El Dia de Cordoba

Ciudadanos no apoyará a Susana Díaz aunque se repitan los comicios

La líder del partido naranja en Cataluña, Inés Arrimadas, se suma a la contundent­e advertenci­a en la que su candidato, Juan Marín, está basando su campaña del 2-D

- Juan Manuel Marqués Perales

A los naranjas les falta decir: ¿qué parte del no no ha entendido señora Díaz? La líder de Ciudadanos en Cataluña, la jerezana Inés Arrimadas, entonó ayer el leit motiv que acompaña a su compañero Juan Marín en sus últimas intervenci­ones: los naranjas no volverán a investir a Susana Díaz como presidenta de la Junta. ¿Incluso si eso conlleva una repetición de las elecciones del 2 de diciembre? Sí, fue la respuesta de Arrimadas, quien intervino en un acto organizado por la Cámara de Comercio de Sevilla.

Los empresario­s se comen a besos a Arrimadas, catalana y andaluza, no lo pueden disimular: a ellos les gustaría que fuese la candidata a la Presidenci­a de la Junta. Con empaque y contundenc­ia, viene de ganar en el territorio comanche del este español. La estudiante de la Pablo Olavide, la niña de Jerez, es la nueva Juana de Arco. Y como los empresario­s, hay muchos andaluces. Pero el candidato no es Arrimadas, sino Juan Marín. Y el de Sanlúcar tiene el encargo de Albert Rivera de superar al PP en el sur. Por eso se tiene que desprender de toda sombra de socia del socialismo.

¿Hasta qué punto se puede dar por cierto que Juan Marín no volverá a apoyar a Díaz? Ya se sabe que los políticos salen a las elecciones a ganar, a no pactar con nadie y a olvidar pronto esas posturas maximalist­as, pero Ciudadanos está firmando una enorme hipoteca para después del 2 de diciembre. No pactará con Susana Díaz.

El presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, Francisco Herrero, le puso la alfombra a Juan Marín para conducirlo has- ta donde los empresario­s desean: que se comprometa con la estabilida­d de la comunidad. Le pidió la misma sensatez y capacidad de diálogo que Ciudadanos ha tenido hasta ahora, pero el candidato naranja le replicó: “Paco, no te preocupes, seremos sensatos y dialogante­s, pero no podemos ser conformist­as”. “Esto pasa por el cambio de Gobierno en esta tierra”, añadió.

Es decir, el no a Susana se mantiene y, cada día que pasa, el compromiso es más público y, por tanto, más difícil de incumplir. Inés Arrimadas respalda la posición de Juan Marín, incluso si hubiese que celebrar otras elecciones. Una vez que se cons- tituya el Parlamento el 27 de diciembre, su nuevo presidente deberá proponer a un candidato a la Presidenci­a. A partir de la primera votación de investidur­a, se abre un plazo de dos meses; si no hubiese presidente, se repetirían las elecciones.

Nunca ha ocurrido en Andalucía; sí en España, donde Pedro Sánchez llevó su negativa a Rajoy hasta el extremo que la mitad de su partido terminó por echarlo.

Ciudadanos también aseguró en la campaña electoral de las generales que nunca respaldarí­a a Mariano Rajoy como presidente. Albert Rivera lo repitió hasta la saciedad, no se podía compromete­r con su pasado, pero al final fue quien le respaldó, no sin antes intentarlo con el PSOE. Lo mismo sucedió en Andalucía en 2015. Marín tampoco iba a apoyar a Susana Díaz, pero, al final, y tras echar a Chaves y a Griñán de sus escaños, se avino al pacto.

El parlamenta­rismo español se ha convertido en algo muy diverso, pero las formacione­s no asumen que sea pluralidad lleva, forzosamen­te, al pacto. De no ser, claro está, que quieran convertir la democracia en una sucesión de elecciones e inestabili­dades, un fracaso. El giro de Ciudadanos sobre Susana Díaz se debe a una estrategia nacional. Albert Rivera lo ha explicado a periodista­s madrileños, y Arrimadas argumenta que se trata de una decisión de la dirección de Madrid, aunque ella matiza que procede de Marín.

A quienes no ponen veto en Ciudadanos es al PP. Juan Marín pactaría con los populares para cambiar de gobierno en Andalucía, pero cree que su candidato contrincan­te, Juanma Moreno, “ha tirado la toalla”. Ciudadanos estaría encantado de que el PP pudiera sumar con ellos y hacer presidente a Marín –es tan obvio que es una estupidez recordarlo–, pero miembros de la dirección nacional naranja también sostienen lo contrario. Si PP y Cs sumasen y los populares fuesen los primeros, sería imposible oponerse al cambio.

Sin embargo, la realidad demoscópic­a del momento apunta que PP y Ciudadanos no suman esos 55 escaños necesarios. Ni las encuestas publicadas ni los sondeos internos de PSOE, CS y PP así lo indican. Para ello Juan Marín tendría que arrancarle más votos a los socialista­s. Y Ciudadanos no tiene ni el líder andaluz para ello ni la red territoria­l para alcanzar a toda la Andalucía rural. ¿Cómo se combate esto? Pues con la presencia, nada gratuita, de Arrimadas, la Juana de Arco que le ganó a los nacionalis­tas, a pesar de TV3, la Rac, el clientelis­mo convergent­e y la histórica pasividad de los españolist­as en las elecciones autonómica­s catalanas.

Arrimadas, por así decirlo, va de número dos de Marín y Albert Rivera, en esta lista cremallera virtual, de tres. Ése es el cartel naranja para la campaña electoral. Pedro Sánchez no acompañará a Susana Díaz ni Pablo Iglesias a Teresa Rodríguez, y Casado tampoco, porque no querrá vincular su suerte a la de Juanma Moreno. En eso, Ciudadanos es diferente.

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JOSÉ ÁNGEL GARCÍA Juan Marín, Inés Arrimadas y Francisco Herrero.

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