Nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías, sin duda, han revolucionado y siguen revolucionando el campo de la medicina y de la odontología.
La rápida evolución tecnológica ha cambiado radicalmente nuestra forma de trabajar. Hemos pasado de la toma de impresiones para reproducir en escayola la boca del paciente, bien sobre piezas talladas o bien sobre réplicas de implantes para que el técnico de laboratorio realizara las prótesis correspondientes, a la tecnología CAD-CAM, siglas que significan Diseño Asistido por Ordenador y Fabricación Asistida por Ordenador, respectivamente. En definitiva, el objetivo es que se eliminen los materiales de toma de impresión y la escayola de las consultas, lo cual hoy está en vías de consecución.
Con este nuevo sistema es preciso reunir toda la información en el software adecuado. Se requiere digitalizar la boca de nuestros pacientes para reproducirla en el ordenador y así poder planificar y diseñar un tratamiento. Hasta hace no mucho tiempo se realizaba el escaneado de los modelos de escayola y así obteníamos la información digitalizada, pero actualmente se lleva a cabo el escaneado directamente en la boca del paciente, lo que lo hace más práctico.
Con este modelo digital podemos trabajar en nuestro programa para diseñar un plan de tratamiento de diversas situaciones como preparar una incrustación, una corona, un puente sobre implantes, una rehabilitación completa, etc. La pregunta es si el proceso es fiable, y tenemos que decir que es muy preciso, sobre todo, en procedimientos de una hemiarcada; y, que no tanto, en arcadas completas, donde todavía existen ciertos errores. Bien es cierto que se van perfeccionando muy rápidamente.
¿Cómo podemos trasladar nuestro diseño y plan de tratamiento a un soporte material? Para ello precisamos de una impresora que, bien por aposición del material que vayamos a utilizar o bien por sustracción, confeccione el elemento que hemos diseñado. Estas impresoras inicialmente eran muy caras, pero se van abaratando día a día, de modo que es muy posible que en el futuro todo el mundo tenga una en casa para la fabricación de utensilios de uso doméstico, como cubiertos, platos, vasos, etc. Las impresoras de estructuras metálicas, sin embargo, tienen un requerimiento mucho mayor y por ello normalmente las tienen los centros de fresado.
La tecnología CAD-CAM está produciendo un giro de 180º en el terreno de la ortodoncia. Con un diseño digital podemos planificar un tratamiento ortodóncico que se llevará a cabo con la creación de férulas progresivas que modificarán la posición de los dientes, lo que para el paciente es mucho más atractivo dado que no tiene que portar brackets. Es la llamada ortodoncia invisible, que cada vez es más demandada.
El desarrollo de la Tomografía Computadorizada (TC) es el otro elemento fundamental que ha hecho posible la consecución de la tecnología CAD-CAM en el campo de la medicina. La realización de un TC nos permite el análisis y el estudio de las diferentes regiones anatómicas, y con el software preciso podemos crear un modelo digital de un área anatómica concreta, como puede ser el cráneo, el maxilar, la mandíbula, etc. Esto es un modelo estereolitográfico (STL) el cual se puede imprimir, y permite al cirujano realizar la cirugía planeada sobre dicho modelo antes de la intervención real en el propio paciente, lo que supone una gran ayuda para conseguir un resultado mejor, más predecible y de una ejecución más rápida.
Pero la tecnología va más allá, nos aporta otra herramienta muy útil, la navegación. Al igual que un navegador terrestre nos informa sobre un mapa con gran precisión dónde estamos en un momento dado, el navegador nos ubica sobre un TC del paciente en el lugar anatómico preciso en el que nos encontramos durante la cirugía. Esto es de gran trascendencia en situaciones críticas durante la cirugía, como puede ser la localización del nervio óptico en una fractura de orbita, donde su lesión provocaría la ceguera del paciente. La realidad aumentada, es otro concepto muy interesante y que no solo se aplica al campo de la ciencia. Veamos un ejemplo: sería estupendo cuando vamos a comprar unos muebles ver cómo quedarían en nuestra casa sin tener que pagarlos y transportarlos con el consiguiente desengaño si finalmente no nos gustan. Pues esto que parece ciencia ficción es perfectamente realizable con una aplicación llamada Ikea Place y que nos permite trasladar el muestrario de Ikea a nuestra casa y ver el posible resultado sin mover un solo mueble. Esta posibilidad llevada al campo médico es el último eslabón de la cadena. Con la realidad aumentada podemos ver el final de la cirugía y si el resultado obtenido con nuestra intervención es realmente lo que habíamos planificado. La evolución tecnológica es, sin duda, un gran avance y de gran ayuda para el desempeño de la profesión, por lo que debemos estar informados de las nuevas tecnologías y familiarizados con su manejo.
Como vemos, la tecnología a priori parece facilitarnos mucho la vida, pero hay algún aspecto negativo. El primero es el elevado coste económico que dificulta mucho su implantación al inicio de una consulta. También la necesidad formativa en todos estos aspectos es mucho más exigente.
No quiero ser alarmista, pero por hacer un símil, en la edad media, para comunicar algo urgente, un jinete tenía que recorrer kilómetros cabalgando, asfixiando varios caballos. Posteriormente, con un telegrama, este objetivo se resolvía de una forma considerablemente más rápida, aunque con cierta metodología. Actualmente, un niño de ocho años habla con su papá que está al otro lado del mundo solo cogiendo un teléfono móvil y además a coste cero. Llegaremos a ver en el futuro que las férulas de ortodoncia las planifique el propio paciente o encargue un puente sobre implantes que la multinacional de turno le envía con un kit de montaje. Todo esto parece poco deseable, pero hay que verlo como una caricatura muy posible de lo que vendrá y para lo que hay que estar preparado.