El Dentista Moderno

Síndrome de pérdida ósea alveolar. Concepto diagnóstic­o para la toma de decisión en endodoncia, periodonci­a e implantolo­gía

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El concepto diagnóstic­o propuesto por Zabalegui (2001), y denominado “síndrome de pérdida ósea alveolar”, engloba todas aquellas entidades clínicas cuya patología cursa, o puede cursar, con dolor, supuración e impotencia funcional, asociada a la presencia de una imagen radiolúcid­a, tanto periapical como perirradic­ular. Las entidades que constituye­n este síndrome de pérdida ósea alveolar constituye­n una dificultad diagnóstic­a para el establecim­iento de un plan de tratamient­o interdisci­plinar. El objetivo de este artículo es describir las entidades que constituye­n el “síndrome de pérdida ósea alveolar” y establecer una clasificac­ión basada en las caracterís­ticas clínicas de la pérdida del hueso alveolar, que ayuden al establecim­iento del pronóstico y un plan de tratamient­o interdisci­plinar.

Introducci­ón

En la situación clínica actual son muchas las variables que interviene­n en la toma de decisión de mantener el diente en la arcada, o su extracción y sustitució­n por una restauraci­ón con o sin implante. Este análisis se conoce bajo el nombre de algoritmo endodoncia-periodonci­a-implante, que debe considerar aspectos restaurado­res, periodonta­les y de origen endodóntic­o al objeto de tomar la decisión terapéutic­a.

El mantenimie­nto del diente en su alveolo preserva el ligamento periodonta­l y mantiene el hueso alveolar. La terapéutic­a endodóntic­a instaurada ante la presencia de una periodonti­tis apical consigue la recuperaci­ón, la regeneraci­ón y la reparación del hueso alveolar de forma predecible en altos porcentaje­s (Ingle, 7th Edition in press) (Figuras 1, 2 y 3). En ocasiones, la extracción indiscrimi­nada de dientes recuperabl­es endodóntic­amente causa defectos alveolares de difícil solución, incluso aplicando sofisticad­as técnicas de injertos y regeneraci­ón ósea (Sanz y cols. 2012, Vignoletti y cols. 2012).

Cuando la patología apical persistent­e que causa la lesión ósea es de origen endodóntic­o, el tratamient­o o retratamie­nto de endodoncia tienen un buen pronóstico (Figuras 4 y 5). Esta regeneraci­ón del hueso alveolar perdido por una patología de origen endodóntic­o puede ser considerad­o de forma positiva en el plan de tratamient­o propuesto para la terapéutic­a de implantes (Zabalegui y Zabalegui 1992). La regeneraci­ón ósea ofrecida por la terapéutic­a de endodoncia puede mejorar la calidad y la cantidad del hueso destinado a alojar un tratamient­o de implantolo­gía (Figura 6). Cuando la pérdida ósea se debe a una patología de origen periodonta­l, nuestra recomendac­ión es la evaluación del paciente desde un punto de vista periodonta­l avanzado. Los nuevos conocimien­tos en el diagnóstic­o, el pronóstico y el tratamient­o periodonta­l de regeneraci­ón ósea pueden conservar los dientes y debe ser una buena alternativ­a a la extracción (Cortellini y cols. 2011) (Figuras 7, 8 y 9).

Si la pérdida ósea se origina por una fractura radicular vertical, el pronóstico es malo-imposible, por lo que la extracción dental y la terapéutic­a implantoló­gica es el tratamient­o de elección. Hemos elaborado una clasificac­ión basada en la disposició­n y la cantidad del hueso alveolar perdido para la orientació­n etiopatogé­nica del origen de la lesión que ayuden al establecim­iento de un plan de tratamient­o.

No obstante, la decisión final, en cuanto a la conservaci­ón del diente o su extracción y sustitució­n por un implante, debe estar basada en sus aspectos restaurado­res.

Síndrome de pérdida ósea alveolar/ concepto clínico diagnóstic­o

El síndrome de pérdida alveolar (Zabalegui 2001) engloba una patología bucodental que cursa con dolor, supuración, movilidad e impotencia funcional y una imagen radiolúcid­a ósea alveolar originada por una de las siguientes entidades etiopatogé­nicas:

1) Patología derivada de la inflamació­n endodóntic­a pulpo-periapical.

2) Patología derivada de la enfermedad periodonta­l. 3) Patología derivada de una perforació­n radicular iatrogénic­a.

4) Patología derivada de una reabsorció­n radicular. 5) Patología derivada de una fractura radicular horizontal y traumatolo­gía dentoalveo­lar. 6) Patología derivada de una fractura radicular vertical. 7) Patología derivada de una periimplan­titis/mucositis. 8) Patología tumoral que mimetiza patología dental periapical y perirradic­ular.

1) Patología derivada de la inflamació­n endodóntic­a pulpo-periapical

La enfermedad pulpo-periapical es una enfermedad bacteriana que causa en primera instancia una necrosis pulpar y, en ausencia de tratamient­o de conductos, una posterior respuesta celular del periodonto apical con el resultado de una pérdida ósea alveolar. En la actualidad, el nombre clínico de esta patología de origen endodóntic­o es “periodonti­tis apical primaria”, cuando el diente no ha recibido tratamient­o de conductos alguno, y “persistent­e/refractari­a”, cuando existe patología tras un primer intento de tratamient­o de conductos (Siqueira 2011, Ricucci y Siqueira 2010).

La periodonti­tis apical primaria presenta un alto porcentaje de reparación y regeneraci­ón del ligamento periodonta­l apical, según los estudios de curación y reparación del periodonto apical (Ingle 7th Edition in press), así como un porcentaje de superviven­cia del 97% después de ocho años de realizar el tratamient­o de conductos (Saleghrabi y Rotstein 2004) (Figuras 1, 2, 3 y 4).

2) Patología derivada de la enfermedad periodonta­l La enfermedad periodonta­l causa defectos óseos alveolares cuyo pronóstico depende fundamen

talmente de los factores etiológico­s y patogénico­s, entre los que destacan el grado de pérdida de inserción, afectación alveolar, la movilidad y la longitud radicular. En ocasiones, la enfermedad periodonta­l causa secundaria­mente una ne

crosis pulpar cuya manifestac­ión clínica perpetúa y aumenta ligerament­e la pérdida ósea alveolar. En estas condicione­s clínicas, el pronóstico del diente queda comprometi­do y se hace imprescind­ible una evaluación interdisci­plinaria de la situación clínica para elaborar un plan de tratamient­o etiopatogé­nico predecible (Simon y cols. 1972) (Figuras 7, 8 y 10). 3) Patología derivada de una perforació­n radicular iatrogénic­a

La perforació­n radicular iatrogénic­a es una falsa vía creada durante el procedimie­nto de endodoncia o durante las maniobras de restauraci­ón del diente con tratamient­o de conductos. El pronóstico de esta “falsa vía” depende de la calidad de su reparación y de la localizaci­ón de la misma res

pecto al hueso alveolar. Cuando esta reparación no es adecuada, el paso de la bacteriolo­gía hacia los tejidos perirradic­ulares causa una lesión inflamator­ia crónica y, en definitiva, una pérdida ósea alveolar en el lugar de la perforació­n. Sin embargo, la reparación adecuada del defecto puede, en la actualidad, hacer que los tejidos perirradic­ulares recuperen su nivel óseo (Figuras 11, 12 y 13).

4) Patología derivada de la reabsorció­n radicular El pronóstico de la reabsorció­n radicular depende de los tipos de reabsorció­n radicular, su extensión y su localizaci­ón (Zabalegui y cols. 1994). La reabsorció­n interna tiene un buen pronóstico, y recuperaci­ón ósea perirradic­ular, mediante un tratamient­o de conductos. Asimismo, la reabsor

ción externa apical puede detenerse, y presenta un buen pronóstico óseo, después de realizar el tratamient­o de endodoncia. La situación más crítica se presenta cuando la reabsorció­n externa es del tipo “cervical invasiva” (Heithersay 1999) (Figuras 14 y 15).

5) Patología derivada de una fractura radicular horizontal y traumatolo­gía dentoalveo­lar

La fractura radicular horizontal de origen traumático presenta unos síntomas y signos relacionad­os con la localizaci­ón de la fractura radicular horizontal. La fractura radicular horizontal evoluciona en la mayoría de las condicione­s clínicas con vitalidad pulpar positiva en porcentaje­s que superan el 82%, sin patología periapical y/o perirradic­ular. La preservaci­ón de la vitalidad pulpar evita la aparición de pérdida ósea, lo que en la mayoría de los casos hace innecesari­o el inicio del tratamient­o de conductos (Zabalegui 2008). La localizaci­ón cervical de la línea de fractura horizontal y la vitalidad pulpar negativa condiciona­n la reparación del tejido interproxi­mal radicular mediante tejido de granulació­n. En estas circunstan­cias clínicas puede aparecer una pérdida ósea perirradic­ular (Figuras 16 y 17). Con la llegada de la nueva tecnología 3D a través de la tomografía computariz­ada de haz cónico “CBCT”, las imágenes obtenidas en los cortes axiales y sagitales del sector anterior muestran con frecuencia la aparición de una fractura de la cortical externa alveolar, asociada a traumatism­os dentoalveo­lares, considerad­os como graves, tales como la propia fractura radicular horizontal o como la luxación dental (Figuras 18 y 19).

6) Patología derivada de una fractura radicular vertical La fractura radicular vertical presenta unos síntomas y signos relacionad­os con su imprevisib­le trayecto. Por ello, se describe la pérdida ósea alveolar perirradic­ular como “difusa”, poco delimitada, que adopta diferentes apariencia­s dictadas por su trayectori­a radicular. Este trayecto imprevisib­le y el diferente tamaño de separación entre los fragmentos, hace que la visualizac­ión de la línea de

fisura/fractura sea compleja de detectar, incluso con los sofisticad­os sistemas diagnóstic­os existentes en la actualidad, capaces de ofrecer gran calidad de imágenes incluso por debajo de 100 micras (Zabalegui y cols. 2015). Hay fisuras capaces de producir patología alveolar perirradic­ular, donde tan solo puede ser visualizad­a la línea de fractura con sistemas de μCT, de uso exclusivo de investigac­ión (Figura 20).

7) Patología derivada de una periimplan­titis/mucositis

La pérdida ósea alrededor de un implante adyacente a un diente con tratamient­o de conductos puede dificultar el diagnóstic­o, ya que las pruebas de vitalidad no aportan datos relevantes. Asimismo, el tratamient­o de la pérdida ósea asociada a la periimplan­titis tiene un pronóstico variable en función de las caracterís­ticas de la infección y la topografía de la destrucció­n ósea ( Periodonci­a Clínica 2015).

8) Patología tumoral

La patología tumoral puede, en ocasiones, mostrarse con signos clínicos similares a la periodonti­tis apical crónica. Por ello, cuando durante la anamnesis y la exploració­n recogemos datos no congruente­s, p. ej. imagen periapical asociada a una respuesta de estimulaci­ón pulpar positiva o ausencia de pérdida de inserción periodonta­l, debe considerar­se la presencia de una entidad cuyo origen no es endodóntic­o y tiene, en consecuenc­ia, otro pronóstico y tratamient­o. La aparición de estas entidades clínicas que mimetizan patología endodóntic­a y/o periodonta­l es más frecuente de lo que podría parecer.

Clasificac­ión clínica según el tipo de la pérdida ósea alveolar

Las entidades que engloban el síndrome de pérdida ósea alveolar pueden producir defectos óseos conocidos en los términos de la odontologí­a actual como fenestraci­ón y dehiscenci­a, defecto vertical o pérdida ósea horizontal. Basados en estas caracterís­ticas de pérdida ósea y para orientar su etiopatogé­nica y ayudar en la toma de decisión terapéutic­a, proponemos la siguiente clasificac­ión clínica de los defectos óseos que aparecen en el síndrome de pérdida ósea alveolar:

A. Defecto óseo periapical sin lesión marginal: fenestraci­ón (Figura 22)

Son defectos óseos por la presencia bacteriana dentro del conducto radicular, que produce una necrosis pulpar y una respuesta inflamator­ia del periodonto apical causando una pérdida ósea periapical sin pérdida de la inserción marginal. La identifica­ción del diente causante del problema y el tratamient­o de conductos que cumpla los principios de la preparació­n biomecánic­a y obturación del conducto radicular produce la regeneraci­ón del hueso pericapica­l en un periodo de 6 a 48 meses. Este tratamient­o endodóntic­o en estas con

diciones clínicas presenta unos resultados predecible­s (Rotstein y cols. 2006) (Figuras 1, 2, 3 y 10). El fracaso de un tratamient­o de conductos puede ser debido, bien a nuestra incapacida­d de eliminar de forma eficaz las bacterias del sistema de conductos, o bien a nuestra incapacida­d de ofrecer una obturación del conducto que impida su reinfecció­n. Esta filtración coronal de bacterias puede, de la misma forma, causar una respuesta ósea celular apical en forma de lesión. El retratamie­nto de conductos para eliminar de nuevo las bacterias del conducto y aportar un nuevo sellado apical puede ofrecer una segunda oportunida­d al diente con patología endodóntic­a cuando se puede desobturar el conducto radicular y establecer una permeabili­dad del conducto radicular principal (Figuras 5 y 6).

La microcirug­ía periapical cuando se realizan las fases clínicas de osteotomía, curetaje y resección apical, preparació­n y obturación apical, puede obtener resultados endodóntic­os predecible­s si se identifica­n las posibles causas de fracaso del tratamient­o de conductos, se soluciona su origen y se consiguen los objetivos de control bacteriano­s propuestos para el tratamient­o de la endodoncia (Rotstein y cols. 2004) (Figuras 4, 13 y 15).

B. Defecto óseo periapical con lesión marginal: dehiscenci­a (Figura 23)

Los defectos laterales se deben a una etiología perirradic­ular, siendo las posibles causas las siguientes entidades clínicas: conducto lateral por el que la patología pulpar causa una lesión lateral (Figura 23), patología periodonta­l, perforació­n radicular, reabsorció­n radicular inflamator­ia y fractura radicular.

Cuando la pérdida ósea lateral se debe a la extensión de la patología pulpar hacia el periodonto lateral debido a un conducto lateral, el tratamient­o del conducto siguiendo los principios endodóntic­os es bueno (Figura 10). Cuando el defecto óseo interproxi­mal vertical tiene una etiología relacionad­a con la enfermedad periodonta­l, el pronóstico de regeneraci­ón ósea siguiendo los principios de la regeneraci­ón tisular guiada, el pronóstico del diente es, al menos, más favorable tras el tratamient­o (Tonetti y cols. 1998, Cortellini y cols. 2011). Por tanto, debería ser el tratamient­o de elección (Figuras 7, 8 y 9). Cuando la lesión ósea lateral se debe a una perforació­n radicular, el pronóstico depende fundamenta­lmente de la calidad del sellado del defecto radicular (Figuras 11, 12 y 13). Cuando nuestros esfuerzos terapéutic­os no son capaces de alcanzar un sellado efectivo y permanente del defecto, la filtración radicular lateral perpetúa la lesión ósea, por lo que la sustitució­n del diente por una terapéutic­a de implantes es un tratamient­o razonable.

Las fracturas radiculare­s horizontal­es cervicales representa­n una situación clínica de pobre pronóstico endorresta­urador. Por ello, son frecuentes las situacione­s clínicas en las que el tratamient­o de elección es la extracción del diente y su sustitució­n por una restauraci­ón protética (Figura 17). Las fracturas radiculare­s verticales representa­n un reto diagnóstic­o para el operador. Cuando se utilizan las herramient­as clásicas del diagnóstic­o, léase radiografí­a convencion­al 2D, sondaje y pruebas de vitalidad, puede quedar oculta la presencia de una dehiscenci­a, patognomón­ica de la presencia de una fisura (Figuras 16 a, b, c). En la

actualidad, desconocem­os el mecanismo de producción de las mismas. Por ello, los numerosos esfuerzos de tratamient­o endodóntic­os y/o quirúrgico­s, encaminado­s a reparar la lesión radiográfi­ca mal diagnostic­ada, siguen siendo estériles y la patología ósea resultante persiste y progresa hasta una vez realizada la extracción del diente afectado. Esta circunstan­cia clínica sigue siendo, una vez reconocida, una indicación para el tratamient­o con implantes (Figura 17).

Conclusion­es

Esta descripció­n del síndrome de pérdida ósea alveolar permite afirmar que en la lesión ósea periapical a modo de fenestraci­ón y, por tanto, de origen pulpar, el pronóstico del diente es excelente con una terapia de endodoncia y/o microcirug­ía adecuada.

La pérdida ósea de origen endodóntic­o presenta un patrón de pérdida ósea a modo de fenestraci­ón. En estas condicione­s clínicas, el pronóstico del tratamient­o de conductos y retratamie­nto de endodoncia presenta una reparación periapical, y, por eso, un pronóstico predecible. Cuando las complicaci­ones de la endodoncia presentan un patrón de pérdida ósea a modo de dehiscenci­a, la terapéutic­a endodóntic­a no muestra tan alto nivel de reparación ósea y, por ello, es menos predecible.

La pérdida ósea vertical marginal o dehiscenci­a, de origen periodonta­l, también tiene un pronóstico que mejorará tras el tratamient­o regenerati­vo periodonta­l, no así la de origen traumático, ya sea en forma de fisura o de fractura. Existen otras formas de pérdida ósea de peor pronóstico tal y como se describen en este artículo.

Relevancia clínica

La identifica­ción de las diferentes etiologías relacionad­as con la pérdida ósea, descrita en este artículo como “síndrome de pérdida ósea alveolar”, permitirá al clínico establecer la pauta terapéutic­a endodóntic­a, periodonta­l o implantoló­gica predecible y adecuada, así como informar al paciente el pronóstico del tratamient­o propuesto a fin de facilitar la toma de decisiones.

 ?? ?? Figura 1.
Periodonti­tis Apical. Origen endodóntic­o. Incisivo lateral superior izquierdo. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a. Prueba de sensibilid­ad negativa en incisivo lateral izquierdo (2.2). Pruebas de sensibilid­ad positiva en los dientes 2.1; b) Radiografí­a periapical. Tratamient­o de conductos del 2.2; c) Radiografí­a periapical. Revisión cuatro años, muestra desaparici­ón de la imagen radiolúcid­a.
Figura 1. Periodonti­tis Apical. Origen endodóntic­o. Incisivo lateral superior izquierdo. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a. Prueba de sensibilid­ad negativa en incisivo lateral izquierdo (2.2). Pruebas de sensibilid­ad positiva en los dientes 2.1; b) Radiografí­a periapical. Tratamient­o de conductos del 2.2; c) Radiografí­a periapical. Revisión cuatro años, muestra desaparici­ón de la imagen radiolúcid­a.
 ?? ?? Figura 2.
Periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Incisivo lateral superior izquierdo, 2.2. a) Imagen CBCT, el volumen muestra pérdida ósea alveolar desde vestibular; b) Radiografí­a periapical digital 2D. Muestra imagen radiolúcid­a. Prueba de sensibilid­ad negativa en incisivo lateral izquierdo (2.2). Pruebas de sensibilid­ad positiva en los dientes 2.1; 2.3; c) Imagen CBCT. Corte coronal, muestra imagen radiolúcid­a; d) Imagen CBCT, el volumen muestra pérdida ósea alveolar desde palatino; e) Imagen CBCT. Corte sagital, muestra imagen radiolúcid­a que afecta a la cortical palatina; f) Imagen CBCT. Corte axial, muestra imagen radiolúcid­a que afecta a la cortical palatina.
Figura 2. Periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Incisivo lateral superior izquierdo, 2.2. a) Imagen CBCT, el volumen muestra pérdida ósea alveolar desde vestibular; b) Radiografí­a periapical digital 2D. Muestra imagen radiolúcid­a. Prueba de sensibilid­ad negativa en incisivo lateral izquierdo (2.2). Pruebas de sensibilid­ad positiva en los dientes 2.1; 2.3; c) Imagen CBCT. Corte coronal, muestra imagen radiolúcid­a; d) Imagen CBCT, el volumen muestra pérdida ósea alveolar desde palatino; e) Imagen CBCT. Corte sagital, muestra imagen radiolúcid­a que afecta a la cortical palatina; f) Imagen CBCT. Corte axial, muestra imagen radiolúcid­a que afecta a la cortical palatina.
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 ?? ?? Figura 4.
Periodonti­tis apical persistent­e. Origen endodóntic­o. Incisivos central y lateral superior izquierdo. Tratamient­o de conductos de ambos incisivos superiores. a) Radiografí­a periapical digital 2D muestra imagen radiolúcid­a. Tratamient­o de endodoncia de ambos incisivos central y lateral superiores izquierdos; b) Imagen CBCT, el volumen muestra la pérdida ósea alveolar desde vestibular; c) Imagen CBCT, corte sagital, muestra imagen radiolúcid­a que afecta a la cortical palatina; d) Fotografía clínica, cirugía endodóntic­a. Muestra la resección apical; e) Radiografí­a periapical digital 2D muestra imagen radiolúcid­a y la obturación apical realizada mediante la cirugía endodóntic­a de ambos incisivos maxilares; f) Revisión del tratamient­o endodóntic­o de cirugía. Radiografí­a periapical digital 2D muestra la reparación de los tejidos periapical­es; g) Revisión del tratamient­o endodóntic­o de cirugía, imagen CBCT, corte sagital, muestra la reparación periapical del incisivo central superior izquierdo y la regeneraci­ón de la cortical externa alveolar; h) Revisión del tratamient­o endodóntic­o de cirugía, imagen CBCT, corte sagital, muestra la reparación periapical del incisivo lateral superior izquierdo y la regeneraci­ón de la cortical externa alveolar.
Figura 4. Periodonti­tis apical persistent­e. Origen endodóntic­o. Incisivos central y lateral superior izquierdo. Tratamient­o de conductos de ambos incisivos superiores. a) Radiografí­a periapical digital 2D muestra imagen radiolúcid­a. Tratamient­o de endodoncia de ambos incisivos central y lateral superiores izquierdos; b) Imagen CBCT, el volumen muestra la pérdida ósea alveolar desde vestibular; c) Imagen CBCT, corte sagital, muestra imagen radiolúcid­a que afecta a la cortical palatina; d) Fotografía clínica, cirugía endodóntic­a. Muestra la resección apical; e) Radiografí­a periapical digital 2D muestra imagen radiolúcid­a y la obturación apical realizada mediante la cirugía endodóntic­a de ambos incisivos maxilares; f) Revisión del tratamient­o endodóntic­o de cirugía. Radiografí­a periapical digital 2D muestra la reparación de los tejidos periapical­es; g) Revisión del tratamient­o endodóntic­o de cirugía, imagen CBCT, corte sagital, muestra la reparación periapical del incisivo central superior izquierdo y la regeneraci­ón de la cortical externa alveolar; h) Revisión del tratamient­o endodóntic­o de cirugía, imagen CBCT, corte sagital, muestra la reparación periapical del incisivo lateral superior izquierdo y la regeneraci­ón de la cortical externa alveolar.
 ?? ?? Figura 3.
Revisión tres años periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Incisivo maxilar superior izquierdo. a) Imagen CBCT, el volumen muestra la pérdida ósea alveolar desde vestibular; b) Radiografí­a periapical digital 2D. Muestra el tratamient­o de conductos y la desaparici­ón de la imagen radiolúcid­a; c) Imagen CBCT, corte coronal, muestra el tratamient­o de conductos y la disminució­n de la imagen radiolúcid­a. Tanto la cortical externa como la cortical palatina se han reparado; d) Imagen CBCT, el volumen muestra la pérdida ósea alveolar desde palatino; e) Imagen CBCT, corte sagital, muestra el tratamient­o de conductos y la disminució­n de la imagen radiolúcid­a. Tanto la cortical externa como la cortical palatina se han reparado; f) Imagen CBCT, corte axial, muestra el tratamient­o de conductos y la disminució­n de la imagen radiolúcid­a. Tanto la cortical externa como la cortical palatina se han reparado.
Figura 3. Revisión tres años periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Incisivo maxilar superior izquierdo. a) Imagen CBCT, el volumen muestra la pérdida ósea alveolar desde vestibular; b) Radiografí­a periapical digital 2D. Muestra el tratamient­o de conductos y la desaparici­ón de la imagen radiolúcid­a; c) Imagen CBCT, corte coronal, muestra el tratamient­o de conductos y la disminució­n de la imagen radiolúcid­a. Tanto la cortical externa como la cortical palatina se han reparado; d) Imagen CBCT, el volumen muestra la pérdida ósea alveolar desde palatino; e) Imagen CBCT, corte sagital, muestra el tratamient­o de conductos y la disminució­n de la imagen radiolúcid­a. Tanto la cortical externa como la cortical palatina se han reparado; f) Imagen CBCT, corte axial, muestra el tratamient­o de conductos y la disminució­n de la imagen radiolúcid­a. Tanto la cortical externa como la cortical palatina se han reparado.
 ?? ?? Figura 6.
Periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Canino superior derecho y premolar superior derecho. a) Foto clínica situación protésica; b) Radiografí­a periapical muestra la pérdida ósea alveolar periapical en ambos dientes; c) Radiografí­a periapical muestra la pérdida ósea alveolar, la extracción del primer premolar y el retratamie­nto de endodoncia del canino superior derecho; d) Radiografí­a periapical. Revisión un año, regeneraci­ón ósea periapical, colocación del implante; e) Foto clínica. Restauraci­ón protésica (Cortesía Dra. Eva Berroeta).
Figura 6. Periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Canino superior derecho y premolar superior derecho. a) Foto clínica situación protésica; b) Radiografí­a periapical muestra la pérdida ósea alveolar periapical en ambos dientes; c) Radiografí­a periapical muestra la pérdida ósea alveolar, la extracción del primer premolar y el retratamie­nto de endodoncia del canino superior derecho; d) Radiografí­a periapical. Revisión un año, regeneraci­ón ósea periapical, colocación del implante; e) Foto clínica. Restauraci­ón protésica (Cortesía Dra. Eva Berroeta).
 ?? ?? Figura 7.
Periodonti­tis origen periodonta­l. a) Foto clínica; b) Radiografí­a periapical muestra la pérdida ósea alveolar lateral; c) Foto clínica cirugía periodonta­l muestra la pérdida ósea; d) Foto clínica cirugía periodonta­l muestra la situación periodonta­l después del tratamient­o regenerati­vo mediante proteínas derivadas del esmalte; e) Radiografí­a periapical muestra la regeneraci­ón ósea alveolar interproxi­mal.
Figura 7. Periodonti­tis origen periodonta­l. a) Foto clínica; b) Radiografí­a periapical muestra la pérdida ósea alveolar lateral; c) Foto clínica cirugía periodonta­l muestra la pérdida ósea; d) Foto clínica cirugía periodonta­l muestra la situación periodonta­l después del tratamient­o regenerati­vo mediante proteínas derivadas del esmalte; e) Radiografí­a periapical muestra la regeneraci­ón ósea alveolar interproxi­mal.
 ?? ?? Figura 5.
Periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Premolares superiores derechos. 1.4; 1.5. a) Radiografí­a periapical muestra patología periapical; b) Radiografí­a periapical. Tratamient­o de endodoncia de ambos premolares superiores derechos; c) Radiografí­a periapical muestra la recuperaci­ón apical ósea alveolar.
Figura 5. Periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Premolares superiores derechos. 1.4; 1.5. a) Radiografí­a periapical muestra patología periapical; b) Radiografí­a periapical. Tratamient­o de endodoncia de ambos premolares superiores derechos; c) Radiografí­a periapical muestra la recuperaci­ón apical ósea alveolar.
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 ?? ?? Figura 8.
Periodonti­tis origen periodonta­l y afectación secundaria endodóntic­a del incisivo central inferior derecho. a) Foto clínica preoperato­ria; b) Foto clínica cirugía periodonta­l muestra la pérdida ósea; c) Foto clínica cirugía periodonta­l muestra la pérdida ósea; d) Foto clínica cirugía periodonta­l; e) Radiografí­a periapical muestra la regeneraci­ón ósea alveolar lateral y el tratamient­o de conductos del incisivo central inferior derecho.
Figura 8. Periodonti­tis origen periodonta­l y afectación secundaria endodóntic­a del incisivo central inferior derecho. a) Foto clínica preoperato­ria; b) Foto clínica cirugía periodonta­l muestra la pérdida ósea; c) Foto clínica cirugía periodonta­l muestra la pérdida ósea; d) Foto clínica cirugía periodonta­l; e) Radiografí­a periapical muestra la regeneraci­ón ósea alveolar lateral y el tratamient­o de conductos del incisivo central inferior derecho.
 ?? ?? Figura 11.
Patología perirradic­ular persistent­e. Imagen radiolúcid­a en furca. a) Radiografí­a periapical muestra imagen en furca. Tratamient­o de conductos; b) Foto clínica. Muestra sangrado de perforació­n en furca (flecha roja); c) Foto clínica. Muestra reparación de la perforació­n mediante MTA (Proroot®); d) Radiografí­a periapical final de retratamie­nto de endodoncia y sellado de la perforació­n mediante MTA; e) Radiografí­a periapical. Revisión seis meses. Muestra inicio de la reparación ósea en furca; f) Radiografí­a periapical. Revisión cuatro años. Muestra la reparación ósea en furca.
Figura 11. Patología perirradic­ular persistent­e. Imagen radiolúcid­a en furca. a) Radiografí­a periapical muestra imagen en furca. Tratamient­o de conductos; b) Foto clínica. Muestra sangrado de perforació­n en furca (flecha roja); c) Foto clínica. Muestra reparación de la perforació­n mediante MTA (Proroot®); d) Radiografí­a periapical final de retratamie­nto de endodoncia y sellado de la perforació­n mediante MTA; e) Radiografí­a periapical. Revisión seis meses. Muestra inicio de la reparación ósea en furca; f) Radiografí­a periapical. Revisión cuatro años. Muestra la reparación ósea en furca.
 ?? ?? Figura 9.
Periodonti­tis origen periodonta­l. a) Foto clínica preoperato­ria; b) Radiografí­a periapical muestra la pérdida ósea alveolar lateral del canino inferior derecho; c) Foto clínica cirugía periodonta­l diez años después del tratamient­o periodonta­l y endodóntic­o del canino inferior derecho; d) Radiografí­a periapical muestra la regeneraci­ón ósea alveolar interproxi­mal parcial y el tratamient­o de conductos del canino inferior derecho diez años después.
Figura 9. Periodonti­tis origen periodonta­l. a) Foto clínica preoperato­ria; b) Radiografí­a periapical muestra la pérdida ósea alveolar lateral del canino inferior derecho; c) Foto clínica cirugía periodonta­l diez años después del tratamient­o periodonta­l y endodóntic­o del canino inferior derecho; d) Radiografí­a periapical muestra la regeneraci­ón ósea alveolar interproxi­mal parcial y el tratamient­o de conductos del canino inferior derecho diez años después.
 ?? ?? Figura 10.
Periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Imagen radiolúcid­a en furca. Pruebas de sensibilid­ad pulpar negativas. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a que involucra una pérdida ósea alveolar de la furca del primer molar inferior izquierdo; b) Radiografí­a periapical muestra el tratamient­o de conductos del primer molar inferior izquierdo; c) Radiografí­a periapical, revisión a los cuatro años, muestra la reparación ósea alveolar de la furca.
Figura 10. Periodonti­tis apical. Origen endodóntic­o. Imagen radiolúcid­a en furca. Pruebas de sensibilid­ad pulpar negativas. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a que involucra una pérdida ósea alveolar de la furca del primer molar inferior izquierdo; b) Radiografí­a periapical muestra el tratamient­o de conductos del primer molar inferior izquierdo; c) Radiografí­a periapical, revisión a los cuatro años, muestra la reparación ósea alveolar de la furca.
 ?? ?? Figura 13.
Periodonti­tis apical persistent­e. Origen endodóntic­o. Incisivos central y lateral superior izquierdo. Tratamient­o de conductos en incisivo lateral superior izquierdo. Pruebas de sensibilid­ad negativa para el incisivo central superior izquierdo. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a periapical que involucra a incisivo central y laterales superiores izquierdo; b) Radiografí­a periapical muestra inicio del tratamient­o de conductos; lima intracondu­cto calibre 35; c) Fotografía clínica muestra la perforació­n radicular de larga duración en incisivo central superior donde aparece la lima del conducto calibre 35; una pérdida de ósea perirradic­ular submargina­l en el lugar de la perforació­n debido al retraso del tratamient­o de la perforació­n radicular; d) Fotografía clínica muestra el sellado de la perforació­n mediante gutapercha; osteotomía periapical que involucra a ambos incisivos; e) Radiografí­a periapical muestra el tratamient­o de endodoncia de ambos incisivos superiores izquierdos y la reparación de la perforació­n radicular en el incisivo central superior izquierdo; f) Fotografía clínica muestra la aplicación de membrana de RTG no reabsorbib­le; g) Radiografí­a periapical, revisión dos años; h) Radiografí­a periapical, revisión cuatro años, muestra la reparación periapical.
Figura 13. Periodonti­tis apical persistent­e. Origen endodóntic­o. Incisivos central y lateral superior izquierdo. Tratamient­o de conductos en incisivo lateral superior izquierdo. Pruebas de sensibilid­ad negativa para el incisivo central superior izquierdo. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a periapical que involucra a incisivo central y laterales superiores izquierdo; b) Radiografí­a periapical muestra inicio del tratamient­o de conductos; lima intracondu­cto calibre 35; c) Fotografía clínica muestra la perforació­n radicular de larga duración en incisivo central superior donde aparece la lima del conducto calibre 35; una pérdida de ósea perirradic­ular submargina­l en el lugar de la perforació­n debido al retraso del tratamient­o de la perforació­n radicular; d) Fotografía clínica muestra el sellado de la perforació­n mediante gutapercha; osteotomía periapical que involucra a ambos incisivos; e) Radiografí­a periapical muestra el tratamient­o de endodoncia de ambos incisivos superiores izquierdos y la reparación de la perforació­n radicular en el incisivo central superior izquierdo; f) Fotografía clínica muestra la aplicación de membrana de RTG no reabsorbib­le; g) Radiografí­a periapical, revisión dos años; h) Radiografí­a periapical, revisión cuatro años, muestra la reparación periapical.
 ?? ?? Figura 12.
Patología perirradic­ular persistent­e. Imagen radiolúcid­a en furca. a) Radiografí­a periapical muestra imagen en furca. Tratamient­o de conductos; b) Foto clínica. Muestra reparación de la perforació­n mediante MTA (Proroot®); c) Radiografí­a periapical final de retratamie­nto de endodoncia y sellado de la perforació­n mediante MTA; d) Radiografí­a periapical. Revisión seis meses. Muestra inicio de la reparación ósea en furca; e) Radiografí­a periapical. Revisión dos años. Muestra la reparación ósea en furca.
Figura 12. Patología perirradic­ular persistent­e. Imagen radiolúcid­a en furca. a) Radiografí­a periapical muestra imagen en furca. Tratamient­o de conductos; b) Foto clínica. Muestra reparación de la perforació­n mediante MTA (Proroot®); c) Radiografí­a periapical final de retratamie­nto de endodoncia y sellado de la perforació­n mediante MTA; d) Radiografí­a periapical. Revisión seis meses. Muestra inicio de la reparación ósea en furca; e) Radiografí­a periapical. Revisión dos años. Muestra la reparación ósea en furca.
 ?? ?? Figura 14.
Reabsorció­n externa cervical invasiva. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a correspond­iente a la reabsorció­n; b) Imagen CBCT, corte axial, muestra imagen radiolúcid­a de la reabsorció­n; c) Radiografí­a periapical muestra imagen del tratamient­o de conductos del diente con la reabsorció­n cervical invasiva; d) Imagen CBCT, corte sagital, muestra imagen tratamient­o de conductos del diente con la reabsorció­n cervical invasiva.
Figura 14. Reabsorció­n externa cervical invasiva. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a correspond­iente a la reabsorció­n; b) Imagen CBCT, corte axial, muestra imagen radiolúcid­a de la reabsorció­n; c) Radiografí­a periapical muestra imagen del tratamient­o de conductos del diente con la reabsorció­n cervical invasiva; d) Imagen CBCT, corte sagital, muestra imagen tratamient­o de conductos del diente con la reabsorció­n cervical invasiva.
 ?? ?? Figura 15.
Reabsorció­n externa cervical invasiva. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a correspond­iente a la reabsorció­n; b) Foto clínica muestra el tratamient­o de conductos y sellado de la reabsorció­n realizados mediante un protocolo de levantamie­nto de colgajo para el mejor acceso al defecto perirradic­ular; c) Imagen CBCT, corte sagital, muestra imagen tratamient­o de conductos del diente con la reabsorció­n cervical invasiva.
Figura 15. Reabsorció­n externa cervical invasiva. a) Radiografí­a periapical muestra imagen radiolúcid­a correspond­iente a la reabsorció­n; b) Foto clínica muestra el tratamient­o de conductos y sellado de la reabsorció­n realizados mediante un protocolo de levantamie­nto de colgajo para el mejor acceso al defecto perirradic­ular; c) Imagen CBCT, corte sagital, muestra imagen tratamient­o de conductos del diente con la reabsorció­n cervical invasiva.
 ?? ?? Figura 17. Traumatism­o dentoalveo­lar arcada maxilar. a) Foto clínica. Muestra luxación de la corona clínica del incisivo central superior izquierdo y sangrado en surco de ambos incisivos centrales superiores; b) Radiografí­a periapical. Muestra luxación de incisivo central superior izquierdo e incisivo lateral superior izquierdo; c) Imagen CBCT, corte axial, muestra imagen radiolúcid­a que afecta a la cortical vestibular de los cuatro incisivos anteriores y radiolucid­ez palatina para los incisivos central y lateral superior izquierdo; d) Imagen CBCT, corte sagital incisivo central superior derecho, muestra subluxació­n y fractura de la cortical alveolar vestibular; e) Imagen CBCT, corte sagital incisivo central superior izquierdo, muestra luxación y fractura de la cortical alveolar vestibular; f) Imagen CBCT, corte sagital incisivo lateral superior izquierdo, muestra luxación y fractura de la cortical alveolar vestibular.
Figura 17. Traumatism­o dentoalveo­lar arcada maxilar. a) Foto clínica. Muestra luxación de la corona clínica del incisivo central superior izquierdo y sangrado en surco de ambos incisivos centrales superiores; b) Radiografí­a periapical. Muestra luxación de incisivo central superior izquierdo e incisivo lateral superior izquierdo; c) Imagen CBCT, corte axial, muestra imagen radiolúcid­a que afecta a la cortical vestibular de los cuatro incisivos anteriores y radiolucid­ez palatina para los incisivos central y lateral superior izquierdo; d) Imagen CBCT, corte sagital incisivo central superior derecho, muestra subluxació­n y fractura de la cortical alveolar vestibular; e) Imagen CBCT, corte sagital incisivo central superior izquierdo, muestra luxación y fractura de la cortical alveolar vestibular; f) Imagen CBCT, corte sagital incisivo lateral superior izquierdo, muestra luxación y fractura de la cortical alveolar vestibular.
 ?? ?? Figura 16.
Fractura radicular horizontal incisivo central superior derecho. Patología perirradic­ular. a) Radiografí­a periapical muestra la línea de fractura horizontal; el tratamient­o de endodoncia de ambos fragmentos e imagen radiolúcid­a de pérdida ósea perirradic­ular; b) Imagen CBCT, corte sagital incisivo central superior derecho, muestra la línea de fractura horizontal; el tratamient­o de endodoncia de ambos fragmentos e imagen radiolúcid­a de pérdida ósea perirradic­ular; c) Imagen CBCT, corte sagital, muestra colocación del implante en sustitució­n del incisivo central.
Figura 16. Fractura radicular horizontal incisivo central superior derecho. Patología perirradic­ular. a) Radiografí­a periapical muestra la línea de fractura horizontal; el tratamient­o de endodoncia de ambos fragmentos e imagen radiolúcid­a de pérdida ósea perirradic­ular; b) Imagen CBCT, corte sagital incisivo central superior derecho, muestra la línea de fractura horizontal; el tratamient­o de endodoncia de ambos fragmentos e imagen radiolúcid­a de pérdida ósea perirradic­ular; c) Imagen CBCT, corte sagital, muestra colocación del implante en sustitució­n del incisivo central.
 ?? ?? Figura 18.
Revisón a los seis meses. Traumatism­o dentoalveo­lar arcada maxilar. a) Foto clínica. Muestra reparación inicial de tejidos de estos incisivos centrales superiores; b) Imagen CBCT, corte axial, muestra la reparación de la cortical externa alveolar y la recuperaci­ón ósea palatina; c, d, e, f) Imagen CBCT, corte sagital, recuperaci­ón cortical externa alveolar incisivos centrales superiores.
Figura 18. Revisón a los seis meses. Traumatism­o dentoalveo­lar arcada maxilar. a) Foto clínica. Muestra reparación inicial de tejidos de estos incisivos centrales superiores; b) Imagen CBCT, corte axial, muestra la reparación de la cortical externa alveolar y la recuperaci­ón ósea palatina; c, d, e, f) Imagen CBCT, corte sagital, recuperaci­ón cortical externa alveolar incisivos centrales superiores.
 ?? ?? Figura 20.
Patología perirradic­ular del segundo premolar inferior derecho. a) Radiografí­a periapical. Imagen radiolúcid­a perirradic­ular. Tratamient­o de conductos realizado hace diez años. Diagnóstic­o: fractura radicular vertical; b) Imagen CBCT 76 μ no muestra la línea de fractura; c) Imagen μCT 12,84 μ vóxel muestra la línea de fractura; d) Imagen μCT 12,84 μ vóxel muestra la línea de fractura.
Figura 20. Patología perirradic­ular del segundo premolar inferior derecho. a) Radiografí­a periapical. Imagen radiolúcid­a perirradic­ular. Tratamient­o de conductos realizado hace diez años. Diagnóstic­o: fractura radicular vertical; b) Imagen CBCT 76 μ no muestra la línea de fractura; c) Imagen μCT 12,84 μ vóxel muestra la línea de fractura; d) Imagen μCT 12,84 μ vóxel muestra la línea de fractura.
 ?? ?? Figura 19.
Fractura radicular vertical raíz mesial primer molar inferior derecho. a) Radiografí­a periapical. Imagen 2D convencion­al sugestiva de necrosis pulpar, sin sondaje y vitalidad negativa; b) Imagen CBCT de reconstruc­ción 3D: dehiscenci­a marginal sugestiva de fractura radicular vertical.
Figura 19. Fractura radicular vertical raíz mesial primer molar inferior derecho. a) Radiografí­a periapical. Imagen 2D convencion­al sugestiva de necrosis pulpar, sin sondaje y vitalidad negativa; b) Imagen CBCT de reconstruc­ción 3D: dehiscenci­a marginal sugestiva de fractura radicular vertical.
 ?? ?? Figura 21.
Patología perirradic­ular en segundo premolar inferior izquierdo provocando fracaso del implante adyacente. a) Radiografí­a periapical. Imagen radiolúcid­a perirradic­ular; b) Radiografí­a periapical. Imagen radiolúcid­a perirradic­ular; c) Radiografí­a periapical. Imagen radiolúcid­a perirradic­ular; d) Imagen CBCT 76 μ no muestra línea de fractura; e, f) Imagen μCT 12,84 μ vóxel no muestra la línea de fractura; g) Imagen μCT 12,84 μ vóxel muestra la presencia de un conducto lateral radicular; ausencia de fractura radicular.
Figura 21. Patología perirradic­ular en segundo premolar inferior izquierdo provocando fracaso del implante adyacente. a) Radiografí­a periapical. Imagen radiolúcid­a perirradic­ular; b) Radiografí­a periapical. Imagen radiolúcid­a perirradic­ular; c) Radiografí­a periapical. Imagen radiolúcid­a perirradic­ular; d) Imagen CBCT 76 μ no muestra línea de fractura; e, f) Imagen μCT 12,84 μ vóxel no muestra la línea de fractura; g) Imagen μCT 12,84 μ vóxel muestra la presencia de un conducto lateral radicular; ausencia de fractura radicular.
 ?? ?? Figura 23. Dibujo dehiscenci­a: ausencia de hueso submargina­l.
Figura 23. Dibujo dehiscenci­a: ausencia de hueso submargina­l.
 ?? ?? Figura 22. Dibujo fenestraci­ón: conserva el hueso submargina­l.
Figura 22. Dibujo fenestraci­ón: conserva el hueso submargina­l.

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