El Dia de Cordoba

¿Clichés derribados o puesta en escena?

● El ambiente festivo en las calles, la ausencia de incidentes y los estadios modernos acallan a quienes miraban con escepticis­mo al anfitrión ruso

- Tomas Rudich (Dpa) MOSCÚ

Estadios modernos, ambiente festivo en las calles, ningún tipo de incidente ni problema organizati­vo, anfitrione­s cálidos y hospitalar­ios y hasta una policía amable. Pese a las críticas y el escepticis­mo de muchos países en Occidente, todo funcionó en Rusia durante el Mundial. ¿Derribó entonces el torneo algunos clichés? ¿O sólo fue una gran puesta en escena?

El presidente de la Federación Internacio­nal de Fútbol Asociado (FIFA), Gianni Infantino, no tiene dudas sobre la respuesta.“Este Mundial ha cambiado la percepción del mundo sobre Rusia. Un millón de personas vinieron y han descubiert­o un país bonito, receptivo, muy rico en cultura e historia”, valoró el dirigente sobre su primer gran torneo como líder del organismo. “Las opiniones preconcebi­das han cambiado gracias a esta competició­n. Se ha visto la naturaleza real de la gente de Rusia”, comentó.

Guste o no el presidente Vladimir Putin, el país anfitrión superó con éxito su prueba de fuego. Basta comparar con lo sucedido hace cuatro años en el Mundial de Brasil, donde los estadios estuvieron listos a último momento y hasta cayó un puente en Belo Horizonte en pleno torneo. O lo ocurrido dos años atrás en la Eurocopa de Francia, donde los violentos incidentes entre ultras generaron imágenes escandalos­as que recorriero­n el mundo.

De los temidos hoolingans rusos o de otros países no hubo ni siquiera noticias. La Plaza Roja y las calles de Moscú y de las otras diez sedes ofrecieron un clima de permanente fiesta desde que el balón comenzó a rodar el 14 de junio, con el partido entre Rusia y Arabia Saudí. Los ciudadanos rusos recibieron alegres la llegada de aficionado­s de todo el planeta, especialme­nte latinoamer­icanos, y demostraro­n que la imagen inf lexibles no se correspond­e del todo con la realidad.

El FAN-ID, el sistema empleado para identifica­r con una acreditaci­ón a cada uno de los espectador­es que acceden a los estadios, funcionó en forma eficiente. Fue un torneo hipervigil­ado, sí, pero la Policía rusa actuó siempre con proporcion­alidad y no se informó de ningún tipo de abuso.

A pesar de tratarse del país más grande del mundo, el desplazami­ento entre sedes ubicadas en algunos casos a miles de kilómetros de distancia funcionó relativame­nte bien. Los aeropuerto­s fueron remodelado­s y se habilitaro­n trenes gratuitos de cara al traslado de aficionado­s y periodista­s, aunque en ocasiones con viajes de más de 20 horas.

Lo que no se pudo evitar es el clásico de cada gran evento: el abuso de precios en hoteles y alojamient­os, con múltiples cancelacio­nes de último momento para volver a ofrecer la misma cama a un valor mayor. La barrera idiomática también fue un problema en algunas sedes, sobre todo en las más pequeñas, aunque muchos recurriero­n a las aplicacion­es de traducción.

“Nos alegramos de que nuestros visitantes hayan comprobado con sus propios ojos que sus mitos y prejuicios no son verdad”, declaró Putin en una gala en el teatro Bolshoi de Moscú en la que se mostró agradecido a la FIFA. “Gracias por creer en Rusia como un país que cumple su palabra, que respeta a sus socios y que defiende las reglas del deporte”, añadió el político.

Putin e Infantino pueden estar satisfecho­s. El presidente ruso pudo llevar adelante uno de sus proyectos más ambiciosos en un momento en el que su imagen internacio­nal se encuentra seriamente cuestionad­a. E Infantino pudo devolver la atención al fútbol después de los numerosos escándalos de corrupción que salpicaron a la FIFA hace unos años.

El gran interrogan­te, no obstante, es qué sucederá una vez que el circo pase y Rusia vuelva a la realidad. Los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi 2014 también fueron un éxito organizati- vo, pero tiempo después se destapó una enorme trampa de dopaje que oscureció al deporte ruso.

Tras el Mundial 2018 quedarán enormes estadios que difícilmen­te se llenen en la liga rusa. De hecho, sólo seis de los 12 recintos se utilizarán en la competició­n local. Quedará también, en un plano diferente, un fuerte aumento en la edad de jubilación dispuesto por el Gobierno en mitad de la competició­n.

Como legado positivo, hay que apuntar también importante­s obras de infraestru­ctura, aunque sin dejar de considerar que el coste del Mundial llegó a los 12.000 millones de dólares, siendo el más caro de la historia.

También quedará, por supuesto, una enorme pasión por el fútbol entre los rusos. No es que el fútbol fuera impopular en el país anfitrión, pero la gran actuación de la Sbornaya de Stanislav Cherchesov, con su pase a los cuartos de final, y el fervor de los cientos de aficionado­s que llegaron procedente­s de todo el mundo, marcarán un antes y después en Rusia. Al menos en lo deportivo.

Para Gianni Infantino, el Mundial ha dejado ver “la naturaleza real” de la ciudadanía rusa

 ?? ALEXEI DRUZHININ / EFE ?? Vladimir Putin, junto al presidente de la FIFA, Gianni Infantino –a la derecha–, en el palco del Bolshoi el sábado.
ALEXEI DRUZHININ / EFE Vladimir Putin, junto al presidente de la FIFA, Gianni Infantino –a la derecha–, en el palco del Bolshoi el sábado.

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