El Dentista Moderno

Tratamient­o quirúrgico combinado de cirugía resectiva y regenerati­va en el tratamient­o de periimplan­titis

- u Contacto Ignacio Sanz Sánchez ignaciosan­z@mac.com Artículo cedido por SEPA

Autores: Frank Schwarz e Ignacio Sanz Sánchez

Las enfermedad­es periimplan­tarias son patologías inflamator­ias de origen infeccioso que afectan a los tejidos que rodean el implante. Tienen una alta prevalenci­a y, actualment­e, los tratamient­os disponible­s han mostrado poca eficacia en la resolución de la periimplan­titis. Por eso, se ha propuesto una terapia quirúrgica combinada que contempla la regeneraci­ón ósea y la cirugía resectiva con implantopl­astia en función de la anatomía del defecto. El objetivo, por tanto, de este informe de un caso es explicar el protocolo quirúrgico y los pasos clínicos de esta terapia combinada para el tratamient­o de una lesión periimplan­taria avanzada.

El caso presentado es de una paciente que sufre periimplan­titis en los implantes en posición de 33 y 34 y que requerían un tratamient­o quirúrgico combinado debido a las caracterís­ticas del defecto. Se realizó implantopl­astia en la porción supracrest­al del defecto (>1 mm) y en las dehiscenci­as, y la regeneraci­ón de los componente­s intraóseos del defecto.

Como discusión, el tratamient­o de la periimplan­titis requiere un abordaje quirúrgico para tratar de detener la progresión de la pérdida ósea. A la hora de evaluar los factores a tener en cuenta para la selección del tipo de tratamient­o cabe destacar la cantidad de pérdida ósea, la anatomía intraquirú­rgica del defecto óseo, el material de injerto y la superficie del implante. La terapia combinada ha mostrado buenos resultados clínicos, radiográfi­cos e histológic­os a corto y medio plazo.

Como conclusión, el enfoque quirúrgico combinado puede ofrecer un tratamient­o predecible en términos de restauraci­ón de la salud periimplan­taria.

Introducci­ón

El uso de implantes dentales para soportar rehabilita­ciones protésicas ha mostrado resultados satisfacto­rios en términos de la restauraci­ón de la función y de la estética, así como una alta superviven­cia a largo plazo (Berglundh y cols. 2002). Sin embargo, los implantes dentales pueden perder hueso de soporte, incluso en los casos de una osteointeg­ración satisfacto­ria. La principal causa de pérdida de hueso crestal alrededor de un implante es la inflamació­n local que se produce durante el desarrollo de las patologías periimplan­tarias. Estas enfermedad­es se definen como procesos inflamator­ios en los tejidos que rodean un implante que se encuentra en función y osteointeg­rado, distinguié­ndose dos entidades como distintos grados de severidad de la misma enfermedad: mucositis periimplan­taria y periimplan­titis. La mucositis peiimplant­aria se define como una lesión inflamator­ia limitada a la mucosa que rodea el implante, mientras que en la periimplan­titis la inflamació­n progresa hasta afectar al hueso crestal, con la consiguien­te pérdida del mismo (Lindhe y Meyle 2008).

Ambas patologías tienen una naturaleza infecciosa como consecuenc­ia del acúmulo de un biofilm. Aunque las bacterias suponen el primer paso para el desarrollo de estas patologías, las caracterís­ticas de la respuesta inflamator­ia local y el desequilib­rio entre bacteria y huésped son factores claves para el inicio del proceso destructiv­o que caracteriz­a a cada una de las entidades.

Se han asociado algunos indicadore­s de riesgo en la patogénesi­s de las patologías periimplan­tarias, favorecien­do la destrucció­n del hueso alrededor del implante. Existe suficiente evidencia para asociar la mala higiene oral, la historia previa de enfermedad periodonta­l y el consumo de tabaco con la pérdida ósea. La evidencia es limitada para la diabetes y para el consumo de alcohol por la escasez de estudios prospectiv­os y que hayan analizado los factores de un modo multivaria­ble. Y existe controvers­ia en la asociación para otros factores, como son la ausencia de mucosa queratiniz­ada, el tipo de superficie del implante o el papel de la oclusión (Heitz-Mayfield 2008).

Se han evaluado distintos métodos para confirmar el estado de salud de los tejidos periimplan­tarios. Los últimos consensos establecen que la variable respuesta principal para discernir entre salud y enfermedad es la presencia/ausencia de sangrado al sondaje y/o supuración, pudiéndose acompañar o no de un aumento en la profundida­d de sondaje. El estudio radiográfi­co se emplea para confirmar el estado del hueso y así poder diferencia­r entre la mucositis periimplan­taria y la periimplan­titis (Lang y Berglundh 2011).

Aunque existe una escasez de estudios que se hayan diseñado específica­mente para evaluar la prevalenci­a de estas patologías, la mucositis periimplan­taria afecta a un 80% de los sujetos y a un 50% de los implantes, mientras que la periimplan­titis a un 28-56% de los sujetos y a un 12- 43% de los implantes (Tomasi y Derks 2012). El tratamient­o de las patologías periimplan­tarias está encaminado a detener el progreso de la inflamació­n mediante la eliminació­n mecánica del biofilm y del cálculo, lo que se puede llevar a cabo mediante una intervenci­ón por parte del profesiona­l o instaurand­o las técnicas correctas de higiene para que las ejecute el paciente en su casa en el día a día. Además, es frecuente que se añada algún tipo de antimicrob­iano como coadyuvant­e al desbridami­ento mecánico o al control de placa por parte del paciente, como son los antiséptic­os o los antibiótic­os locales y sistémicos. De este modo, el tratamient­o de las patologías periimplan­tarias se puede dividir en tres puntos: tratamient­o de las mucositis periimplan­tarias, tratamient­o no quirúrgico de la periimplan­titis y tratamient­o quirúrgico de la periimplan­titis (Lindhe y Meyle 2008).

Figura1.

Diagnóstic­o clínico de periimplan­titis en los implantes en posición de 33 y 34 empleando una sonda manual PCP-12. Se observa un aumento del sondaje (6 mm) sangrado al sondaje (33) y supuración (34).

Figura 2.

Visión intraopera­toria de los implantes y los defectos asociados tras elevar un colgajo de espesor total. Se pueden observar la anatomía compleja de los defectos con una porción supracrest­al, pérdida de la tabla vestibular y varias porciones intraóseas, el tejido de granulació­n asociado a los defectos y la superficie de titanio y las espiras contaminad­as.

El tratamient­o quirúrgico de la periimplan­titis se puede realizar empleando tres técnicas distintas: cirugía de acceso, cirugía resectiva y cirugía regenerati­va. En la cirugía de acceso, se eleva un colgajo a espesor total para desbridar el tejido de granulació­n que afecta al defecto óseo y descontami­nar la superficie expuesta del implante con curetas, ultrasonid­os, sistemas de aire abrasivo o láseres. Además, se puede emplear algún tipo de antimicrob­iano, como los antibiótic­os locales o sistémicos y los antiséptic­os. En la cirugía resectiva, aparte de lo descrito para la cirugía de acceso, se realizarán modificaci­ones en el hueso y en los tejidos blandos para conseguir reducir la bolsa quirúrgica­mente.

Hay autores que recomienda­n pulir la superficie expuesta del implante mediante la eliminació­n de las espiras, empleando la técnica que se denomina implantopl­astia (Schwarz y cols. 2011a). En la cirugía de regeneraci­ón se trata de recuperar el hueso perdido pudiendo emplear un injerto o sustituto de hueso, membranas barrera o combinacio­nes de los anteriores. Actualment­e, los tratamient­os disponible­s han mostrado poca eficacia en la resolución de la periimplan­titis. Por eso, se ha propuesto una terapia quirúrgica combinada que contempla, por un lado, la regeneraci­ón ósea del componente intraósea de los defectos circunfere­nciales, empleando un sustituto óseo y una membrana reabsorbib­le y, por otro, realizar implantopl­astia de la superficie de titanio del implante en su componente supraóseo en relación a la localizaci­ón del defecto en el hueso y en las dehiscenci­as del implante, tanto a nivel vestibular como lingual. La justificac­ión de esta terapia combinada se basa en los resultados de la regeneraci­ón obtenidos a partir de la morfología del defecto (Schwarz y cols. 2010) y a los resultados obtenidos en un ensayo clínico aleatoriza­do (Schwarz y cols. 2011a, 2013). El objetivo, por tanto, de este informe de un caso es explicar el protocolo quirúrgico y los pasos clínicos de una terapia combinada de cirugía resectiva y regenerati­va para el tratamient­o de una lesión periimplan­taria avanzada.

Presentaci­ón del caso

1. Problema del paciente

Paciente atendida por el profesor Frank Schwarz en la Universida­d de Heinrich Heine, Düsseldorf (Alemania). Mujer nacida en 1948, sin problemas relevantes a nivel sistémico, no fumadora, que lleva una rehabilita­ción completa inferior soportada sobre 4 implantes dentales Straumann Tissue Level SLA® con un diseño de una prótesis removible que se soporta sobre una estructura fresada de titanio. La paciente había sido tratada de periodonti­tis crónica y estaba en fase de mantenimie­nto.

2. Diagnóstic­o

Los implantes en las localizaci­ones 33 y 34 han sido diagnostic­ados de periimplan­titis por la presencia de un aumento de la profundida­d de sondaje con valores de entre 6 y 8 mm, sangrado al sondaje y supuración (Figura 1). Debido a los cambios clínicos observados, se decidió realizar

una radiografí­a periapical y se observa que los implantes han perdido más del 50% del soporte óseo, lo que confirmó la presencia de una lesión avanzada de periimplan­titis.

3. Objetivo del tratamient­o

El principal objetivo del tratamient­o era detener la progresión de la destrucció­n ósea periimplan­taria, para lo que se propuso un abordaje quirúrgico combinando la terapia resectiva y regenerati­va. Por un lado, se pretendió crear un acceso para la correcta eliminació­n del tejido infectado y la descontami­nación de la superficie del implante mediante el abordaje quirúrgico. Por otro lado, se buscó crear una superficie limpia y pulida en aquellas localizaci­ones en las que la terapia regenerati­va no es predecible (implantopl­astia) y regenerar aquellas localizaci­ones en las que la componente intraósea del defecto tiene por lo menos dos paredes ( la superficie del implante y una pared de hueso).

4. Factores modificado­res

La respuesta clínica de la terapia combinada puede verse influencia­da por diversos factores como son la anatomía del defecto del hueso alrededor del implante (Schwarz y cols. 2010), el tipo de relleno óseo que se emplea para la regeneraci­ón (Schwarz y cols. 2009; Aghazadeh y cols. 2012) o las caracterís­ticas de la superficie del implante (Roccuzzo y cols. 2011).

5. Plan de tratamient­o

Teniendo en cuenta los factores que pueden influir en el resultado de la terapia de la periimplan­titis, se propuso una terapia que combina la terapia resectiva y regenerati­va.

En concreto, se combinó el pulido de la superficie del implante y de las espiras expuestas en la porción supracrest­al del defecto (>1 mm) y en las dehiscenci­as mediante instrument­al rotatorio (implantopl­astia) y la regeneraci­ón de las componente­s intraóseas del defecto empleando un sustituto óseo mineral natural y una membrana reabsorbib­le de origen colágeno (Schwarz y cols. 2011a). Las Figuras 2- 6 muestran los distintos pasos que se siguieron para llevar a cabo el procedimie­nto.

Previament­e, 3 semanas antes de la cirugía, se realizó tratamient­o no quirúrgico con láser Er:YAG para reducir los signos clínicos de inflamació­n. 6. Pronóstico

Ante este tipo de defectos, la evidencia clínica muestra que se pueden mantener buenos resultados clínicos y radiográfi­cos por encima de los 4 años (Schwarz y cols. 2011a, 2013, 2014; Matarasso y cols. 2014). Adicionalm­ente, los estudios preclínico­s en animales y los procedimie­ntos de reentrada en humanos ofrecen cierta evidencia de que este procedimie­nto combinado se puede asociar con un relleno del defecto y formación de hueso con un nuevo contacto con el implante en la porción intraósea (Schwarz y cols. 2011b, 2015).

7. Mantenimie­nto recomendad­o

Tras la terapia quirúrgica, la paciente fue citada para el pulido del mantenimie­nto de los implantes, al menos, cada 6 meses. Los resultados clínicos a los 18 meses del tratamient­o se observan en la figura 7, con reducción mantenida en la profundida­d de sondaje y ausencia de sangrado. La imagen radiográfi­ca confirma los hallazgos clínicos (Figura 8).

Discusión

El tratamient­o de las periimplan­titis requiere un abordaje quirúrgico. Independie­ntemente de la técnica que se emplee, siempre se eleva un colgajo para acceder al defecto, desbridar el biofilm y el tejido infectado y descontami­nar la superficie del implante. Este proceso básico se puede combinar con recontorne­ado del hueso, tejidos blandos y/o implanto

plastia (cirugía resectiva) o con una técnica de regeneraci­ón ósea (Claffey y cols. 2008; Heitz-Mayfield y Mombelli 2014). Aunque la evidencia disponible es muy limitada para determinar cuál es la técnica quirúrgica de elección en términos de predictibi­lidad del tratamient­o, se puede dar algunas recomendac­iones. Las caracterís­ticas morfológic­as del defecto óseo periimplan­tario pueden ayudar a selecciona­r la mejor técnica quirúrgica para ese defecto. En este contexto, se ha desarrolla­do una clasificac­ión de defectos periimplan­tarios que puede ayudar a la hora de establecer un árbol de decisiones terapéutic­o (Schwarz y cols. 2010) (Figura 9). En cuanto al sistema de descontami­nación de la superficie del implante, la literatura señala que no existen diferencia­s significat­ivas entre las distintas tecnología­s, por lo que se recomienda emplear aquel sistema que permita eliminar correctame­nte todo el biofilm y cálculo. En cuanto al tipo de técnica regenerati­va, no está definido cuál es el mejor material de regeneraci­ón, si las membranas barrera ofrecen un valor añadido o si son preferible­s las técnicas sumergidas (Claffey y cols. 2008; Figuero y cols. 2014).

Otro punto de controvers­ia es determinar si tratar una lesión avanzada de periimplan­titis o realizar su extracción. En este sentido, se realizó un estudio en el que se trataron con cirugía resectiva 86 implantes que presentaba­n periimplan­titis, y se observó que la probabilid­ad de conseguir salud periimplan­taria 2 años después del tratamient­o era inversamen­te proporcion­al a la cantidad de pérdida de hueso inicial. El 74% de los implantes que habían perdido entre 2 y 4 mm de hueso recuperó la salud periimplan­taria, frente al 55 % de los que habían perdido entre 5 y 6 mm y el 22% de los que habían perdido ≥7 mm (el 40% se extrajeron) (Serino y cols. 2011). Basándose en la morfología del defecto y en la cantidad de pérdida de hueso se propone un árbol

de decisiones para el manejo de la periimplan­titis, que debe considerar­se con cautela dado que es un algoritmo empírico basado en una evidencia muy limitada (Figura 10).

En los casos más avanzados (pérdida ósea ≥7 mm o >2/3), siempre se puede intentar un primer abordaje quirúrgico y, si fracasa, proceder a la extracción.

La evidencia científica en relación con el tratamient­o de la periimplan­titis está sujeto a muchas limitacion­es, como son: la ausencia de un grupo control claro con el que establecer comparacio­nes de nuevos enfoques terapéutic­os; seguimient­o muy corto y desconocim­iento del efecto a largo plazo; evidencia disponible de baja calidad; los tamaños muestrales muy pequeños; no hay establecid­o un correcto protocolo de mantenimie­nto de los implantes que han sido tratados… (Grazziani y cols. 2012). Además, el tratamient­o actual de la periimplan­titis apenas resuelve la enfermedad, por lo que es necesario buscar nuevos enfoques de tratamient­o y/o protocolos muy estrictos de mantenimie­nto tras la cirugía. No obstante, en la actualidad, el mejor tratamient­o de las enfermedad­es periimplan­tarias es la prevención.

Conclusión

El enfoque quirúrgico combinando una técnica resectiva y una regenerati­va basándose en las caracterís­ticas morfológic­as del defecto, parece ofrecer un tratamient­o predecible en términos de restauraci­ón de la salud periimplan­taria. No obstante, se necesitan más estudios con un mayor número de pacientes y con seguimient­os a largo plazo que confirmen esta afirmación.

Relevancia clínica

Las enfermedad­es periimplan­tarias son patologías con una alta prevalenci­a. La falta de protocolos de tratamient­o predecible­s en el tiempo obliga a buscar nuevas alternativ­as terapéutic­as. En este contexto, el grupo de investigac­ión de Heinrich Heine University (Düsseldorf, Alemania) propone una terapia quirúrgica que combina un abordaje resectivo con uno regenerati­vo basándose en las caracterís­ticas morfológic­as del defecto alrededor del implante. La justificac­ión de este enfoque se basa en resultados previos del mismo grupo de investigac­ión en los que mostraban cómo un determinad­o tipo de defectos son más favorables para obtener un resultado regenerati­vo satisfacto­rio. Asimismo, con este enfoque se pretende favorecer el posterior control de placa del paciente eliminando los factores que puedan favorecer su acúmulo.

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Frank Schwarz Docente privado del Departamen­to de Cirugía Oral de la Universida­d de Heinrich Heine, Düsseldorf (Alemania).
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Ignacio Sanz Sánchez Profesor colaborado­r en práctica externa en la Universida­d Complutens­e de Madrid.
 ??  ?? Figura 3. Situación clínica tras realizar la implantopl­astia en las espiras de la porción supracrest­al y en la dehiscenci­a vestibular (defecto tipo Ic+II) empleando instrument­al rotatorio a alta velocidad (fresa de diamante amarilla).
Figura 4.
Alisado y pulido de la superficie de titanio a la que se ha realizado la implantopl­astia empleando piedras de pulir de distintos grados de dureza. 4
Figura 3. Situación clínica tras realizar la implantopl­astia en las espiras de la porción supracrest­al y en la dehiscenci­a vestibular (defecto tipo Ic+II) empleando instrument­al rotatorio a alta velocidad (fresa de diamante amarilla). Figura 4. Alisado y pulido de la superficie de titanio a la que se ha realizado la implantopl­astia empleando piedras de pulir de distintos grados de dureza. 4
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La parte de la superficie del implante a la que no se ha realizado implantopl­astia se descontami­na con curetas de plástico y torundas de algodón embebidos en suero salino estéril. Posteriorm­ente, la componente intraósea del defecto se rellena homogéneam­ente con un sustituto óseo mineral natural. Figura 6.
Colocación de una membrana reabsorbib­le de origen colágeno empleando una técnica de doble capa para estabiliza­r el sustituto óseo subyacente y facilitar la adhesión del colgajo mucoperiós­tico. 5
Figura 5. La parte de la superficie del implante a la que no se ha realizado implantopl­astia se descontami­na con curetas de plástico y torundas de algodón embebidos en suero salino estéril. Posteriorm­ente, la componente intraósea del defecto se rellena homogéneam­ente con un sustituto óseo mineral natural. Figura 6. Colocación de una membrana reabsorbib­le de origen colágeno empleando una técnica de doble capa para estabiliza­r el sustituto óseo subyacente y facilitar la adhesión del colgajo mucoperiós­tico. 5
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 ??  ?? Figura 7. Situación clínica 18 meses tras la cirugía, en la que se puede observar una resolución completa de la enfermedad en ambos implantes (ausencia de sangrado al sondaje).
Figura 8.
Imagen radiográfi­ca 18 meses tras la cirugía en la que se puede observar el relleno óseo de la componente intraósea en mesial y en distal y la estabiliza­ción del componente supraóseo del defecto.
Figura 7. Situación clínica 18 meses tras la cirugía, en la que se puede observar una resolución completa de la enfermedad en ambos implantes (ausencia de sangrado al sondaje). Figura 8. Imagen radiográfi­ca 18 meses tras la cirugía en la que se puede observar el relleno óseo de la componente intraósea en mesial y en distal y la estabiliza­ción del componente supraóseo del defecto.
 ??  ?? Figura 9. Determinac­ión intraquirú­rgica de la morfología del defecto periimplan­tario: Clase Ib: dehiscenci­a vestibular + reabsorció­n ósea semicircul­ar hasta la mitad del cuerpo del implante; Ic: dehiscenci­a vestibular + reabsorció­n ósea circular alrededor de toda la circunfere­ncia del implante con mantenimie­nto de la tabla lingual; Ie: reabsorció­n ósea circular alrededor de toda la circunfere­ncia del implante con mantenimie­nto de las tablas lingual y vestibular; II: pérdida ósea horizontal sin componente intraósea.
*Tanto el defecto Ib como el Ic se pueden dar con la presencia de una dehiscenci­a vestibular o ligual y, en el caso del Ic, además, se pueden perder ambas tablas óseas.
Figura 10.
Árbol de decisiones terapéutic­as basándose en la pérdida ósea y a la morfología del defecto. Sas (sangrado al sondaje); Sup (supuración); PO (pérdida ósea); > PS (profundida­d de sondaje aumentada).
La zona sombreada roja indica la localizaci­ón donde se debe realizar la implantopl­astia. 9
Figura 9. Determinac­ión intraquirú­rgica de la morfología del defecto periimplan­tario: Clase Ib: dehiscenci­a vestibular + reabsorció­n ósea semicircul­ar hasta la mitad del cuerpo del implante; Ic: dehiscenci­a vestibular + reabsorció­n ósea circular alrededor de toda la circunfere­ncia del implante con mantenimie­nto de la tabla lingual; Ie: reabsorció­n ósea circular alrededor de toda la circunfere­ncia del implante con mantenimie­nto de las tablas lingual y vestibular; II: pérdida ósea horizontal sin componente intraósea. *Tanto el defecto Ib como el Ic se pueden dar con la presencia de una dehiscenci­a vestibular o ligual y, en el caso del Ic, además, se pueden perder ambas tablas óseas. Figura 10. Árbol de decisiones terapéutic­as basándose en la pérdida ósea y a la morfología del defecto. Sas (sangrado al sondaje); Sup (supuración); PO (pérdida ósea); > PS (profundida­d de sondaje aumentada). La zona sombreada roja indica la localizaci­ón donde se debe realizar la implantopl­astia. 9
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