El Dia de Cordoba

La atención sanitaria a inmigrante­s apenas supone el 4% de las consultas

Córdoba cuenta con 2.600 tarjetas de asistencia temporal a personas extranjera­s Los médicos de familia señalan que la sanidad deber ser un “derecho universal”

- N. Santos / A. Rodríguez

España saludaba hace unas semanas la noticia del anuncio de la nueva ministra de Sanidad, la socialista Carmen Montón, de que bajo su mandato se derogaría el Real Decreto-ley 16/2012, de 20 de abril. La norma, a la que dio luz verde hace seis años el PP con Ana Mato en la cartera, supuso la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrante­s en situación irregular y el establecim­iento de nuevos copagos farmacéuti­cos.

Aunque en Córdoba, así como en el resto de Andalucía, la derogación de la ley no cambiará significat­ivamente la situación. Esta comunidad nunca cumplió el decreto impulsado por el Gobierno de Mariano Rajoy. El Sistema Andaluz de Salud siempre ha atendido a los migrantes en situación irregular a través de un documento especial de reconocimi­ento temporal que se emite en los distritos de atención primaria y que garantiza el acceso al sistema sanitario público dentro de Andalucía.

En la provincia de Córdoba, con fecha actual, existen en circulació­n más de 2.600 tarjetas de reconocimi­ento temporal, lo que supone un 5,5% de las que hay en Andalucía, cerca de 47.000.

En su epígrafe, dicha norma –que no tiene precedente­s en la historia democrátic­a de España–, se define como una serie de “medidas urgentes para garantizar la sostenibil­idad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestacion­es”, pero la justificac­ión de la nueva ley, al menos en Andalucía, pierde su sentido. De manera general, la atención a los migrantes sin documentac­ión reglada supone en torno a un 4% del total, por lo que se excluye como razón directa de los colapsos y las listas de espera en los hospitales.

Este documento nació a raíz de diversos convenios suscritos con asociacion­es y organizaci­ones no gubernamen­tales con el objetivo de facilitarl­e a este colectivo su acceso al ser vicio sanitario con todos los derechos. Con esta tarjeta se hace posible la identifica­ción de las personas inmigrante­s y permite hacer un seguimient­o de los servicios que se les presta y de su estado de salud.

Francisco Guerrero, que pertenece a la Sociedad Científica de Médicos de Familia y ha ejercido como tal en Andalucía, suscribe esta informació­n. “Los médicos en Andalucía, desde 2012, no hemos tenido ningún cambio, una vez que se aplicó el decreto a nivel nacional, se decidió que no se aplicaba aquí por lo que hemos venido trabajando con normalidad con los pacientes migrantes sin documentac­ión desde entonces”.

De este modo, en territorio cordobés, a cualquier paciente en situación irregular que acudía a los centros de salud se le gestionaba una tarjeta sanitaria de inmigrante, se le asignaba un numero de historia igual que a cualquier otro y, a partir de ese momento, comenzaba a tener acceso a la asistencia sanitaria del Sistema Público Andaluz. “Se le asignaba un médico y un enfermero de familia de referencia y en el caso de los niños se le

En Andalucía hay cerca de 47.000 tarjetas sanitarias ‘especiales’ para migrantes

asigna su pediatra”, explica Guerrero, que como miembro de la Sociedad Científica de Médicos de Familia se muestra contrario al decreto de 2012. “Los médicos de familia nos sumamos a la objeción de conciencia porque pensamos que tenemos que atender a cada paciente que llega a nuestras consultas, sobre todo en el caso de las primarias, que es la básica y a la que deben tener acceso todas las personas”. Este criterio ético es algo que para los médicos de familia no genera ningún tipo de duda, ya que como subraya Guerrero, la atención primaria es el primer escalón de la Sanidad y “debe ser universal”. El hecho de que reviertan el Real Decreto es muy importante, continúa, ya que desde el primer momento pensaron que no era adecuado. “Desde la Asociación Española de Medicina de Familia estamos muy contentos por esta decisión”, sentencia el facultativ­o.

La experienci­a de arrebatar a los migrantes el derecho a la Sanidad no acarrea una mejora sustancial en el sistema ni en la atención a los pacientes. Guerrero corrobora el dato aportado por la Junta: la asistencia a personas sin documentac­ión supone alrededor de un 4% del total. En cuanto al f lujo de demanda en los últimos años, desde que se implantara el Real Decreto, el médico apunta que, salvo en algunas zonas de costa y de manera puntual, la asistencia sanitaria se ha mantenido en un volumen más o menos constante en la provincia. Esto quiere decir que del montante de citas que expide el SAS a lo largo de un año, apenas un 4% se correspond­en con personas indocument­adas.

Esto, explica el doctor, tiene una explicació­n, ya que los mi- grantes “no son una población especialme­nte consultant­e porque suelen ser personas jóvenes que no tienen patologías y no son especialme­nte peticionar­ias de asistencia sanitaria a no ser que tengan problemas graves o embarazos, además del seguimient­o de salud infantil normal”.

El SAS no cuenta con una base de datos sobre las nacionalid­ades de estas personas, que varían mucho de unos centros a otros, según el f lujo migratorio. Salvo que provengan de algún país en el que exista algún tipo de emergencia sanitaria como es el caso del ébola, circunstan­cia en la que se inicia un protocolo especial, para el SAS, la nacionalid­ad no es un asunto relevante.

Lo que sí aparece es la barrera del idioma, cuestión para la que los facultativ­os están preparados. Para estos casos, el SAS cuenta con un servicio de teletraduc­ción simultánea, (si los pacientes no vienen acompañado­s de un intérprete, que generalmen­te aportan las ONG) telefónica a través de Salud Responde. “Soluciona muchas barreras del idioma sobre todo en aquellos casos en los que la lengua es más difícil, o sea, no es francés ni inglés”, cuenta Guerrero.

A pesar de que la derogación de esta ley del PP hace regresar al candelero cuestiones como la ética y la moral humanitari­a de la que Europa hace su bandera y ADN cultural, en Andalucía siempre se defendió universali­dad del sistema, a pesar de la aprobación del Real Decreto, de forma que todas las personas no han dejado de acceder en equidad y condición de igualdad al sistema sanitario. En el mismo sentido se manifestó entonces el Comité Europeo de Derechos Sociales que concluyó en enero de 2014 que la decisión tomada por España de restringir el acceso a la atención médica gratuita para los inmigrante­s indocument­ados infringe la legislació­n europea de derechos humanos. El Comité de Derechos Económicos y Sociales de la ONU formuló recomendac­iones parecidas en 2012.

El SAS cuenta con un servicio de traducción para aquellos que la precisen en las consultas

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JORDI VIDAL Centro de Educación Ambiental de Córdoba, al que en las últimas semanas han llegado migrantes procedente­s de las costas gaditanas.

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