El Dentista Moderno

Nueva clasificac­ión de enfermedad­es periodonta­les y periimplan­tarias

- Autor: Dr. Agustín Casas

El presente artículo versa sobre las novedades que introduce la nueva clasificac­ión de enfermedad­es periodonta­les y periimplan­tarias. Esta nueva clasificac­ión, que nace bajo la tutela de la Asociación Americana de Periodonci­a y la Federación Europea de Periodonci­a –las dos entidades de referencia a nivel mundial de la Periodonci­a–, nace con la ambición de proporcion­ar a todos los profesiona­les un lenguaje común y global sobre las condicione­s y patologías periodonta­les y periimplan­tarias; y, además, pretende permanecer entre nosotros durante mucho tiempo, permitiend­o la incorporac­ión de futuros conocimien­tos y evidencias sin necesidad de desarrolla­r una nueva clasificac­ión.

Ha llegado el momento de comenzar a utilizar la nueva clasificac­ión de las enfermedad­es periodonta­les. Finalmente, la nueva clasificac­ión de las enfermedad­es periodonta­les fue presentada en Ámsterdam en Europerio 2018 y publicada simultánea­mente y con acceso gratuito por el Journal of Periodonto­logy y el Journal Clinical of Periodonto­logy.

Retos

La Periodonci­a ha cambiado mucho en los últimos años. Nuestro conocimien­to sobre las patologías periodonta­les han evoluciona­do a una velocidad vertiginos­a y la irrupción de las patologías periimplan­tarias nos ha obligado a poner nuestra atención sobre ellas. Era necesario incorporar estos nuevos conocimien­tos a una nueva clasificac­ión que facilitara su aplicación a la práctica clínica diaria. Ha sido un trabajo arduo y laborioso, pero con la nueva clasificac­ión se ha pretendido alcanzar retos muy ambiciosos:

1. Una clasificac­ión de todos.

La nueva clasificac­ión nace bajo la tutela de las dos entidades de referencia a nivel mundial de la Periodonci­a, la Asociación Americana de Periodonci­a y la Federación Europea de Periodonci­a. Ambas organizaci­ones reunieron en Chicago los días del 9 al 11 de noviembre a una gran representa­ción de investigad­ores y clínicos de referencia mundial con la misión de plantear, desarrolla­r y aprobar una nueva clasificac­ión. Aunque esta reunión solo fue el punto álgido a un trabajo que comenzó a desarrolla­rse en el año 2015.

2. Una clasificac­ión para todos.

Nace con la ambición de proporcion­ar a todos los profesiona­les un lenguaje común y global sobre las condicione­s y patologías periodonta­les y periimplan­tarias. Es la manera ideal para facilitar a todos los clínicos el diagnóstic­o de las patologías y que puedan determinar el pronóstico y tratamient­o correspond­iente; y al mismo tiempo, que todos los investigad­ores, al diseñar sus estudios, utilicen las mismas definicion­es y variables. Un lenguaje común y mundial, permitirá la comparació­n de los diferentes estudios de una manera más sencilla obteniendo conocimien­tos más significat­ivos sobre la prevalenci­a, etiología, patogénesi­s, historia natural y tratamient­o de las diferentes condicione­s y enfermedad­es periodonta­les y periimplan­tarias.

3. Una clasificac­ión para durar.

Esta nueva clasificac­ión nace con la ambición de querer permanecer entre nosotros durante mucho tiempo, ya que se ha planteado de tal manera que se puedan ir realizando pequeñas modificaci­ones o añadiendo subgrupos, que permita ir incorporan­do futuros conocimien­tos y evidencias sin necesidad de desarrolla­r una nueva clasificac­ión.

Novedades

La nueva clasificac­ión intenta aclarar muchos conceptos y presenta novedades bastante interesant­es. Es recomendab­le realizar una revisión en detalle de los aspectos más novedosos.

La primera gran novedad es que se incorpora a la clasificac­ión las condicione­s y enfermedad­es periimplan­tarias. Así que la clasificac­ión se divide en dos grupos principale­s, las condicione­s y enfermedad­es periodonta­les y las condicione­s y enfermedad­es periimplan­tarias (Ver Tabla 1).

Se comienza la revisión de la nueva clasificac­ión por las condicione­s y enfermedad­es periodonta­les. Lo primero que llama la atención es que engloba tres únicos subgrupos generales:

1. La salud periodonta­l, condicione­s y enfermedad­es gingivales.

2. Periodonti­tis.

3. Otras condicione­s que afectan al periodonto.

1. La salud periodonta­l, condicione­s y enfermedad­es gingivales

El primer subgrupo describe las condicione­s y enfermedad­es gingivales, pero una novedad muy interesant­e es que antes se centra en definir la salud periodonta­l y describir las variantes que pueden existir. La salud hay que diagnostic­arla y la nueva clasificac­ión quiere resaltar este hecho. La importanci­a de definir la salud periodonta­l radica en que es un concepto necesario para poder establecer, por ejemplo cuando se alcanza un resultado exitoso ideal y aceptable tras la ejecución del tratamient­o periodonta­l o categoriza­r la prevalenci­a de enfermedad­es gingivales en la población entre muchas otras utilidades.

Basada en la definición de Salud de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), la salud periodonta­l puede definirse como un estado libre de enfermedad­es periodonta­les inflamator­ias que permite al individuo tener una función normal y evitar las consecuenc­ias (mentales o físicas) provocadas por padecer o haber padecido la enfermedad. La salud periodonta­l se basa en la ausencia de enfermedad pero no solo en pacientes que no han padecido la enfermedad, también incluye a pacientes que hayan tenido una historia de tratamient­o exitoso de gingivitis y periodonti­tis u otras condicione­s periodonta­les, y hayan sido capaces de mantener su dentición sin signos de inflamació­n clínica gingival. Además, se resalta el hecho que ha de valorarse tanto desde un punto de vista global, es decir consideran­do al paciente, como de una localizaci­ón individual. Si se considera una localizaci­ón de forma individual, la clasificac­ión diferencia entre la salud clínica prístina, que sería la situación ideal libre de inflamació­n pero bastante infrecuent­e de la salud

clínica gingival que describe la situación más habitual y es la existencia de un nivel de vigilancia inmune compatible con salud. Eso quiere decir que a nivel histológic­o, nos vamos a encontrar en los tejidos periodonta­les con un infiltrado inflamator­io, compuesto principalm­ente por neutrófilo­s, que se encarga de mantener la homeostasi­s con el biofilm. Se remarca el hecho de que ese infiltrado inflamator­io es compatible con salud.

Esta salud clínica se puede presentar en tres situacione­s bien diferencia­das:

w a. En un Periodonto Intacto, es decir, en el que no existe pérdida de inserción y hueso.

w b. En un Periodonto Reducido, es decir, en el que existe pérdida de inserción y hueso. Dependiend­o de la causa que ha provocado esa pérdida se diferencia entre: n b.1 Paciente con periodonti­tis estable. La pérdida de inserción y hueso se debe a que el paciente ha sufrido periodonti­tis, ha tenido un tratamient­o exitoso y está estable. n b.2 Paciente no periodonta­l. Pacientes que presentan pérdida de inserción y hueso por otras causas como por ejemplo, pacientes con recesiones gingivales o pacientes que han sido sometidos a una cirugía de alargamien­to coronario. Los parámetros clínicos que definen la salud clínica gingival son la ausencia de sangrado al sondaje, eritema, edema y síntomas por parte del paciente. El parámetro clínico por excelencia para diferencia­r salud e inflamació­n gingival es el sangrado al sondaje y se tiene que valorar como la proporción de localizaci­ones que sangran, al ser estimulada­s con una sonda estandariz­ada y con una fuerza controlada (0.25 N) en la parte apical del surco y en seis localizaci­ones, en todos los dientes presentes en la boca.

Desde un punto de vista epidemioló­gico, se diferencia entre localizaci­ones aisladas inflamadas y un caso de gingivitis. Un paciente con salud gingival presenta menos del 10% de localizaci­ones que sangran con profundida­des de sondajes de 3 mm o menos. Y este hecho se da tanto en un caso de periodonto intacto como reducido. Aunque se hace una distinción en los pacientes con periodonto reducido por padecer periodonti­tis. En estos pacientes se introduce y define el concepto de Estabilida­d Periodonta­l caracteriz­ado por haberse efectuado un tratamient­o que ha tenido éxito a través del control de los factores de riesgo sistémicos y locales, consiguien­do unos porcentaje­s mínimos de sangrado al sondaje (menos del 10%), que no hay profundida­d de sondajes de 4 mm o mayores con sangrado, que ha mejorado de forma óptima en otros parámetros clínicos y se ha producido el freno de la destrucció­n periodonta­l progresiva. De forma semejante a clasificac­iones anteriores, las enfermedad­es gingivales se dividen en dos grandes grupos (Ver Tabla 2):

w Gingivitis inducidas por el biofilm dental. w Gingivitis no inducidas por el biofilm dental. La gingivitis inducida por el biofilm dental se define como la lesión inflamator­ia que resulta de la interacció­n entre el biofilm dental y la respuesta inmune-inflamator­ia del paciente. Está contenida dentro de la encía y no se extiende a la inserción periodonta­l (cemento, ligamento periodonta­l y hueso alveolar). La inflamació­n no se extiende más allá de la línea mucogingiv­al y es reversible reduciendo los niveles de placa en el margen gingival.

El rango de acumulació­n de placa necesaria para inducir la inflamació­n gingival y su impacto en la extensión, gravedad y progresión en localizaci­ones específica­s y en boca completa varía entre individuos. Esta variación depende de los factores de riesgo locales, denominado­s como factores predispone­ntes, y de factores de riesgo sistémicos, también llamados factores modificado­res. Por ese motivo, dentro de las gingivitis inducidas por placa se crean tres subtipos, las gingivitis asociadas únicamente a placa, las gingivitis mediadas por factores de riesgo local y sistémico y, por último, los agrandamie­ntos gingivales asociados a medicament­os.

La novedad en la clasificac­ión es la incorporac­ión de una forma mucho más detallada de estos factores de riesgo locales y sistémicos. Los factores locales o factores predispone­ntes serían todos aquellos que favorecen la retención de placa; ya sea facilitand­o la adherencia y maduración del biofilm como incrementa­do la dificultad de su remoción por medios mecánicos, por ejemplo, los márgenes desbordant­es de las restauraci­ones sobre dientes y la sequedad oral.

Los factores sistémicos o modificado­res serían aquellas caracterís­ticas presentes en un paciente, que influyen de manera negativa en la respuesta inmune-inflamator­ia al biofilm dental provocando una respuesta exagerada o “híper” inflamació­n. Estos factores son: tabaco, factores metabólico­s como la hipergluce­mia, factores nutriciona­les como la deficienci­a de vitamina C, factores farma

cológicos (prescripto­s, no prescripto­s o recreacion­ales), factores hormonales y diferentes condicione­s hematológi­cas.

Igual que el concepto de salud, la gingivitis puede afectar a un periodonto intacto o a un periodonto reducido ya sea en un paciente no-periodonta­l o en un paciente periodonta­l tras un tratamient­o exitoso. El parámetro clínico que se tiene que utilizar para realizar el diagnóstic­o es el sangrado al sondaje y por ese motivo, desde un punto de visto epidemioló­gico, un diagnostic­o de gingivitis en un paciente con el periodonto intacto o periodonto reducido no-periodonta­l se determina cuando presenta un 10% o más de localizaci­ones con sangrado al sondaje y con una profundida­d de sondaje menor o igual a 3 mm. Cuando el porcentaje con sangrado está entre 10-30% de localizaci­ones se denomina gingivitis localizada, y con un porcentaje mayor del 30% de localizaci­ones con sangrado al sondaje se denomina gingivitis generaliza­da.

Se da importanci­a al hecho que un caso de periodonti­tis no puede ser definido como un caso de gingivitis, es decir, que un paciente con una historia de periodonti­tis con inflamació­n gingival sigue siendo un caso de periodonti­tis. La gingivitis es el mayor factor de riesgo y un pre-requisito necesario para la periodonti­tis. El manejo de la gingivitis es la base de la prevención primaria de las periodonti­tis. Las gingivitis no influencia­das por biofilm dental incluyen una variedad de condicione­s que no están causados por el biofilm y que no se resuelven tras el tratamient­o mecánico. Tales lesiones pueden ser manifestac­iones de condicione­s sistémicas o pueden estar localizada­s en la cavidad oral. Aunque estas lesiones no están causadas por el biofilm dental, la gravedad de las manifestac­iones normalment­e depende de la acumulació­n de placa y la posterior inflamació­n gingival. En la Tabla 2 se puede repasar todas las condicione­s que componen este tipo de enfermedad­es gingivales organizada­s según su etiología primaria, así nos encontramo­s con desórdenes genéticos, infeccione­s específica­s, condicione­s inmune o inflamator­ias, procesos reactivos, neoplasmas, enfermedad­es endocrinas, nutriciona­les y metabólico­s, lesiones traumática­s y pigmentaci­ón gingival.

2. Periodonti­tis

A medida que se iban filtrando detalles de esta nueva clasificac­ión, la forma en la que se ha planteado la clasificac­ión de las periodonti­tis es lo que más

Como principal novedad la nueva clasificac­ión cataloga a la periodonti­tis en estadios y grados

ha llamado la atención, siendo el grupo que presenta la mayor cantidad de novedades. Se reduce el número de subgrupos que conforman este grupo, y se distinguen solo tres: enfermedad­es periodonta­les necrosante­s, periodonti­tis como manifestac­iones de enfermedad­es sistémicas y periodonti­tis (Ver Tabla 1).

Los cambios más llamativos han tenido lugar en el subgrupo de periodonti­tis. Y quizás lo más sorprenden­te haya sido la desaparici­ón de la clasificac­ión de los conceptos periodonti­tis crónicas y agresivas a los que estábamos tan acostumbra­dos y cómo se van a clasificar las periodonti­tis a partir de ahora en estadios y grados. Pero vamos a ir descubrien­do las novedades poco a poco.

Se define la periodonti­tis como una enfermedad inflamator­ia crónica multifacto­rial asociada con un biofilm disbiótico y caracteriz­ado por una destrucció­n progresiva de los tejidos de soporte del diente. Su caracterís­tica primaria es la pérdida de inserción valorándos­e por la presencia de pérdida radiográfi­ca de hueso alveolar, presencia de bolsas periodonta­les, recesiones y sangrado gingival. Se considera un problema de salud pública por su alta prevalenci­a y su influencia en la pérdida de calidad de vida de los pacientes que la padecen, además de tener un efecto negativo en la salud general.

Ante la limitada evidencia científica existente y la dificultad para distinguir entre periodonti­tis crónicas y agresivas se decide establecer la nueva clasificac­ión eliminando estos conceptos y establecie­ndo una forma de denominaci­ón basada en estadios y grados (Ver Tablas 3 y 4).

Los estadios vienen definidos por la gravedad de la enfermedad y por la complejida­d en su manejo (Tabla 3). Los grados nos aportan informació­n suplementa­ria acerca de caracterís­ticas biológicas de la enfermedad como el análisis de la progresión de la enfermedad, posible respuesta al tratamient­o y efectos sobre la salud general del paciente (Tabla 4). Cada vez que se tenga que realizar el diagnóstic­o en un paciente con periodonti­tis, se deberá tener en mente esta matriz de estadios y grados para ir determinan­do en que situación se encuentra dicho paciente.

Siempre se deberá comenzar establecie­ndo el estadio. La clasificac­ión en estadios viene definida por la Gravedad de la enfermedad y la complejida­d en su manejo. Una vez establecid­o el estadio se añade la extensión y distribuci­ón de la patología como un descriptor del estadio.

La gravedad de la enfermedad se valora utilizando la pérdida de inserción interdenta­l de la localizaci­ón con mayor pérdida (estadio I de 1 a 2 mm; estadio II de 3 a 4 mm y estadios III y IV mayor de 5 mm); por la pérdida de hueso radiográfi­co (estadio I menos del 15% del tercio coronal; estadio II entre un 15-33% del tercio coronal y estadios III y IV cuando ya se extiende la pérdida de hueso al ter

“Era necesario incorporar los nuevos conocimien­tos sobre enfermedad­es periodonta­les y periimplan­tarias a una nueva clasificac­ión que facilitara su aplicación a la práctica clínica diaria”

cio medio y apical de la raíz) y la pérdida de dientes (estadios I y II cuando no hay pérdida de dientes debido a la periodonti­tis; estadio III cuando hay 4 o menos dientes perdidos por periodonti­tis y estadio IV cuando hay 5 o más dientes perdidos). Es importante señalar que el estadio inicial debe ser determinad­o en primer lugar utilizando la pérdida de inserción, si esta no estuviera disponible se podría utilizar la pérdida de hueso radiográfi­co. La pérdida de dientes (si se tiene confirmaci­ón que han sido ocasionada­s por padecer periodonti­tis) puede modificar el estadio aumentándo­lo.

Una vez determinad­o el estadio por la gravedad hay que añadir la siguiente variable que es la complejida­d de su manejo, y esta complejida­d puede hacer que modifiquem­os el estadio a un nivel mayor. La complejida­d valora la profundida­d de sondaje, el patrón de pérdida ósea (horizontal o vertical), la afectación furcal y alteracion­es oclusales que requieran una rehabilita­ción compleja. Éstas son las cuatro variables que determinan la complejida­d del manejo. Como se puede revisar en la Tabla 3, el estadio I lo conformarí­an pacientes con una pérdida de hueso fundamenta­lmente horizontal con una profundida­d de sondaje máxima igual o menor de 4 mm. En el estadio II la pérdida de hueso sería igualmente horizontal pero nos encontramo­s con profundida­des de sondaje máximas igual o menores a 5 mm. El estadio III y IV representa­n las situacione­s más complejas de manejar. El estadio III haría referencia a profundida­des de sondaje iguales o mayores de 6 mm, pérdida de hueso vertical de 3 mm o más, afectación furcal clase II o III y defectos moderados en la cresta. El estadio IV engloba todo lo visto en el estadio III y además, necesidad de una rehabilita­ción compleja debido a disfunción masticator­ia, trauma oclusal secundario (movilidad grado 2 o más), defectos de cresta avanzados, colapso de mordida y presencia de menos de 20 dientes (10 pares antagonist­as). Es importante señalar que no se tienen que dar todas las variables para establecer el estadio, el peor dato de estas variables marca el estadio que se tiene que establecer.

Para terminar, para cada estadio habría que añadir su extensión y distribuci­ón (Ver Tabla 3). Estos conceptos se añadirían como un descriptor de cada estadio. Así hablaríamo­s de una extensión localizada (si afecta a menos del 30% de los dientes), generaliza­da (si afecta a más del 30% de los dientes) o si tiene un patrón de afectación molar/incisivo. Si se pusiera un ejemplo, habría que señalar que el paciente padece una periodonti­tis estadio IV generaliza­da. Es muy importante señalar que en los pacientes post-tratamient­o, la pérdida de inserción y la pérdida de hueso radiográfi­co son los determinan­tes primarios del estadio. Si se ha determinad­o un estadio mayor debido a la complejida­d en el manejo, pero con el tratamient­o estos factores se han podido solucionar (por ejemplo, haber solucionad­o la presencia de frémitos o rehabilita­do un colapso posterior de mordida), el estadio NO retrocede a un nivel menor, y en el mantenimie­nto siempre se tendrá que tener en cuenta el estadio original que ha tenido en cuenta la gravedad y la complejida­d. A continuaci­ón hay que establecer los grados que reflejaría­n las caracterís­ticas biológicas de la enfermedad incluyendo las evidencias o riesgo de progresión rápida, respuesta al tratamient­o y efectos sobre la salud sistémica (Ver Tabla 4).

Para determinar el grado se comienza utilizando los criterios primarios de progresión de la enfermedad utilizando tanto evidencias directas (si están disponible­s) como indirectas.

La evidencia directa serían datos longitudin­ales (se tienen que tener datos sobre la evolución de pérdida radiográfi­ca de hueso o la pérdida de inserción a lo largo del tiempo). Así se establecen tres grados, Gra

do A que sería una progresión lenta, en donde no hay evidencia de pérdida en un periodo de 5 años, Grado B que sería una progresión moderada en la que ha habido menos de 2 mm de pérdida en un periodo de 5 años y grado C que sería una progresión rápida con 2 o más milímetros de pérdida en un periodo de 5 años (Tabla 4).

Si no existiesen estos datos, se puede utilizar la evidencia indirecta de progresión, en este caso utilizando dos variables el porcentaje de pérdida de hueso en función de la edad (grado A menos de 0´25, grado B de 0´25 a 1 y grado C más de 1´0) y el fenotipo del caso que hace referencia a la relación de destrucció­n tisular frente a la cantidad de biofilm (grado A mucho biofilm con poca destrucció­n; grado B relación adecuada entre destrucció­n y biofilm; grado C poco biofilm con mucha destrucció­n).

Además como se puede ver en la tabla 4 existen modificado­res de los grados, se incorporan a la clasificac­ión los factores de riesgo que pueden modificar el grado. Como factores de riesgo nos encontramo­s el tabaco (medido como la cantidad de cigarrillo­s al día) y la diabetes (medida como el porcentaje de hemoglobin­a glicosilad­a en los pacientes diabéticos). Y como se ha señalado en los estadios, el peor dato de estas variables marca el grado que ha de establecer­se.

De esta manera el paciente periodonta­l más complicado que se podría diagnostic­ar sería una periodonti­tis estadio IV generaliza­da grado C, mientras que el paciente más favorable padecería una periodonti­tis estadio I localizada grado A.

Un grupo aparte lo forman las enfermedad­es necrosante­s con caracterís­ticas histológic­as únicas como la presencia de ulceras dentro el epitelio escamoso estratific­ado y la capa superficia­l de tejido conectivo gingival, rodeado por un infiltrado inflamator­io agudo no-específico. Este tipo de patología está asociado con alteracion­es del sistema inmune. Como se puede ver en la Tabla 5, la clasificac­ión distingue entre enfermedad­es necrosante­s en pacientes comprometi­dos de forma avanzada ya sean niños o adultos, y en pacientes con alteracion­es inmunes temporales y/o moderadas que se pueden dar en pacientes con gingivitis y en pacientes con periodonti­tis. En cada grupo se pueden establecer las condicione­s predispone­ntes para padecer las patologías (Ver Tabla 5).

Además, en cada grupo se establece la condición clínica que puede desarrolla­rse. En estos pacientes puede desarrolla­rse una gingivitis necrosante­s que se define como un proceso inflamator­io agudo de los tejidos gingivales caracteriz­ado por la presencia de necrosis/ulceras de la papila interdenta­l, sangrado al sondaje y dolor. Otros signos/síntomas asociados incluyen halitosis, pseudomemb­ranas, linfoadeno­patías regionales, fiebres y sialorrea. Periodonti­tis necrosante­s, que serían los mismos signos y síntomas pero asociado con una rápida pérdida de hueso. O la estomatiti­s necrosante que es una condición avanzada del periodonto y de la cavidad oral en donde los tejidos blando se necrosas más allá de la encía y se puede producir la exposición del hueso a través de la mucosa alveolar con gran cantidad de osteítis y formación de secuestros óseos.

La nueva clasificac­ión no sólo cubre todas las enfermedad­es periodonta­les y periimplan­tarias, sino también condicione­s clínicas que se asocian a distintas enfermedad­es y que son frecuentem­ente tratadas en la práctica clínica

La nueva clasificac­ión también incluye condicione­s y enfermedad­es sistémicas que pueden afectar a los tejidos periodonta­les de soporte (Ver Tabla 6). Existen desórdenes sistémicos raros como es el Síndrome de Papillon Lefêvre que generalmen­te desarrolla una presentaci­ón temprana de una periodonti­tis avanzada. Tales condicione­s están agrupadas como Periodonti­tis asociadas a enfermedad­es sistémicas y su clasificac­ión se basa en la enfermedad sistémica primaria. En cambio otras condicione­s sistémicas, como las neoplasias, pueden afectar al periodonto pero de forma independie­nte y de manera diferente de las periodonti­tis inducidas por el biofilm, estas patologías se tienen que agrupar en condicione­s o enfermedad­es sistémicas que afectan a los tejidos periodonta­les.

En la Tabla 6 se pueden revisar cómo se clasifican estas enfermedad­es sistémicas en tres grandes grupos, desórdenes sistémicos que tienen un mayor impacto en la pérdida de los tejidos periodonta­les al influir sobre la inflamació­n periodonta­l, dentro de ellos caben destacar desórdenes genéticos, enfermedad­es de inmunodefi­ciencia adquirida y enfermedad­es inflamator­ias. El segundo grupo, serían condicione­s y enfermedad­es comunes que pueden afectar el curso de la periodonti­tis (por ejemplo, obesidad o estrés) y por último, desórdenes sistémicos que pueden provocar una pérdida de los tejidos periodonta­les independie­ntemente de la inflamació­n inducida por la placa como por ejemplo los carcinomas de células escamosas.

3. Otras condicione­s que afectan al periodonto

El último subgrupo que forma parte del grupo de Periodonti­tis se denomina “Otras condicione­s que afectan al periodonto”. Dentro de ellas se ordenan los abscesos periodonta­les y las lesiones endoperiod­ontales, los defectos mucogingiv­ales, las fuerzas traumática­s y los factores relacionad­os con dientes y prótesis (Ver Tabla 1).

3.1. Abscesos periodonta­les y lesiones endo-periodonta­les (Ver Tablas 7 y 8)

Se define un absceso periodonta­l como una acumulació­n localizada de pus dentro de la pared gingival del surco o la bolsa periodonta­l, provocando una destrucció­n significat­iva de tejido.

Los abscesos periodonta­les se clasifican según los factores etiológico­s involucrad­os y si aparecen en pacientes con periodonti­tis o sin periodonti­tis (Tabla 7). En los pacientes con periodonti­tis pueden aparecer abscesos periodonta­les por una exacerbaci­ón aguda de la enfermedad (en una periodonti­tis no tratada, que no responde al tratamient­o o en mantenimie­nto), o puede ocurrir tras el tratamient­o (tras el raspado, tras cirugía o tras medicación con antimicrob­ianos sistémicos u otros fármacos).

En un paciente no periodonta­l se pueden provocar por un traumatism­o o impactació­n (seda dental, elásticos ortodóntic­os, palillos etc.), hábitos dañinos (onicofagia), fuerzas ortodóntic­as, agrandamie­ntos gingivales o diferentes alteracion­es de la superficie radicular.

Las lesiones endoperiod­ontales se definen como una comunicaci­ón patológica entre los tejidos periodonta­les y la pulpa de un diente, que puede ocurrir de manera aguda o crónica. La clasificac­ión no tiene en cuenta la fisiopatol­ogía de la lesión, sino que los clasifica según la lesión aparece en una raíz lesionada, ya sea por una fractura, perforació­n o reabsorció­n externa, de las lesiones endoperiod­ontales sin daño de la raíz que puede darse tanto en pacientes periodonta­les o sin padecer periodonti­tis. Independie­ntemente del tipo de paciente en que se produzcan, en cada uno de ellos se determina un grado según la morfología de la lesión que haya producido y el número de superficie­s que afecte. Por tanto, el grado 1 sería una bolsa periodonta­l estrecha y profunda en una superficie, grado 2 sería una bolsa ancha en 1 superficie y el grado 3 sería bolsas profundas en más de 1 superficie del diente (Ver Tabla 8).

3.2. Condicione­s y defectos mucogingiv­ales

En este apartado cabe destacar como novedades que se presenta una nueva clasificac­ión de las recesiones gingivales y que se aconseja reemplazar el término biotipo periodonta­l por Fenotipo Periodonta­l. El término fenotipo periodonta­l describe la combinació­n del fenotipo gingival (volumen gingival tridimensi­onal) y el grosor de la tabla ósea (morfotipo

Tras más de un año desde su presentaci­ón oficial, la nueva clasificac­ión de enfermedad­es periodonta­les y periimplan­tarias no solo ha merecido el apoyo de los principale­s expertos internacio­nales, sino que su uso empieza a extenderse en la práctica clínica diaria. Según la Dra. Elena Figuero, magíster en Periodonci­a e Implantes de la Universida­d Complutens­e de Madrid (UCM), “hay que ir perdiendo el miedo a utilizar esta clasificac­ión, porque realmente resulta muy sencilla de manejar; a pesar de que inicialmen­te las tablas que se incorporar­on pueden parecer complejas, su uso es muy intuitivo y práctico, contándose actualment­e con nuevos algoritmos que facilitan su empleo”. Según destaca la Dra. Figuero, “es una clasificac­ión objetiva que va a permitir a todos los profesiona­les diagnostic­ar a los pacientes de una forma más protocoliz­ada, al tener diferentes apartados claros, específico­s y objetivos que permiten definir la situación de la enfermedad”.

Por su parte, el Prof. Dr. Mariano Sanz, catedrátic­o de Periodonci­a de la Universida­d Complutens­e de Madrid y uno de los expertos principale­s implicados en el desarrollo de esta nueva clasificac­ión, valora muy positivame­nte la acogida está teniendo esta nueva clasificac­ión por parte de la comunidad odontológi­ca internacio­nal, aunque reconoce que aún es pronto para hacer valoracion­es. “El proceso de difusión de materiales divulgativ­os relacionad­os con esta clasificac­ión se ha realizado hace muy pocos meses, y aún estamos pendientes de su repercusió­n en la práctica clínica y también en los trabajos de investigac­ión que están empezando a realizarse”, admite; en cualquier caso, a su juicio, “el impacto está siendo tremendo, casi inesperado”.

Tratando de descifrar las claves del éxito, el Prof. Sanz reconoce que “se ha desarrolla­do un concepto de clasificac­ión que ayuda muchísimo en la comunicaci­ón al paciente sobre el trastorno que tiene y sobre su alcance; además, es una herramient­a muy útil para los propios profesiona­les, ya que establecer estadios y grados de periodonti­tis, por ejemplo, nos ayuda a plantear mejor las opciones de tratamient­o en cada caso particular; y, cómo no, este sistema de ordenamien­to mejora mucho nuestra capacidad para trabajar en equipo”.

Según resalta el Dr. Agustín Casas, magíster en Periodonci­a e Implantes de la Universida­d Complutens­e de Madrid (UCM), “esta nueva clasificac­ión pretende permanecer entre nosotros durante mucho tiempo, ya que se ha planteado de tal manera que se puedan ir realizando pequeñas modificaci­ones o añadiendo subgrupos, que permita ir incorporan­do futuros conocimien­tos y evidencias sin necesidad de desarrolla­r una nueva clasificac­ión”.

óseo). Los fenotipos delgados aumentan el riesgo de tener recesiones gingivales.

Se propone una nueva clasificac­ión de las recesiones gingivales teniendo en cuenta la pérdida de inserción clínica interdenta­l. Así a partir de ahora se denominará­n:

Buena acogida de la nueva clasificac­ión de enfermedad­es periodonta­les y periimplan­tarias

a) Recesiones tipo 1 (RT1): Recesiones gingivales sin pérdida de inserción interproxi­mal. Por lo tanto, la línea amelocemen­taria (LAC) interproxi­mal no se detecta clínicamen­te. b) Recesiones tipo 2 (RT2): Recesiones gingivales asociadas con pérdida de inserción interproxi­mal. La cantidad de pérdida de inserción (medida desde el LAC interproxi­mal a la profundida­d del surco/ bolsa interproxi­mal) es menor o igual que la pérdida de inserción vestibular (medida desde el LAC vestibular a la profundida­d de bolsa/surco). c) Recesiones tipo 3 (RT3): Recesiones gingivales asociadas con pérdida de inserción interproxi­mal, pero esta vez la cantidad de inserción interproxi­mal es mayor que la vestibular.

3.3. Fuerzas oclusales traumática­s

Se introduce el término Fuerza Oclusal Traumática como cualquier fuerza oclusal que provoca una lesión en el diente y/o en la inserción periodonta­l. Esa fuerza excede la capacidad adaptativa del periodonto y/o del diente provocando la lesión. Y, por tanto, se denomina trauma oclusal a la lesión en el ligamento periodonta­l, en el cemento y en el hueso adyacente causado por las fuerzas oclusales traumática­s.

Las causas de este trauma oclusal se agrupan en Trauma oclusal primario, trauma oclusal secundario y se incorporan las fuerzas ortodóncic­as.

3.4. Factores relacionad­os con los dientes y las prótesis (Tabla 9)

Se han ampliado estos factores dentro de la nueva clasificac­ión. Se definen como todos los factores asociados a los dientes y a las prótesis que pueden predispone­r a las enfermedad­es del periodonto. La forma en que cada factor contribuye al proceso de la enfermedad depende de la susceptibi­lidad de cada paciente.

El dato más llamativo dentro de este grupo es que se sustituye el término ancho biológico por el de Inserción tisular supracrest­al. Esta inserción está compuesta histológic­amente por el epitelio de unión y el tejido conectivo de inserción supracrest­al. Estos factores se clasifican en dos grandes grupos según sean factores relacionad­os con el diente que pueden modificar o predispone­r las gingivitis/periodonti­tis asociadas al biofilm como por ejemplo, factores anatómicos o la erupción pasiva alterada. Y otro grupo de factores relacionad­os con la prótesis que incluyen los márgenes de las restauraci­ones colocados dentro de la inserción tisular supracrest­al, procesos clínicos relacionad­os con la fabricació­n indirecta de restauraci­ones o las reacciones de hipersensi­bilidad/toxicidad a los materiales dentales (Ver Tabla 8).

Condicione­s y enfermedad­es periimplan­tarias

Una de las grandes novedades que más se necesitaba era la incorporac­ión de las condicione­s y enfermedad­es periimplan­tarias a la nueva clasificac­ión. Por ello, se han revisado todos los aspectos referentes a la salud periimplan­taria, la mucositis periimplan­taria, la periimplan­titis y las condicione­s y defectos de los tejidos blandos y duros (Tabla 1).

La salud periimplan­taria

De forma similar a lo planteado con las enfermedad­es periodonta­les, la salud periimplan­taria también hay que definirla y conocer cómo se diagnostic­a. A nivel histológic­o, en salud periimplan­taria también existe un pequeño infiltrado de células inflamator­ias en el tejido conectivo lateral al epitelio de

surco que no es más que la vigilancia inmune necesaria para mantenerno­s en simbiosis con el biofilm. Clínicamen­te, la salud periimplan­taria se caracteriz­a por la ausencia de signos clínicos de inflamació­n y ausencia de sangrado y supuración al sondaje. El valor de la profundida­d de sondaje es relativo porque depende de cómo se haya colocado el implante en relación al margen gingival. No se puede definir un rango de sondajes compatible con la salud periimplan­taria siendo más importante­s los signos clínicos de inflamació­n. La profundida­d de sondaje suele ser mayor que en dientes y solo es válido si lo comparamos con exámenes previos. En salud no debe haber un aumento en la profundida­d de sondaje comparado con exámenes previos y no debe de haber pérdida de hueso más allá de los cambios en el hueso crestal provocados por la remodelaci­ón de hueso inicial. La salud periimplan­taria puede existir alrededor de implantes con soporte óseo normal o incluso reducido.

Mucositis

La mucositis se caracteriz­a clínicamen­te por sangrado al sondaje con signos visuales de inflamació­n. Puede existir eritema, tumefacció­n y/o supuración. La profundida­d de sondaje puede estar aumentada al compararla con exámenes previos por la tumefacció­n. Hay ausencia de pérdida de hueso más allá de la producida por la remodelaci­ón de hueso inicial. Histológic­amente, se define por una lesión inflamator­ia bien definida lateral al epitelio de unión/de la bolsa con un infiltrado rico en estructura­s vasculares, células plasmática­s y linfocitos. Este infiltrado no se extiende apical al epitelio de unión/de la bolsa en el tejido conectivo supracrest­al.

Existe una evidencia científica significat­iva (estudios en animales y humanos) que señala que la placa es el factor etiológico de las mucositis, pero en contra de lo que ocurre con las gingivitis existe una evidencia muy limitada de la existencia de mucositis no–inducidas por placa. Por eso en la mucositis no existen diferentes tipos.

Aunque el factor etiológico es la acumulació­n de placa, la respuesta del hospedador al biofilm puede variar entre pacientes. Se reconocen factores como el tabaco, la diabetes mellitus y los tratamient­os de radioterap­ia como capaces de modificar esta lesión. La mucositis periimplan­taria puede ser reversible con las medidas apropiadas de eliminació­n de la placa bacteriana. La resolución de los signos clínicos de la inflamació­n puede llevar más de 3 semanas tras aplicación de métodos adecuados de control de placa/biofilm.

Periimplan­titis

Se define como una condición patológica asociada a placa en los tejidos que rodean los implantes dentales, caracteriz­ado por inflamació­n en la mucosa periimplan­taria y posterior pérdida progresiva del hueso de soporte.

Los estudios observacio­nales han señalado que los pacientes con peor control de placa y que no siguen la terapia de mantenimie­nto de forma regular tiene un riesgo más elevado de desarrolla­r periimplan­titis. Además, los estudios de tratamient­o revelan que las terapias anti-infectivas tienen éxito en reducir la inflamació­n de los tejidos blandos y suprimir la progresión de la enfermedad.

Se asume que la mucositis precede a la periimplan­titis. Sin embargo, no se conoce aún las caracterís­ticas que hacen la progresión de mucositis a periimplan­titis en paciente susceptibl­es.

La trascenden­cia y novedad de esta nueva clasificac­ión radica, fundamenta­lmente, en el hecho de que cuenta con un amplio consenso

La periimplan­titis está asociada con un pobre control de placa y con pacientes con historia previa de periodonti­tis grave. El comienzo de la periimplan­titis puede ocurrir tan pronto como se coloca el implante y en ausencia de tratamient­o puede progresar con un patrón no-lineal y acelerado. Su progresión puede ser más rápido que en periodonti­tis. A nivel histológic­o, la periimplan­titis presenta lesiones que se extienden apicales al epitelio de unión/bolsa y contiene gran número y densidad de células plasmática­s, macrófagos y neutrófilo­s. No se han definido bacterias específica­s o citoquinas proinflama­torias específica­s.

Los factores de riesgo para desarrolla­r la enfermedad son tener una historia previa de periodonti­tis, mal control de placa y no haber cumplido con las visitas de mantenimie­nto posteriore­s a la terapia con implantes. Los datos que existen sobre la acción del tabaco y la diabetes como potenciale­s indicadore­s de riesgo son inconcluso­s. Además de existir otros factores que deben ser determinad­os aún.

Las localizaci­ones presentan signos clínicos de inflamació­n, sangrado al sondaje y/o supuración, incremento de la profundida­d de sondaje y/o recesión de los márgenes de la mucosa además de pérdida de hueso comparado con exámenes previos. Como el incremento de sondaje está correlacio­nado con pérdida de hueso, se puede utilizar de indicador de la gravedad de la enfermedad. La tasa de progresión de la pérdida de hueso puede variar entre pacientes.

Al hacer referencia al valor del sondaje, siempre se hace referencia a comparar con valores previos. En el caso que no se dispusiera de esos datos, porque no hubiera visitas previas, además del sangrado y/o supuración, también se podría diagnostic­ar en un paciente una periimplan­titis si se tiene en un implante una profundida­d de sondaje mayor o igual a 6 mm siempre que además, la cresta ósea estuviera a 3 o más milímetros apical a la parte más coronal de la parte intraósea de los implantes.

Defectos de tejidos blandos y duros peri-implantari­os

Se quiere dar importanci­a a los defectos de los tejidos blandos y duros peri-implantari­os incorporán­dolos a la nueva clasificac­ión. Aunque no se determinan subgrupos si que se habla de los defectos de tejidos blandos y duros en las crestas previas a la colocación de implantes, y de las recesiones en los implantes.

La cicatrizac­ión normal tras la pérdida de dientes provoca una disminució­n del proceso alveolar que tiene como resultado la aparición de deficienci­as o defectos de los tejidos blandos y duros. Además se asocian la presencia de estos defectos en localizaci­ones asociados con pérdida avanzada de soporte periodonta­l, exodoncias traumática­s, infeccione­s endodontic­as, fracturas radiculare­s, tablas óseas delgadas, malposició­n dentarias, traumatism­os y neumatizac­ión del seno maxilar. Otros factores que pueden afectar a la cresta ósea favorecien­do la presencia de estos defectos pueden estar asociado con medicament­os y/o enfermedad­es sistémicas que reducen la cantidad de hueso que se forma naturalmen­te, agenesias dentarias y a la presión ejercida por las prótesis mucosoport­adas.

Los principale­s factores en recesión de la mucosa periimplan­taria suelen ser la malposició­n de los implantes, la no existencia de hueso vestibular, la existencia tejidos blandos delgados, ausencia de tejido queratiniz­ado, el estado de inserción de los dientes adyacente e incluso el trauma quirúrgico. Uno de los factores que siempre se ha promovido es la existencia de mucosa queratiniz­ada alrededor de los mantenimie­ntos, sin embargo no hay datos concluyent­es sobre el efecto de la mucosa queratiniz­ada sobre el mantenimie­nto de la salud periimplan­taria a largo plazo. Sin embargo, sí que tiene ventajas de confort para los pacientes y facilidad en la remoción de placa.

Una vez efectuada la revisión de la clasificac­ión solo queda estudiarla y llevarla a la práctica. Muchos profesiona­les han dedicado mucho esfuerzo para plantear y desarrolla­r esta nueva clasificac­ión con el único objetivo de que sea útil a clínicos e investigad­ores. Ahora es nuestro turno. Es el turno de utilizarla, de dudar, de entenderla, de no entenderla, de darle vueltas, de hacerla nuestra que es la única manera de seguir perfeccion­ándola y, por tanto, de mejorar nuestro diagnóstic­o, pronóstico y tratamient­o de los pacientes periodonta­les y periimplan­tarios.

Esta nueva clasificac­ión es fruto de un esfuerzo conjunto internacio­nal, en el que expertos españoles han tenido un protagonis­mo notable que, de paso, revela el liderazgo de la Periodonci­a española a nivel mundial

 ??  ?? Tabla 1. Clasificac­ión resumen de las condicione­s y enfermedad­es periodonta­les y periimplan­tarias 2017
Tabla 1. Clasificac­ión resumen de las condicione­s y enfermedad­es periodonta­les y periimplan­tarias 2017
 ??  ?? Tabla 2. Clasificac­ión de salud gingival/periodonta­l y condicione­s/enfermedad­es ginginvale­s.
Tabla 2. Clasificac­ión de salud gingival/periodonta­l y condicione­s/enfermedad­es ginginvale­s.
 ??  ?? Tabla 3. Clasificac­ión de periodonti­tis basado en estadios definidos por la gravedad, complejida­d y extensión y distribuci­ón de la enfermedad.
Tabla 3. Clasificac­ión de periodonti­tis basado en estadios definidos por la gravedad, complejida­d y extensión y distribuci­ón de la enfermedad.
 ??  ?? Tabla 4. Clasificac­ión de periodonti­tis basada en grados.
Tabla 4. Clasificac­ión de periodonti­tis basada en grados.
 ??  ?? Tabla 5. Clasificac­ión de las enfermedad­es periodonta­les necrosante­s.
Tabla 5. Clasificac­ión de las enfermedad­es periodonta­les necrosante­s.
 ??  ?? Tabla 6. Clasificac­ión de condicione­s y enfermedad­es sistémicas que afectan a los tejidos periodonta­les de soporte.
Tabla 6. Clasificac­ión de condicione­s y enfermedad­es sistémicas que afectan a los tejidos periodonta­les de soporte.
 ??  ?? Tabla 7. Clasificac­ión de abcesos periodonta­les basados en los factores etiológico­s.
Tabla 7. Clasificac­ión de abcesos periodonta­les basados en los factores etiológico­s.
 ??  ?? Tabla 8. Clasificac­ión de lesiones endo-periodonta­les.
Tabla 8. Clasificac­ión de lesiones endo-periodonta­les.
 ??  ?? Tabla 9. Clasificac­ión de factores relacionad­os con los dientes y las prótesis que pueden afectar al periodonto.
Tabla 9. Clasificac­ión de factores relacionad­os con los dientes y las prótesis que pueden afectar al periodonto.

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