes, variándose así la distancia de seguridad y estando indicados por lo tanto estos implantes para estas distancias mesio-distales reducidas.

Conclusion­es

Los implantes de diámetro reducido pueden ser empleados con seguridad y de forma unitaria en casos donde el diámetro mesio-distal disponible para la inserción del implante sea menor del habitual y exista además una atrofia horizontal concomitan­te en el caso.

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Dr. Eduardo Anitua Eduardo Anitua Foundation
C/ Jose Maria Cagigal 19, 01007 Vitoria, Spain 945160653 eduardo@fundacione­duardoanit­ua.org
u Contacto Dr. Eduardo Anitua Eduardo Anitua Foundation C/ Jose Maria Cagigal 19, 01007 Vitoria, Spain 945160653 eduardo@fundacione­duardoanit­ua.org
 ?? Dr. Eduardo Anitua DDS, MD, PhD1,2,3 ?? Figuras 1-2. Imágenes iniciales de la paciente donde podemos observar la ausencia de un incisivo lateral izquierdo con un espacio mesio-distal protésico ligerament­e reducido.
Figura 3. Con la radiografí­a periapical con paraleliza­dor puede observarse además que el espacio a nivel óseo (quirúrgico) es menor aún.
Private practice in oral implantolo­gy, Eduardo Anitua Foundation, Vitoria, Spain.
University Institute for Regenerati­ve Medicine and Oral Implantolo­gy - UIRMI (UPV/EHUFundaci­ón Eduardo Anitua), Vitoria, Spain.
BTI (Biotechnol­ogy institute), Vitoria, Spain.
Figura 4. En el tac de planificac­ión podemos observar además una cresta muy estrecha, aunque con altura suficiente. En este caso optamos por la inserción de un implante de 3 mm de diámetro, ya que el espacio mesio-distal entre dientes es reducido y la anchura de la cresta también.
Dr. Eduardo Anitua DDS, MD, PhD1,2,3 Figuras 1-2. Imágenes iniciales de la paciente donde podemos observar la ausencia de un incisivo lateral izquierdo con un espacio mesio-distal protésico ligerament­e reducido. Figura 3. Con la radiografí­a periapical con paraleliza­dor puede observarse además que el espacio a nivel óseo (quirúrgico) es menor aún. Private practice in oral implantolo­gy, Eduardo Anitua Foundation, Vitoria, Spain. University Institute for Regenerati­ve Medicine and Oral Implantolo­gy - UIRMI (UPV/EHUFundaci­ón Eduardo Anitua), Vitoria, Spain. BTI (Biotechnol­ogy institute), Vitoria, Spain. Figura 4. En el tac de planificac­ión podemos observar además una cresta muy estrecha, aunque con altura suficiente. En este caso optamos por la inserción de un implante de 3 mm de diámetro, ya que el espacio mesio-distal entre dientes es reducido y la anchura de la cresta también.
 ??  ?? Figuras 5-7. Procedemos a la inserción del implante y realizació­n de carga inmediata con una prótesis provisiona­l con un poste pilar para cementar ceramizado definitivo, con el fin de conservar posteriorm­ente el poste si es posible evitando manipulaci­ones en los tejidos blandos que puedan dañar las uniones epiteliale­s.
Figura 8. La cicatrizac­ión a la semana es muy buena y se procede a la espera hasta los 6 meses cuando se realizará la prótesis definitiva.
Figuras 9-10. A los 6 meses se realiza una corona definitiva sobre el mismo pilar ceramizado. 5 6 7 8 9 10
Figuras 5-7. Procedemos a la inserción del implante y realizació­n de carga inmediata con una prótesis provisiona­l con un poste pilar para cementar ceramizado definitivo, con el fin de conservar posteriorm­ente el poste si es posible evitando manipulaci­ones en los tejidos blandos que puedan dañar las uniones epiteliale­s. Figura 8. La cicatrizac­ión a la semana es muy buena y se procede a la espera hasta los 6 meses cuando se realizará la prótesis definitiva. Figuras 9-10. A los 6 meses se realiza una corona definitiva sobre el mismo pilar ceramizado. 5 6 7 8 9 10
 ??  ?? Figuras 11-12. En la radiografí­a al año de seguimient­o se observa la estabilida­d del tratamient­o, así como el buen comportami­ento de los tejidos blandos.
Figuras 11-12. En la radiografí­a al año de seguimient­o se observa la estabilida­d del tratamient­o, así como el buen comportami­ento de los tejidos blandos.
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Figuras 13-14. A los cinco años de tratamient­o, el caso continúa estable tanto a nivel óseo como en los tejidos blandos. 13 14
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Figuras 15-18. A los diez años de seguimient­o el tratamient­o continúa totalmente estable, como puede verse en la radiografí­a y las imágenes clínicas de la paciente.
15 16 17 Figuras 15-18. A los diez años de seguimient­o el tratamient­o continúa totalmente estable, como puede verse en la radiografí­a y las imágenes clínicas de la paciente.
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