Documento de Consenso del I Advisory Board Español para la prevención y tratamiento de la mancha blanca cariosa en ortodoncia
La mayor concienciación social por la salud bucodental unido a los innegables progresos tecnológicos en el diseño digital y de nuevos materiales (aleaciones de última generación, polímeros más elásticos y resistentes o microimplantes) han popularizado los tratamientos de ortodoncia en todos los estratos sociales, ampliando su alcance hasta la tercera edad. La estética y eficacia biomecánica de los nuevos materiales permiten hoy tratamientos de ortodoncia rápidos, confortables y eficientes. Gran parte del diseño digital de sonrisas o las rehabilitaciones orales en el adulto pasan hoy por un tratamiento de ortodoncia previo de mayor o menor duración.
Sin embargo, no debemos olvidar que la etapa activa de tratamiento compromete, de forma temporal, la salud bucodental al modificar el ecosistema oral tanto por la presencia física de los aparatos como por el mayor acúmulo de placa bacteriana y los cambios cualitativos microbiológicos ampliamente demostrados en la literatura científica. No ser consciente de este riesgo temporal que los aparatos pueden producir en los portadores de los mismos (descalcificaciones, caries y gingivitis) puede llevar al traste los deseados objetivos de integridad, función y estética a que aspira todo tratamiento de ortodoncia. Los ortodoncistas han de ser muy conscientes de este hecho y han de poner todos los medios preventivos a su alcance para que este riesgo pasajero del tratamiento de ortodoncia no pase de ser simplemente eso, un riesgo, y no una realidad que comprometa la futura salud bucodental del paciente, el éxito clínico del profesional y el prestigio de la clínica, por no hablar de los conflictos legales que pudieran desprenderse de un manejo clínico negligente a la hora de mantener al paciente en salud durante el tratamiento de ortodoncia.
La mancha blanca, la descalcificación inicial que conduce de manera irreversible a la destrucción y cavitación del esmalte, se ha incrementado al ritmo que crecen los tratamientos de ortodoncia y los ortodoncistas necesitan hacer un alto en el camino para diagnosticarla a tiempo, prevenirla y tratar de revertir su evolución. Dada su incidencia y prevalencia y las lagunas científicas existentes sobre la mejor manera de abordar su prevención y tratamiento, hemos creado un Grupo Multidisciplinar de Expertos en el tema, bajo el auspicio de la compañía Colgate-Palmolive, para tratar de elaborar un libro blanco y los protocolos clínicos subsiguientes que den respuesta a todas aquellas preguntas que los ortodoncistas se hacen sobre este problema, intentando mejorar la información disponible en la actualidad al objeto de que el tratamiento de ortodoncia no solo sea más eficaz y seguro, sino que represente un verdadero avance en la promoción integral de la salud bucodental. Decían los clásicos que solo se ve lo que se conoce, y creemos que esta problemática no es detectada a tiempo por una evidente falta de información. Una gran parte de los profesionales descubre con horror la mancha blanca el día que se despegan los aparatos, enfrentándose a un serio problema a la hora de explicar al paciente o a sus padres las antiestéticas manchas que aparecen remarcando el espacio antes ocupado por los brackets. Es necesario, repito, aprender a ver, como decía Leonardo Da Vinci, conocer los primeros indicadores de riesgo de mancha blanca; es más, es necesario que el ortodoncista entienda que muchos de sus pacientes, bien por patología previa o simplemente por tener comprometida la higiene bucodental, deben de ser considerados de alto riesgo, de forma y manera que incrementen las medidas preventivas necesarias para que no aparezca ni se desarrolle la mancha blanca. No tenemos ningu
na duda de que esta patología y su mayor o menor incidencia en algunas clínicas es un parámetro que indica la calidad del equipo profesional. Si bien existe un vivo debate sobre cómo prevenir o revertir esta mancha blanca, hay un acuer
do unánime tanto sobre la eficacia de las medidas para su prevención como de su bajo coste, máximo cuando lo comparamos sobre sus devastadores efectos sobre el mantenimiento en salud del paciente y nuestra imagen profesional.